La Voz del Interior

A falta de curas, buenos son los diáconos

53 varones, casi todos casados y con hijos, se forman para esta vocación religiosa singular. En la provincia, existen 38 diáconos que son clérigos, no pueden dar misa pero sí bautizar.

- Javier Cámara y correspons­alías ciudadanos@lavozdelin­terior.com.ar

Parece una vocación religiosa nueva, “adaptada” a la “modernidad líquida” en la que ningún compromiso, y menos aún el celibato, parece ser para siempre. Pero nada que ver. El diaconado, este servicio de hombres generalmen­te casados y con hijos, que se forman y se convierten en clérigos para colaborar con sacerdotes y obispos, tiene tantos años como la Iglesia Católica, es decir más de 20 siglos. Y encuentra fundamento en el Nuevo Testamento que para los católicos es “Palabra de Dios”.

Durante mucho tiempo, cuando los presbítero­s o los “curas” –como les dice la gente– fueron suficiente­s, casi no hubo necesidad de “colaborado­res” o “servidores” para la evangeliza­ción; algo que ahora, como lo admite la propia Iglesia ante la escasez de vocaciones sacerdotal­es, es prioritari­o. Los diáconos ocupan ese lugar, el de “servidores” de acuerdo con el significad­o de su denominaci­ón. No pueden presidir la Eucaristía, es decir, consagrar el pan y el vino, y tampoco confesar y confirmar. Pero sí pueden administra­r el bautismo, dar la comunión y presidir el matrimonio, para lo que tienen experienci­a propia, porque casi todos ellos son casados, con hijos y –muchos– también con nietos.

En los últimos años se ha producido una verdadera explosión de vocaciones al diaconado permanente. Por estos días, son 53 los que se preparan para serlo: 25 en la arquidióce­sis de Córdoba; 21 en la diócesis de Río Cuarto; y siete en la diócesis de Cruz del Eje.

En cambio, los que aspiran a ser sacerdotes son menos: 42 en los dos seminarios del clero secular que hay en la provincia. A saber: 17 en el de la ciudad de Córdoba, y 25 en el de Río Cuarto, donde estudian, además, los seminarist­as de las diócesis de San Francisco y de Villa María.

El padre Francisco Bissio, a cargo de la formación de los futuros diáconos permanente­s en Córdoba está muy contento con la experienci­a. Y dice que si los que se están formando para ser diáconos resultan tan buenos como los que ya lo son, “será una enorme riqueza para la Iglesia y para Córdoba, una verdadera bendición de Dios”.

Para Bissio, “definir el diaconado desde lo funcional, es decir desde lo que pueden o no pueden hacer en la liturgia, es desmerecer esta vocación”. Y agregó: “En lo pastoral, están demostrand­o ser auténticos animadores comunitari­os que colaboran con los párrocos, y que siguen el ejemplo de Jesús porque acompañan a todos los que pueden, sobre todo a los que sufren y a los pobres”.

Además, Bissio destacó que casi todas esas tareas “las hacen con el apoyo, la compañía y la oración de las esposas y de las propias familias, conforme su vocación particular”. En las otras diócesis En la diócesis de Río Cuarto hay 14 diáconos ordenados, de los cuales nueve viven en esa ciudad, aunque dos son muy mayores y no están en actividad. Los otros cinco se desempeñan en las localidade­s de Alcira Gigena (Alberto Roselli, periodista de Cadena 3), en Las Higueras, Canals, Adelia María y Holmberg.

En etapa formativa hay 21 hombres: seis aspirantes que están cumpliendo la primera etapa de formación que dura entre uno y dos años. Mientras que otros siete están cursando los tres años que correspond­en a la fase intermedia de estudio. Ocho más están en la tercera etapa de formación que dura entre uno y dos años más.

La diócesis de Cruz del Eje tiene 10 diáconos permanente­s, a los que pronto se sumarán cuatro más que se ordenarán el 21 de agosto. Además, hay otros tres en formación inicial. Hasta 2008, hubo sólo uno en toda la región: Ángel Lasala, de un protagonis-

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