Aumenta la tensión por la crisis y el aislamiento en Venezuela
Mientras más países se suman a las críticas por el proceso constituyente unilateral de Maduro, se agrava la situación económica. Máxima incertidumbre: un país al borde de quedar con dos legislaturas y dos justicias.
Las máximas figuras del chavismo se llamaron a silencio ayer luego de que, en la madrugada, el presidente Nicolás Maduro se congratuló por el cierre de unos comicios unilaterales para definir un proceso sin reglas compartidas y sin consenso para reescribir –sin plazo ni temario– una nueva Constitución. Y de paso reemplazar con la asamblea constituyente al Congreso (Asamblea Nacional), que domina la oposición y a la que la Justicia chavista ya le quitó sus atribuciones.
Maduro reprendió a los escasos medios de comunicación privados que subsisten en Venezuela a través de la mención de la cadena Televen, amenazó a los opositores (“Algunos terminarán en una celda y otros en un psiquiátrico”, dijo) y anticipó que declarará “en emergencia” a la Fiscalía General, uno de los cinco poderes del Estado cuyo control perdió.
Ortega es la jefa de los fiscales y había sido designada allí por su chavismo acérrimo. Pero cuando el madurismo comenzó a quemar su respaldo popular, comenzó a realizar fuertes críticas. Ayer, la funcionaria dijo que iniciará una investigación por delitos de lesa humanidad porque la convocatoria “inconstitucional” de Maduro a la Constituyente violó “el sagrado derecho de soberanía” y ocasionó muertes y delitos como amenaza y extorsión. Dijo que Maduro expuso su “ambición dictatorial”. Que desde marzo (cuando el chavismo vació de funciones al Poder Legislativo) hubo 121 muertes, de las cuales 25 por ciento fueron por acción de los cuerpos de seguridad y 60 por ciento, provocadas civiles armados contra los manifestantes.
Y también dio por hecho que el Gobierno “amenazó y extorsionó” a funcionarios y ciudadanos con la pérdida de empleos y de beneficios sociales para obligarlos a votar. “Son delitos de lesa humanidad. Eso yo no puedo ni debo dejar impune”, sentenció.
Los opositores de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) retomaron los cortes de calles y reiteraron su convicción de que hubo un fraude. Nadie cree que, con niveles de popularidad por debajo del 20 por ciento, Maduro haya logrado el respaldo de la segunda mayor cantidad de votos de todas las elecciones que protagonizó el chavismo, sólo superada por la elección del mismísimo Hugo Chávez cuando ganó la presidencial de 2012 (ver infografía).
Pero el agotamiento también se notó en este bando. Ayer hubo relativa paz (tras las 15 muertes violentas sucedidas en las 24 horas previas al cierre de los comicios) y la oposición anunció que se dedicó a preparar una concentración en el este de Caracas, el fin de semana, para “honrar a los muertos”.
Corina Machado, de Vente Venezuela, sostuvo: “Cometieron un fraude monumental y sangriento y eso selló su final. Ellos lo saben, así que nadie lo dude”.
El presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, consideró que Venezuela amaneció ayer “más dividida”.
En efecto, el país parece haber ingresado en un terreno en el que incluso podrían coexistir (de forma violenta o no, pero seguramente de manera disfuncional) dos sistemas judiciales y dos sistemas legislativos, como expresó ayer el politólogo cordobés Daniel Zovatto (ver entrevista). En efecto, la Asamblea Nacional (el Congreso) designó hace unas semanas a 33 jueces, dado que tiene las atribuciones para hacerlo. Pero ni el Ejecutivo ni la Justicia (dominada por el chavismo) los reconocen. Al contrario: la Corte Suprema chavista quitó sus atribuciones a la Asamblea y Maduro se apresta a formar una AsamLuisa blea Constituyente originaria (es decir, sin límites de tiempo ni temario ni atribuciones) que podrá sustituir a la Asamblea Nacional.
La incertidumbre es tal que surgió una pregunta ante la presencia de la Guardia Nacional Bolivariana custodiando el edificio del Poder Legislativo: ¿a cuál de las dos asambleas le entregará la sede? El Gobierno señaló que allí deberá sesionar la Constituyente.
El suspenso acerca de qué leyes y de qué Justicia regirá en Venezuela no es nuevo pero se agiganta. Ayer fue claro el alineamiento de muchos países. Mientras los occidentales tendieron a desconocer la elección (ver infografía en página 5), Rusia defendió al régimen de Maduro. Y China no dijo nada. Ambos países tienen fuertes compromisos financieros con Venezuela. Vladimir Putin fue el último prestamista que consiguió Caracas y la estatal rusa Rosneft quería respaldar esos fondos con los activos de Citgo (refinería perteneciente a PDVSA en Estados Unidos) o con concesiones petroleras que, de otorgarse, serían borrar con el codo lo que Chávez escribió con la mano. Y además se necesita para eso un permiso de la Asamblea Legislativa. China prestó miles de millones de dólares, que Venezuela le devuelve en barriles de crudo.
En tanto, la ya grave situación económica se acentúa. Ricardo Hausmann, un famoso y reconocido economista internacional que fue ministro de Planificación de Venezuela antes del chavismo, expuso ayer números dramáticos: según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el producto interno bruto (PIB) de Venezuela es, en 2017, 35 por ciento inferior al de 2013. Es casi 40 por ciento menor si se lo mide per capita. Hausmann remarcó que tal contracción es superior a la sufrida por Estados Unidos en los cuatro años que siguieron a la Gran Depresión y a la de Rusia tras el colapso soviético, entre 1990 y 1994.
“Entre 2012 y 2016, las exportaciones de petróleo se desplomaron 2.200 dólares per capita, de los cuales 1.500 obedecieron al declive del precio del crudo”, dijo. En otras palabras: no es sólo por la caída de precios, sino porque Venezuela produce cada vez menos crudo, con el que el chavismo se acostumbró a comprar afuera todo lo demás que se dejaba de producir dentro por el intervencionismo estatal.
Por eso ayer el chavismo tuvo al menos un respiro. Fue cuando la Casa Blanca anunció la sanción simbólica del gobierno de Donald Trump, que lo consideró ya “un dictador”, pero sólo decidió congelar los bienes que él personalmente pueda tener en ese país. Estados Unidos seguirá comprándole crudo a Venezuela (es el único gran cliente que le paga cash) y seguirá vendiéndole refinados que PDVSA necesita para rebajar el crudo pesado que produce. Sólo así puede seguir vendiéndolo a muchos otros países.