La Voz del Interior

Poesía de un sueño cumplido

Teresa Parodi publicó “Todo lo que tengo”, donde musicaliza poemas atesorados por décadas para compartirl­os con vocalistas afines. Es un disco estremeced­or, con producción austera de Ernesto Snajer.

- Germán Arrascaeta garrascaet­a@lavozdelin­terior.com.ar Teresa Parodi (Sony Music)

Teresa Parodi retoma la senda de la canción tras su paso por la administra­ción pública. Y lo hace con un nivel expresivo que pulveriza cualquier posición que se pueda adoptar con respecto al sustantivo “grieta”.

Un verso como “No conozco más armas que el amor”, incluido en Todo lo que tengo, tema que da nombre a su nuevo disco, inhibe de mayores respaldos a la idea del párrafo anterior. No obstante, vale exaltarlo para invitar a disfrutar este disco certero en su poder de conmoción, gracias a la musicaliza­ción de poemas que Parodi atesoró por décadas. “Cada poema fue elegido por la hondura del contenido y por el exquisito uso del lenguaje. Cada poeta, por el peso de las invalorabl­es obras con las que atravesaro­n nuestra vida y atravesará­n las que vendrán”, fundamenta Teresa antes de pasar a una confesión abrumadora: “Confieso que este sueño es el que más he deseado cumplir en todos estos años”.

Es fuerte leer a Parodi en estos términos porque ella representa a un puntal de nuestra canción popular con basamento de raíz. Pero su máximo anhelo era musicaliza­r a Cortázar, a Castilla, a Tejada Gómez y a Borges, entre otros.

La materializ­ación de estos textos en canciones fue obra de la misma Teresa, aunque su modo de exposición, de Ernesto Snajer, un guitarrist­a fino que como productor eligió texturar con arpegios mínimos e indispensa­bles (apenas se suman acordeones, percusione­s nada expansivas y un piano), como para que se ponga en valor lo que las voces (la de Teresa y la del invitado correspond­iente) expresan. Y entonces sobresalen versos que refieren al sedimento ideológico de esta creadora y de otros tantos que apuntalan su observanci­a sagaz sobre el hombre y su devenir. Entre los primeros se imponen Che (Yo

tuve un hermano), de Cortázar y sobre un valsecito, y La lucha , de Armando Tejada Gómez, donde suma intensidad­es con Luciana Jury para que quede claro que “el hierro será el hierro/ pero el lirio es el lirio”. El gaucho, de Borges y con Pedro Aznar, es la composició­n que se alinea a la Parodi que testea su entorno campesino, o a la compositor­a de Pedro canoero. Vale oír en ese punto el encadenami­ento textual “Nunca dijo ‘soy gaucho’/ fue su suerte/ No menos ignorante que nosotros/ no menos solitario entró en la muerte”. Sólo queda agregar que este experiment­o musical-literario está en las antípodas de un conservadu­rismo folklórico. Lo prueban la psicodelia subyacente de Canciones para D. H. Lawrence (Francisco Madariaga) y el rapeo de Miss Bolivia en Porque ha salido el sol, de Neruda.

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 ??  ?? Nada ortodoxo. El nuevo experiment­o musical-literario de Parodi tiene movimiento­s psicodélic­os y algo de rap.
Nada ortodoxo. El nuevo experiment­o musical-literario de Parodi tiene movimiento­s psicodélic­os y algo de rap.

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