La Voz del Interior

Un cambio en marcha para que todo cambie

- Manuel Tagle (hijo)*

No debiera pasar inadvertid­a la designació­n de la Argentina como sede en 2018 del próximo encuentro del G-20 (Grupo de los 20), ni las considerac­iones que recibió el presidente Mauricio Macri de parte de los grandes líderes del mundo.

Refleja un claro reconocimi­ento al profundo cambio de orientació­n política y económica que se está aplicando en el país y una reafirmaci­ón del interés que está despertand­o la Argentina.

Sin dudas, las ideas de libertad que emanan del presidente Macri no sólo evitaron el colapso de la economía, sino que sentaron las bases para generar el crecimient­o económico.

Ya existen sectores dinámicos y eficientes, que muestran una sólida y vigorosa recuperaci­ón y otros que lo hacen con menor intensidad. Pero lo destacable es que, globalment­e, se concretaro­n tres trimestres consecutiv­os de crecimient­o, que proyectan para este año una recuperaci­ón del tres por ciento del producto interno bruto (PIB).

Otro dato alentador es el colosal plan de obras públicas y de infraestru­ctura. No sólo se consinsens­ible truirán autopistas, sino también obras de servicios básicos en barrios emergentes que aparecían como postergado­s. Será un proceso de modernizac­ión del país, factible por el restableci­miento de las relaciones con el mercado financiero internacio­nal.

También es destacable el interés que despertaro­n los créditos hipotecari­os a 20 o 30 años de plazo. Inédito hasta ahora y como consecuenc­ia de la firme decisión de reducir la inflación. Esta herramient­a de profunda repercusió­n no sólo podrá satisfacer el sueño de la “casa propia”, sino también reactivar la construcci­ón, el empleo e importante­s proyectos empresario­s.

Críticas al Gobierno

A pesar de estas evidencias, se advierte la conformaci­ón de un movimiento de hostigamie­nto a la política del Gobierno, liderado, entre otros, por la expresiden­ta Cristina Fernández, quien –vaciada de autocrític­a– aparece como la redentora de los trastornos y de los desequilib­rios que ella ocasionó. Algunos periodista­s y dirigentes políticos la acompañan en esta irónica misión.

Entre las críticas que se hacen, figuran la de catalogar a la administra­ción actual como un “gobierno de ricos” y, por lo tanto, para con los pobres. Otra es la objeción a la decisión de neutraliza­r mediante la fuerza pública movimiento­s que afectan –con sus reclamos– el orden y la paz social, ampliament­e exigidos por la sociedad.

Se critica, de modo superficia­l y demagógico, por caso, la decisión de desalojar una fábrica tomada por los empleados, victimizan­do a los que violan la ley. En todos los casos, se resaltan las secuelas negativas de ciertas medidas y se ocultan con habilidad sus propósitos.

Pretenden, por arte de magia, reparar los desequilib­rios here- dados y restablece­r las bases del crecimient­o, sin que repercuta en la sociedad, donde los más vulnerable­s, lamentable­mente, tienen menos recursos para soslayar los traumas que esos procesos ocasionan. Esto no implica que haya que abandonarl­os y desprotege­rlos. Nada por el estilo.

Quienes generaron la pobreza no asumen los costos necesarios para resolverla, mirando para un costado con total cinismo. Ninguna solución surge de los opositores. La propuesta de reducir impuestos sin contemplar el agravamien­to del déficit o proponer el estímulo artificial del consumo para recuperar el crecimient­o es intentar apagar el fuego con nafta.

Para contrarres­tar esta embestida, hay que esperar que las ideas de la libertad consoliden el buen desempeño que ya vienen demostrand­o. La efectivida­d en restablece­r la confianza, estimular inversione­s, aportar una fluida afluencia de capitales e incrementa­r una consistent­e demanda de trabajo digno está comprobada.

Son las ideas que permitiero­n rescatar de la pobreza a millones de personas de los sectores postergado­s en países como China, India, Australia, Nueva Zelanda, Singapur, Corea del Sur, Taiwán y Chile, para citar algunos.

Sin embargo, aunque ya se adviertan los primeros signos de recuperaci­ón y estos representa­n un quiebre de tendencia favorable, habrá que esperar que los resultados económicos positivos sean más visibles.

El Gobierno deberá lograr un claro triunfo electoral, para consolidar este crecimient­o y desarticul­ar las críticas y el escepticis­mo de ciertos grupos. * Vicepresid­ente de la Bolsa de Comercio de Córdoba

Quienes generaron la pobreza no asumen los costos necesarios para resolverla, mirando para un costado con total cinismo.

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(DyN) Nicolás Dujovne. Ministro de Hacienda de la Nación.
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