Mucho más que pizza con champán
La década de 1990 es motivo de nostalgia y revisión por parte de fiestas y ensayos. Tomás Balmaceda, autor del libro “Los 90”, reflexiona sobre este auge revisionista.
Cada década se instala en la memoria colectiva con sus características más singulares. Una vez transcurrida determinada cantidad de tiempo, sea por reivindicación o pura nostalgia, esa época emerge de nuevo a través de diferentes dispositivos culturales. Moda, diseño, artes, arquitectura: todo envase es válido si la intención pasa por la recreación emotiva. Así como la década de 1980 tuvo su profuso retorno, de un tiempo a esta parte el turno parece haberles llegado a los ’90.
Los últimos años del siglo 20 fueron determinantes para el rumbo del mundo en general y de Argentina en particular. Fue una década que tuvo sus héroes y villanos, sus tragedias, sus tendencias y consumos, todos repasados en detalle por Tomás Balmaceda en Los 90. La década que amamos odiar, un libro que aborda cada año (del ’90 al ’99) haciendo pie tanto en lo sociopolítico como en la cultura pop.
“Cuando fueron las últimas elecciones presidenciales, en 2015, escuché mucho la frase ‘vuelven los ’90’, pronunciada con tono apocalíptico. Pero yo pensaba que estaría buenísimo, mucha gente lo disfrutaría”, dice Balmaceda, quien sin embargo les dedica mucho espacio a los numerosos casos de corrupción durante toda esa década. Ese espíritu de reivindicación aparece más bien en lo cultural: “Para mí, una de las ca- racterísticas de los ’90 fue una explosión cultural enorme, tanto en el mainstream como en el under. En el mainstream estaban el grunge, Los Redondos, Guns N’ Roses, el pop refinado, también los ídolos latinos. Ese auge también estaba en el under, con exponentes de calidad, como Babasónicos o Los Brujos… Cuando pienso en esos aspectos reivindicatorios, uno de los más relevantes tiene que ver con la cultura”.
Luego amplía la idea: “Argentina estuvo muy marcada por el 1 a 1. Nuestra década del ’90 arranca en el ’92, con la ley de convertibilidad, esa suerte de pase de magia que ejecuta Cavallo, que mata a los australes y trae esta nueva idea: un peso vale un dólar. Y el cierre también es otro: termina el 20 de diciembre de 2001, porque ese pase de magia era una bomba de tiempo. Los productos culturales son hijos de eso, están vinculados con la importación. Por ejemplo, el CD, una unidad para compartir música que parecía tan revolucionaria, o productos televisivos como Xuxa, una figura del exterior que llega sin saber hablar del todo bien el español, que traslada toda una escenografía y desde la Argentina conquista al resto del continente”.
La apertura a las importaciones también fomentó un consumo desmedido que hoy, con la distancia que otorga el tiempo, muchos califican de ordinario o grotesco.
Sin irnos lejos, Iván Noble –quien por aquellos años formaba parte de Los Caballeros de la Quema– declaró en una entrevista reciente que “los ’90 fue una época marcada por muchas cosas menos por la elegancia”. ¿Fue así o es más bien una interpretación que podemos hacer hoy al mirar atrás?
“La elegancia, como el gusto, es algo adquirido y cultural. Los ’90 sí dieron, a partir de la bonanza económica, la posibilidad de que las personas accedieran a un montón de marcas. Y eso generó cierto
collage, para decirlo de forma benévola”, comenta Balmaceda.
“Pero no creo que eso los haga menos elegante que los ’80 o los 2000. Cuando pasa el tiempo, entendés la lógica detrás de la moda –continúa–. Cuando era chico, se burlaban de los peinados de los ’80, les parecían imposibles, y sin embargo hoy hay muchas bandas
indies de acá que mueren por esos cortes de pelo. No sé si fue menos elegante, fue una época de excesos. Con la convertibilidad, de algún modo, esas compuertas se abrieron y el resultado fue el desborde total”.
Espíritu adolescente
El rock y el pop también vivieron una época dorada. Las radios y los canales de televisión dedicados a la música eran inmensamente populares, de modo que muchas bandas y artistas marcaron el pulso de la década. Eso se ve reflejado en las fiestas temáticas alusivas a los ’90. Este sábado habrá una nueva “Generación X”, dedicada enteramente a celebrar esos años, con visuales, sorteos, disfraces y arcades de títulos emblemáticos, como Street Fighter
2. Esta edición será recargada, ya que los organizadores se aliaron a Back to 90s, una serie de recitales en la que actúan bandas tributo. Dos de estas agrupaciones dirán presente: Just a Phase (tributo a Incubus) y Bad Obsession, dedicada a recrear al carbónico el repertorio de los Guns N’ Roses, uno de los grupos más asociados a esa década (y recientemente reunidos para alegría de sus primeros fans). La música estará a cargo de Leo Sayón y de DJ Volumen y el local elegido será Casa Babylon.
Uno de los temas que más le costaron confirmar a Balmaceda para su libro estuvo justamente relacionado con los Guns: la vez que Axl Rose supuestamente pisó y quemó una Bandera argentina, hecho que nunca pudo ser confirmado. “Cuando investigué de dónde surgía esa leyenda, me encontré con que nadie se acordaba del todo bien, aparecían distintos nombres, incluso los diarios lo consignaban de formas distintas. Lo más cercano que encontré fueron personas que me dijeron que lo había instalado Silvia Fernández Barrios, pero hablé con ella y me dijo que no lo recuerda”, sostiene el autor.
Las fantasías también forman parte del inconsciente colectivo.