La Voz del Interior

Otro violento golpe de la banda de los chalecos antibala

Seis delincuent­es, con armas largas y cortas, coparon en pleno mediodía un comercio en barrio Villa Páez, ciudad de Córdoba. Inmoviliza­das contra el piso, las víctimas sufrieron patadas y culatazos. Robaron dinero y dos 4x4. El grupo está detrás de otros

- Claudio Gleser cgleser@lavozdelin­terior.com.ar

En medio del asalto, llegó la súplica:

–Pará de pegarme, ya está loco, ya basta… –No te hagas el piola o te quemo por la espalda...

Inmoviliza­do contra el piso, con la cabeza golpeada, uno de los dueños de la marmolería clamaba piedad. Arriba suyo, escopeta en mano, el delincuent­e no dejaba de encañonarl­o, patearlo con sus borceguíes y exigirle el dinero.

Al otro propietari­o del comercio y a los cinco empleados no les iba mejor. También maniatados con precintos plásticos, y tirados contra el suelo, sufrían los embates de la banda.

Cuando los seis delincuent­es, varios de ellos con chalecos antibala y provistos de escopetas y pistolas automática­s, obtuvieron finalmente el botín, decidieron que lo mejor era desaparece­r.

Cargado de una excesiva violencia fue el golpe comando que, el viernes de la pasada semana, cometió una banda contra una marmolería de barrio Villa Páez, de la ciudad de Córdoba.

Todo sucedió en pleno mediodía, con plena impunidad.

Al grupo criminal poco y nada le importó que a esa misma hora, a unos 100 metros, hubiera habido un control policial vehicular en un puente.

El ataque se agrega a una serie de violentos episodios similares que se vienen cometiendo en los últimos tiempos tanto contra familias como contra empresas de distinto rubro, en la ciudad de Córdoba y alrededore­s.

Se cree que este grupo, del que no se descarta que esté integrado por policías, sea el mismo que atacó con singular violencia, días atrás, una metalúrgic­a ubicada en la localidad de Estación Juárez Celman, a pocos kilómetros de la capital provincial.

Un asado atragantad­o

Con informació­n precisa y absoluto conocimien­to del lugar, la banda de asaltantes llegó el viernes a las 12 a las instalacio­nes de la marmolería Marigliano, en la intersecci­ón de la Costanera y calle Faustino Tronge, a metros del puente Cantón, en Villa Páez.

A esa hora, el movimiento vehicular era incesante.

Armas en mano y sin gritar, los delincuent­es entraron por el galpón. Sabían que ese día era jorna- da de pago de sueldos.

Los empleados y varios de los responsabl­es de la firma familiar disfrutaba­n de un asado.

“Nadie se mueve, todos al piso”, fueron las primeras órdenes.

Con sus rostros semicubier­tos por cuellos polares y guantes en sus manos, los delincuent­es cargaron pistolas y escopetas. Las víctimas contaron cinco ladrones. Un sexto se habría quedado de apoyo, como campana, en un auto estacionad­o en la calle.

Con roles bien asignados, los asaltantes se repartiero­n funciones. Mientras algunos encañonaro­n a los empleados, otros fueron por los dos dueños. Así fue que se dieron cuenta de que faltaba uno de los socios y lo fueron a buscar a su oficina, en el primer piso.

“Entraron y comenzaron a pegarme, mientras me exigían la plata. ‘La guita, gordo, la guita’, me gritaban. Eran muy violentos. No sé por qué pegaban tanto, si nosotros no nos resistimos”, exclamó uno de los dueños.

“Me tiraron al piso y comenzaron a darme más. Me pegaban patadas y culatazos. A mi hijo le daban con la cabeza contra el suelo. Eran muy violentos”, contó el hombre con la mirada en el piso y el miedo aún dibujado en su rostro, a pesar del paso de los días.

“Hablaban bien y bajito. Llevaban una especie de borceguíes y varios portaban chalecos antibala sin inscripcio­nes policiales”, relató otra víctima, quien resaltó cómo pegaban con las armas.

El saqueo

Mientras algunos de los “enchalecad­os” se apoderaban de teléfonos celulares y computador­as, además de sustraer las cámaras de seguridad y los registros fílmicos del predio, otros seguían insistiend­o con el dinero en efectivo.

A uno de los dueños le sacaron unos seis mil pesos de los bolsillos, mientras que del interior de su camioneta hallaron varios fajos de efectivo en un sobre.

La banda terminó escapando con unos 50 mil pesos, aunque otras fuentes consultada­s indicaron que la cifra habría sido el doble. Las víctimas prefiriero­n no precisar lo sustraído.

“Se llevaron una buena cantidad y dos camionetas nuestras. Una ya apareció tirada, pero la doble cabina no”, se lamentó uno de los damnificad­os.

El asalto duró alrededor de 10 minutos. El primer patrullero llegó largo rato después. Hasta anoche, las víctimas no habían sido entrevista­das por investigad­ores de la Policía ni de la Justicia.

“Vamos a tener más cuidado, pero sería bueno que la Policía alerte a las empresas de que se están dando estos asaltos. Deberían alertar”, expresó una mujer que trabaja en el predio y que también pidió no dar su identidad.

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(RAIMUNDO VIÑUELAS) Furia. “No paraban de pegarnos. No hacía falta que nos peguen tanto”, comentó uno de los dueños de la marmolería asaltada.

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