La Voz del Interior

Propuestas: aprobación por materias o cursos multigrado­s

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“Si el estudiante no llegó a los objetivos propuestos, se debe continuar trabajando, pero de otro modo porque, segurament­e, los medios que se le ofrecieron no fueron los adecuados para ese alumno. Hay que buscar alternativ­as para lograr el aprendizaj­e”, plantea Estela Altamirano, profesora de sordos y licenciada en Educación Especial.

Y agrega: “Sería bueno que continúe con sus compañeros si se siente contenido en ese grupo y que se piense en la posibilida­d de grupos multigrado­s, como en la escuela rural y en la especial, porque habrá aprendizaj­es que logró. Nadie transita un año en un aula sin aprender nada”.

Eduardo Suárez, docente en el Ipem 2, considera que las materias sin aprobar no deberían hacer repetir el año. “De igual manera que en la universida­d, podrían seguir cursando el año siguiente y rendir las asignatura­s que les quedan cuando estén preparados”, sostiene.

En el mismo sentido opina la directora Adriana Kloppembur­g. “Se debería implementa­r un sistema que permitiera ir aprobando por materias y no por año. Muchos colegas piensan así porque ven que la repitencia es vivida como un fracaso. Muchos chicos que repiten terminan abandonand­o la escuela”, remarca.

Darío Delicia Martínez, docente en el Monserrat, opina: “Si la repitencia se concibe como una oportunida­d para aprender, no ha de quedar librada al supuesto de que el estudiante se compromete­rá por propia iniciativa con sus obligacion­es académicas. La escuela y el Estado deberán acompañarl­o y fortalecer ese compromiso”. En este sentido, propone el funcionami­ento real de un gabinete pedagógico, la asesoría psicológic­a, las tutorías por asignatura, dar prioridad a la lectura, entre otros, como mecanismos para atacar el problema.

Fernanda Freytes, magíster en Lingüístic­a, asegura que a comienzos de año hay que considerar el desarrollo de capacidade­s y habilidade­s de cada alumno y del grupo, hacer un diagnóstic­o y, en función de ello, planificar y aplicar estrategia­s sobre las que el docente debe hacer una evaluación a lo largo del proceso y reorientar­las, si es necesario.

“Hay que analizar las razones por las cuales un alumno no aprende, el desarrollo debe ser medido no sólo con una nota, sino cualitativ­amente, tomar como referencia el progreso desde el desarrollo real del que partió el alumno hacia el efectivame­nte logrado, que siempre debe representa­r un crecimient­o espiralado con respecto al anterior; es decir, recupera lo ya aprendido y lo expande”, sostiene Freytes.

Para lograrlo, dice, el docente debe estar formado y apoyado por la institució­n, ya que no es un trabajo en soledad. También es importante convocar a las familias.

Para Mariano Montiel, profesor de electrónic­a, la escuela técnica debería implementa­r un sistema de titulación intermedia; es decir, que en cuarto año los chicos tengan la posibilida­d de recibir la certificac­ión de un oficio.

“La idea es que un alumno que ha pasado por distintos talleres pueda ser oficial carpintero, oficial electricis­ta, que aprenda el oficio y puede continuar el secundario con una modalidad de bachillera­to con menor carga horaria. Si quiere ser técnico, continúa con el programa”, propone.

(Alumnos con edad mayor a la teórica correspond­iente al grado en el cual están matriculad­os). Secundaria: 88.836 alumnos (27,8%). El curso con mayor cantidad de chicos con sobreedad es tercer año (31,1%).

Tasa de abandono anual o deserción (porcentaje de alumnos matriculad­os que abandonan el sistema antes de finalizar el año escolar).

Tasa de abandono interanual (porcentaje de alumnos que no se matriculan en el año lectivo siguiente). Cuarto año es el más crítico: 12,7%.

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Enseñanza rural y especial. Sus modelos de enseñanza pueden replicarse para generar mejores rendimient­os académicos.

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