La Voz del Interior

La lechería, a la reconversi­ón

Mastellone señala que el sector quedó debajo de países vecinos y que debe cambiar. La compañía invierte en los tamberos para elevar calidad y eficiencia.

- Diego Dávila ddavila@lavozdelin­terior.com.ar

La lechería argentina pasa por una de las mayores crisis de su historia y ahora está obligada a cambiar. Así piensan en Mastellone, que, aunque lidera el mercado tras la caída de Sancor, vendió el 33,5 por ciento de sus acciones a Arcor. El cambio pasa por sumar tecnología a los tambos.

“La lechería ya tiene un camino definido, uno puede tomarlo o dejarlo. El modelo es incorporar tecnología e innovación, sí o sí”, asegura Flavio Mastellone, director de Abastecimi­ento de la marca La Serenísima. De él depende la relación con 700 tamberos de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, La Pampa y Neuquén. Participó, días atrás, de una jornada del Centro de Transferen­cia de Tecnología Tambo Plus, pertenecie­nte a la Facultad de Ciencias Agropecuar­ias de la Universida­d Nacional de Córdoba (UNC).

Mastellone inició en 2014 su plan Más Leche, con el que avanzó en la capacitaci­ón y mejora de los tambos. Los llevó a recorrer modelos en Uruguay, Brasil, Paraguay y Chile, y la conclusión fue preocupant­e. “Años atrás venían a ver lo que hacíamos nosotros. Hoy estamos por debajo de cualquiera de estos países y ahora hay que ver qué hacen ellos”, indica.

En concreto, la compañía fundada por Pascual Mastellone ofrece a los tamberos reintegros del 20 al 30 por ciento al productor que incorpore tecnología­s como lavadoras, medias sombras para evitar el estrés calórico, pasteuriza­dores de leche y calostro, retiradore­s automático­s de pezoneras, alimentado­res de terneros o collares automático­s.

Además, a partir del año que viene, bonificará al productor que aplique el llamado “semen sexado”, una técnica desarrolla­da por la genética para producir hembras. Pero no cualquiera, sino la más rica en grasa y proteína, para que la leche permita producir más “sólidos”, esto es grasas y quesos. ¿Por qué? Porque el precio global de la leche es tan bajo que hace más convenient­e volcarse a estos productos.

“Hoy es más rentable recoger una leche alta en sólidos en un tambo a 300 kilómetros de la planta, que una leche baja en sólidos a 20 kilómetros”, resaltó el directivo de Mastellone.

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