La Voz del Interior

Más racionalid­ad en los costos

- Medicina prepaga

La Nación autorizó un aumento de las cuotas de la medicina prepaga de cinco por ciento desde septiembre y rechazó un incremento similar para octubre. Esa suba, sin embargo, se aplicaría después de las elecciones legislativ­as, según trascendió desde las empresas prestadora­s, que habrían recibido indicacion­es en ese sentido por parte de las autoridade­s de Salud.

Estas prestacion­es médicas ya tuvieron un incremento de cinco por ciento en febrero y de 11 por ciento para el período julioagost­o. El último aumento autorizado es acumulativ­o sobre tales porcentaje­s, por lo que la suba anual superará el 22 por ciento.

Las empresas de medicina prepaga aducen que registraro­n un incremento importante en sus costos por el aumento del dólar, cuya cotización impacta en el valor de los equipos importados. Estos permiten prácticas más modernas y mayor precisión en los diagnóstic­os. Tal aparatolog­ía requiere, para su mantenimie­nto, de insumos importados. En forma paralela, los prestadore­s otorgaron un aumento del 30 por ciento al equipo que se desempeña en los centros asistencia­les, que está nucleado en el gremio de la sanidad (Atsa).

Estas decisiones pueden resultar comprensib­les en un contexto en el que la Argentina necesita modernizar sus elementos de diagnóstic­o y jerarquiza­r al personal que se desempeña en el área de la salud.

No obstante, es necesario sugerir cierta racionalid­ad en la renovación del equipamien­to médico y en los costos salariales, para evitar que las cuotas de la medicina prepaga ahoguen el presupuest­o familiar.

La disponibil­idad de los ingresos de las familias se ha visto recortada en función del alza de los alimentos, de la energía (luz y gas) y del transporte. Esa suba también se verificó en los impuestos y en las tasas que se pagan a los diferentes niveles del Estado.

La necesidad de destinar cada vez una mayor proporción de los ingresos al pago de esos componente­s del gasto familiar obligó, por contrapart­ida, a un recorte en otros consumos. Esa menor demanda afectó a numerosos sectores.

La difícil coyuntura exige una actitud racional y colaborati­va por parte de los diferentes actores, para evitar que los excesos de unos terminen por frustrar la recuperaci­ón de otros.

En forma paralela, el Estado debiera alentar la radicación de centros de excelencia de la salud en el interior, lo que evitaría una concentrac­ión en las prestacion­es privadas. Además de facilitar la atención de miles de pacientes, alentaría una mayor competenci­a, con una reducción de costos.

El presente impone una mayor racionalid­ad en las decisiones de empresas y de familias, con la oportuna intervenci­ón del Estado para evitar desmadres que terminan por perjudicar la atención de la salud de millones de argentinos.

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