La Voz del Interior

¿Por qué el porqué? Porque...

- Agustina Boldrini

La ortografía sirve para evitar equívocos y Nos permite decir Lo que reaLmeNte queremos decir.

¿P or qué a veces es tan difícil distinguir los porqués? Porque confundimo­s diferentes formas. Un acento y un espacio son los artífices de que las palabras cambien por completo.

En tiempos en los que parece que todo es lo mismo, la ortografía sigue dictando las reglas. “Jubilemos a la ortografía, terror del ser humano desde la cuna”, decía Gabriel García Márquez en aquel discurso de inauguraci­ón del Primer Congreso Internacio­nal de la Lengua Española. Y, humildemen­te, me permito disentir de él en esta oportunida­d.

Mi propuesta es que entendamos los diferentes significad­os de estas combinacio­nes para no volver a cometer errores. Partamos de un fragmento de

Casa tomada, de Julio Cortázar, para estudiar los casos.

“No sé por qué tejía tanto, yo creo que las mujeres tejen cuando han encontrado en esa labor el gran pretexto para no hacer nada”, cuenta el protagonis­ta sobre Irene.

Por qué. Se compone de una preposició­n (por) y un pronombre interrogat­ivo o de exclamació­n (qué). Se puede emplear en oraciones interrogat­ivas directas: “¿Por qué tejía tanto Irene?”. En oraciones exclamativ­as directas: “¡Por qué tejía tanto Irene!”. Y en oraciones interrogat­ivas o exclamativ­as indirectas, como el ejemplo de Cortázar: “No sé por qué tejía tanto”, o también puede ser: “Se preguntaba por qué tejía tanto”.

Por que. Una simple tilde cambia el sentido. Se compone por la misma preposició­n (por), pero ya no con un pronombre interro-

gativo, sino con un pronombre relativo (que). Si intercalam­os el artículo masculino o femenino (el / la / los / las), según correspond­a, entre preposició­n y pronombre, podremos reconocer fácilmente este caso. Por ejemplo: “La razón por (la) que teje Irene es que en esa labor ha encontrado un gran pretexto para no hacer nada”.

Porque. Es una conjunción subordinan­te causal que significa “a causa de”, “ya que”, “puesto que”. Sigamos transforma­ndo la oración inicial: “Irene tejía tanto porque en esa labor encontraba el gran pretexto para no hacer nada”.

Porqué. Esta es la palabra más distinta de todas las anteriores, porque es un sustantivo. Se utiliza con artículos y adjetivos y tiene singular y plural. Significa “causa, razón o motivo”.

Siguiendo nuestro ejemplo, sería: “El porqué de Irene para tejer tanto era encontrar un gran pretexto para no hacer nada”. Vale recordar la forma pluralizad­a: “Los porqués incómodos de su hijo la asfixiaban”.

“Al fin y al cabo nadie ha de leer ‘lagrima’ donde diga ‘lágrima’ ni confundirá ‘revólver’ con ‘revolver’”, continuaba “Gabo”.

Sin embargo, ¿cómo podríamos hacer para expresar esta idea por escrito si no fuese por los acentos? Volvamos a la ortografía para evitar equívocos y para decir lo que realmente queremos decir.

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