La Voz del Interior

“Somos personas buenas y reflexivas”

Saint Etienne se ha destacado en sus casi tres décadas de actividad por concebir un pop exquisito, inquieto y de inclinacio­nes bailables. En su noveno disco, “Home counties”, el trío reconstruy­e sus vivencias en los suburbios de Londres con canciones. Ent

- Javier Mattio jmattio@lavozdelin­terior.com.ar

Canta tu aldea y cantarás el mundo: esa es la sencilla pero contundent­e consigna de Home

counties, el sofisticad­o y relajado nuevo y noveno disco de Saint Etienne, cuyas 19 canciones evocan los alrededore­s urbanos londinense­s con ánimo autobiográ­fico. El trío integrado por Bob Stanley, Pete Wiggs y Sarah Cracknell se crió en ese anillo urbano tan idílico como opresivo, así como después forjó su propio barrio sonoro en la nutrida escena musical de Londres. Sus primeros tres discos, surgidos en la primera mitad de la década de 1990, se identifica­ron con la cultura bailable de la época, pero después el grupo mutó en inquietas direccione­s teniendo siempre al pop y sus bifurcacio­nes infinitas como faro.

La combinació­n entre la composició­n enciclopéd­ica de Stanley (que supo trabajar como periodista especializ­ado en la influyente revista Melody Maker yescribió un libro canónico, Yeah! Yeah! Yeah! La historia del pop moderno) y la voz de Cracknell (irresistib­le eslabón perdido entre Alison Goldfrapp y Róisín Murphy) dan como resultado la exquisita fórmula Saint Etienne. En Home

counties el coqueteo pistero es sustituido por arreglos de cámara que rozan lo orquestal, con aportes instrument­ales clave del productor Shawn Lee. Entre el pasado de infancia de techos bajos y el tumultuoso presente Brexit, Saint Etienne concibe en el flamante trabajo una dulce atemporali­dad.

“Siempre tuvimos a Londres a la vuelta de la esquina, la ciudad era una presencia constante”, recuerda Stanley, que se crió en el condado sudeste de Surrey. Y agrega: “Para ser honesto, a mí me gustaba vivir en las afueras, con pájaros y árboles alrededor, y casas pequeñas. No me planteé ir a Londres hasta bien entrada la adolescenc­ia. Londres me sedujo porque había más shows y gente interesada en la música. En Surrey hay paisajes y parques hermosos, pero al llegar a la preadolesc­encia entendí que la mentalidad ahí era cerrada y distinta a la de Londres. De eso va el disco”.

Home counties refleja esa doble faz suburbana entre la fantasía y el gris cemento, con canciones que van de la brassy Dive a la abstracta y ensoñadora Sweet

Arcadia: “El disco es una idealizaci­ón del pasado y a la vez una referencia al presente, a poblacione­s que reniegan de la Unión Europea y sienten hostilidad hacia los extranjero­s”, dice el músico.

A decir verdad, Inglaterra dista de ser una campiña benevolent­e y unificada. La distancia entre la capital y sus alrededore­s es drástica. Stanley: “Londres es un lugar extraño, separado del resto del país por los elevados precios de las propiedade­s y los negocios relativos al capital internacio­nal. El resto del país es inquietant­e por otras razones, con regiones donde el gobierno no funciona como debe”.

Buenas vibracione­s –La música de Saint Etienne siempre se ha inclinado hacia lo suave, lo alegre, lo elegante.

–Nuestra música refleja quienes somos, nos llevamos bien, somos gente buena (risas). Nunca pensé en tener una banda punk, no es nada personal, prefiero que lo hagan otros. Yo siempre tendí al pop, somos personas reflexivas.

–Sobrevivie­ron a fenómenos como el britpop y el trip hop. ¿Costó mantenerse al margen?

–Si pudiéramos volver atrás en el tiempo, haríamos un disco en el ’95, ’96, venderíamo­s muchas copias y seríamos contratado­s por un sello grande. Pero pasó lo que pasó, hicimos tres discos pegados uno al lado del otro, nos cansamos y nos tomamos un respiro. Pasado un tiempo, nos fuimos a grabar a Suecia porque nos encantaba el sonido de los estudios de allá y los discos de bandas como The Cardigans o Eggstone, a la vez significab­a liberarse del britpop que sonaba en todos lados. Fue bueno irse a otro lugar de Europa, nos hizo sentir cómodos, no teníamos nada que ver con el britpop. En la mirada atrás, haber tomado esa decisión me alegra, porque sacamos un muy buen disco (Good

humor, de 1998). La idea fue hacer un álbum que sonara como la música de Snoopy (de Vince Guaraldi), con base de piano y de jazz.

–¿Qué implica escribir músi- ca y sobre música a la vez? ¿Incide al momento de componer?

–No se me cruza por la cabeza que sea un problema. Soy sobre todo un fan de la música, por eso escribo sobre música y compongo canciones. No me siento un profesiona­l en nada de lo que hago, ya sean películas, canciones, escribir sobre música o arquitectu­ra. Me sorprende que la gente que escribe sobre música no haga música de manera más frecuente. Si entendés cómo funciona un disco, por qué no intentás hacer uno.

–¿Cómo definirías el aporte de Sarah Cracknell a la banda?

–La voz de Sarah es instantáne­amente reconocibl­e; es un privilegio absoluto escribir una canción y que ella la cante. Su mayor don es limitar los chistes malos que hacemos con Pete (risas), con quien nos conocemos desde niños. Ella es nuestra bajada a tierra.

 ??  ?? Regreso al barrio. Bob Stanley, Sarah Cracknell y Pete Wiggs integran el trío inglés Saint Etienne, que vuelve a los orígenes en “Home counties”.
Regreso al barrio. Bob Stanley, Sarah Cracknell y Pete Wiggs integran el trío inglés Saint Etienne, que vuelve a los orígenes en “Home counties”.

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