La Voz del Interior

Dioxitek otra vez produce dióxido de uranio en Alta Córdoba

Consiguió la autorizaci­ón de la Justicia y la habilitaci­ón municipal, a cambio de compromete­r su cierre a fines de 2018. Deberá hacer un parque urbano y donar 400 luminarias solares para las calles de la ciudad.

- Diego Marconetti dmarconett­i@lavozdelin­terior.com.ar

Luego de 32 meses de paralizaci­ón por una clausura dispuesta por la Municipali­dad de Córdoba, la fábrica de dióxido de uranio que la empresa Dioxitek posee en Alta Córdoba retomó su producción. Así lo confirmaro­n desde la Justicia federal y desde el municipio.

La autorizaci­ón municipal se firmó el pasado 17 de julio, e inmediatam­ente se retomaron las tareas. La planta ubicada en Rodríguez Peña al 3200 es un eslabón clave para la generación de energía eléctrica por parte de las centrales nucleares del país.

A esas instalacio­nes llega el uranio natural, se lo procesa para convertirl­o en dióxido de uranio y se lo envía a Ezeiza, provincia de Buenos Aires, para que se fabrique el combustibl­e de las centrales de Atucha y Embalse.

El 10 de noviembre de 2014 la Municipali­dad de Córdoba colocó la faja de clausura definitiva por violar la ordenanza 8.133 de uso del suelo, la cual prohíbe ese tipo de industrias en la ciudad. Había vencido el plazo de un acuerdo suscripto con el exministro de Planificac­ión Federal Julio De Vido, en 2012, por el cual la planta se debía trasladar a una nueva sede, en la provincia de Formosa.

A principios del año pasado, Dioxitek y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) pidieron a la Justicia federal una declaració­n de derecho. En ese marco se llegó a un acuerdo en enero de este año, en el que el juez federal Miguel Vaca Narvaja es garante, por el que se permitía retomar la producción.

Pero antes de eso, la empresa debía cumplir con una serie de requisitos para lograr la habilitaci­ón municipal. Por cumplir El principal requisito es que se “obliga a cumplir con el retiro completo de servicio” de la planta en un plazo de 24 meses desde diciembre pasado, aunque se podría otorgar una prórroga.

También debía definir las etapas del cierre y avanzar en el “retiro definitivo” de Dioxitek y del chichón de uranio. Son 58 mil toneladas de residuos con radiación baja enterradas en un predio contiguo.

Además, la firma debía acreditar que la Nación disponía de los recursos económicos para la clausura y la remediació­n.

Otro punto del acuerdo es el compromiso de la empresa y la CNEA de proveer 400 luminarias solares para instalar en plazas y de realizar los trámites para que la Nación done al municipio el predio ubicado frente a la excervecer­ía Río Segundo, donde hay un enorme basural y se expande un asentamien­to. Allí, la CNEA y Dioxitek deben construir y equipar un parque.

La Justicia federal también está actuando para lograr la relocaliza­ción de unas 300 familias que además están en riesgo por el paso de los trenes.

Desde el municipio informaron que Dioxitek cumplió los puntos del acuerdo, y se dio curso a la habilitaci­ón, el 17 de ese mes.

En diciembre de 2018 la planta debería trasladars­e a Formosa.

Sobre el chichón, se analiza qué acciones seguir ante el rechazo por parte de municipios serranos de que se traslade a la mina de uranio de Los Gigantes para que sea remediado todo. Una de las alternativ­as que se estudian es que se encajone con hormigón.

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(PEDRO CASTILLO / ARCHIVO) En actividad. La planta de barrio Alta Córdoba, a contramano de las normas desde 1985.
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