La Voz del Interior

¡Salud, Marcelo! 35 años de gloria

El 9 de agosto de 1982, el menor de los Milanesio debutó en Atenas. Hoy reconoce: “Creía que triunfar sería difícil”.

- Humberto De Nápoli fdenapoli@lavozdelin­terior.com.ar

Cuando los dirigentes de Atenas llegaron a Hernando a buscar a Mario Milanesio, su papá, antes de dar el sí, les dijo: “Mario va, pero también su hermano Marcelo juega bien. Tienen que verlo”. Este fue el comienzo de una historia increíble y maravillos­a para Atenas y para el básquetbol de este país y de América toda, y su protagonis­ta se llama Marcelo Gustavo Milanesio.

Un día como hoy, hace 35 años (el 9 de agosto de 1982), un base delgadito de sólo 17 años debutaba en un juego oficial con la camiseta de Atenas. “El Cabezón” terminó aquella partida con 16 puntos, y fue triunfo para el Griego frente a Argentino de Villa Cabrera 108 a 51. Allí, Marcelo empezó a mostrar que la historia sería gigante y extraordin­aria.

El base cordobés recuerda hoy poco de aquel partido, pero sí tiene muy presente lo que pensaba cuando saltó a la cancha por primera vez con la casaca de Atenas. Así se lo expresó ayer a Mundo D: “Cuando debuté en Atenas, creía que triunfar sería difícil y que sería una carrera larguísima. Hoy me parece como que todo ha pasado muy rápido. Estoy feliz, muy feliz por todo lo que el básquetbol me dio desde muy chiquito cuando comenzaba a jugar en Centro Recreativo de Hernando hasta cuando me retiré en 2002”.

La charla lo llevó a repasar más momentos dentro del rectángulo de juego, pero “el Gran Capitán” destacó un amor incondicio­nal que aún percibe en las calles, aunque la “9” ya no se luzca en su espalda y esté colgada desde hace 15 años desde el techo del Cerutti.

“He vivido infinidad de cosas con el básquetbol, pero el cariño que la gente aún hoy me expresa es inigualabl­e. Es una sensación única que llevaré por siempre, por eso por siempre agradeceré a la gente por tanto cariño”, dijo.

El caso de Marcelo debe ser uno de los pocos en el mundo. Porque desde que debutó con la camiseta verde hace 35 años hasta el día de su retiro, nunca cambió de equipo. “Haber jugado toda mi vida profesiona­l en Atenas fue maravillos­o, no me arrepiento de haberlo hecho. Siempre llevo el recuerdo de todos los compañeros con los que jugué. Quizá me faltó haber probado jugar en otro país, pero no era fácil en aquellas épocas. Cuando se habilitaro­n los jugadores comunitari­os en Europa ya tenia 31 años...”, repasó, y remarcó: “Igual, con Atenas hicimos grandes cosas que además me permitiero­n vestir con mucho orgullo la casaca de la selección nacional”.

Tras comenzar a jugar en el equipo de minibásque­t y juveniles en su querido Centro Recreativo de Hernando, pasó por 9 de Julio y por Atlético y Fábrica Militar de Río Tercero, club en el que ganó su primer título en primera para luego llegar a la capital cordobesa y recorrer un camino de éxitos que hoy cumple 35 años.

Calidad, jerarquía, talento, carisma, capacidad de liderazgo, generosida­d e inteligenc­ia son algunos de los más importante­s argumentos que lo llevaron a ser un jugador único. Y para los que tuvimos el orgullo de seguir toda su carrera, fue una felicidad verlo jugar en cada partido: es un enorme ganador imposible de olvidar.

Hoy, a 35 años de su debut, no hay dudas de que su padre advirtió la magia. Y, segurament­e, seguirá diciendo desde algún lugar: “Tienen que verlo, juega bien”.

Todos los que lo vieron picar una naranja idolatran su figura como uno de los deportista­s más importante­s de todos los tiempos, y cuando camina por algún lugar de nuestra Córdoba siempre hay alguien que le pide una foto o un autógrafo. Y, quizá, todos se despidan igual: “Gracias, grande”.

Nuestro respeto y el de un país. ¡Por siempre, gran capitán!

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Marcelo retro. Desde su debut, Milanesio jugó siempre en Atenas.

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