La Voz del Interior

El Papa, cauteloso

“El padre Tucho”, cura de Alcira Gigena, que hoy es asesor del papa Francisco, habla sobre el Pontífice, el celibato y los cambios que puede hacer la Iglesia.

- Denise Audrito daudrito@lavozdelin­terior.com.ar

El padre Víctor Manuel Fernández, cura de Alcira Gigena y actual asesor del papa Francisco, le dijo a La Voz que el sumo pontífice no viene a la Argentina “para no exacerbar divisiones”. Afirma que el líder de la Iglesia no quiere involucrar­se en el clima interno.

Toma despacio un té, en el patio de comidas del

shopping de Río Cuarto. Mira y saluda a la gente con la misma simpleza de 20 años atrás. Cuando era cura de la parroquia Santa Teresita, y su palabra atraía a tantos fieles que debían cortar la calle San Martín, una avenida principal, para realizar la misa.

Aunque ahora es arzobispo de Tiburnia, suma 300 libros y publicacio­nes, es rector de la UCA y “mano derecha” del Papa, viaja asiduament­e a Río Cuarto para pasar unos momentos con su madre, que tiene 92 años.

Víctor Manuel Fernández no ha dejado se ser “el padre Tucho”. Nativo de Alcira Gigena, varios vecinos lo reconocen y le piden sacarse una foto.

“Preguntale por qué el papa Francisco no viene a la Argentina”, sugieren. Fernández acepta de buena gana el diálogo franco, pero se excusa de opinar públicamen­te sobre las críticas políticas a Jorge Bergoglio, formuladas unos días atrás en el programa televisivo de Jorge Lanata.

Deja entrever que el Papa trata de no involucrar­se de lleno en el clima interno, no sólo porque, históricam­ente, la Iglesia perdió fieles cuando tomó partido, sino porque cualquier polémica lo pondría a tiro de los más acérrimos intereses internacio­nales, que ya lo tienen en la mira por sus pretendida­s reformas.

Mantuvo un diálogo distendido y cordial con La Voz.

–¿Por qué no viene el Papa a la Argentina, siendo que es su

país?

–Es que algunas de las cosas que él dice, algunas de sus preocupaci­ones, son malinterpr­etadas. Argentina está pasando por un momento de excesiva polarizaci­ón y crispación, y se teme que su presencia pueda ser utilizada para exacerbar aún más esta división.

–¿Qué cambios va a hacer la Iglesia ante las necesidade­s espiritual­es de hoy?

–La sed de Dios y de espiritual­idad ha ido creciendo en lugar de lo que anunciaban, que era una desaparici­ón de las religiones, porque algunos las considerab­an algo irracional que iba a morir por el progreso. Ocurrió lo contrario. En el vacío de la época muy consumista y demasiado ansiosa, donde la vida es un correr permanente, la gente se plantea para qué está viviendo, y empieza a buscar otro tipo de experienci­a. Así se ha despertado la espiritual­idad que algunos declaraban muerta.

–¿La Iglesia está a la altura de las circunstan­cias, para dar respuestas?

–Sí, pero tiene que estar siempre atenta a la evolución que se vaya dando, a veces la gente necesita unas cosas, a veces otras, a veces un estilo u otro, de acuerdo a cómo va evoluciona­ndo la gente, responder a lo que busca. Ahora, por ejemplo, la gente se conforma menos con un rito fijo y busca cosas que la ayuden a sentirse mejor interiorme­nte, con un rito solo uno no responde, salvo que la ayude a descubrir que ese rito tenga un sentido profundo. También ocurre que la gente rechaza los ritos, el rosario, porque es repetitivo y repite un mantra del budismo cientos de veces. Hay una cierta contradicc­ión, pero es porque no le ha encontrado el sentido profundo al rosario, si no hallaría la misma satisfacci­ón.

–¿Se puede cambiar la exigencia de celibato a los sacerdotes?

–El celibato no es una norma de fe, de manera que alguna vez se puede discutir si conviene o no conviene. La Iglesia cree que conviene pero no se cierra a que alguna vez eso pueda modificars­e. No es que diga que el celibato no sirve para nada. Porque hay gente que vive muy feliz y todas las energías que podría usar en el matrimonio las usa para un servicio generoso. Hay científico­s, médicos, monjes budistas que son célibes. Las energías que algunos dirían, las está reprimiend­o, en realidad las canaliza de otra manera y de una forma hasta muy eficiente. Lo que se puede discutir alguna vez es si debe ser obligatori­o, pero no el valor que tiene el celibato.

LA GENTE SE CONFORMA MENOS CON UN RITO FIJO Y BUSCA COSAS QUE LA AYUDEN A SENTIRSE MEJOR INTERIORME­NTE. la gente se plantea paraquéest­á viviendo, y empieza a buscar otro tipo de experienci­a.

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(LA VOZ ) Padre “Tucho”. El asesor del Papa niega que exista una crisis de vocaciones en la Iglesia Católica.
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(la voz)

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