La peor noche de Schiaretti
El contundente triunfo de Cambiemos en la provincia enciende las alarmas en el peronismo local. Una derrota fuerte por la forma y por la manera en la cual se dio.
Debe interpretarse como un vendaval para el peronismo, aunque anoche el gobernador Juan Schiaretti intentó –con escaso éxito– minimizar el impacto de la paliza que sufrió Unión por Córdoba en las urnas.
Dijo el gobernador que si el resultado de hoy se confirma en octubre, el oficialismo provincial sacaría tres diputados nacionales, los mismos que consiguió en 2013. Una verdad a medias o una media verdad.
Es que en esta elección, Schiaretti jugó fuerte, con un estilo inédito. Fue agresivo y muy duro con el Gobierno nacional, comparando algunas políticas con las de José Martínez de Hoz, ministro de Economía del genocida Jorge Rafael Videla.
Sin dudas, eligió un libreto equivocado o decidió seguir una estrategia que, a la luz de los resultados, fue muy floja. Claro que con los resultados puestos es fácil hablar, pero esto se veía venir.
El gobernador fue siempre socio político del presidente Mauricio Macri, pero declinó mostrar esa faceta. No se presentó como garante de la gobernabilidad, sino como antagonista. Y perdió feo en la provincia más macrista del país. En realidad, este es el distrito más antikirchnerista de Argentina. Cuando el PRO vio los movimientos del peronista, mandó a decir: “Cuidado que vuelve Cristina”. Y los cordobeses salieron masivamente a apoyar a Cambiemos.
Esto pone ahora en una difícil posición al gobernador, que tendrá que discutir con el salteño Juan Manuel Urtubey, ganador ayer, el liderazgo de la liga de gobernadores justicialistas.