La Voz del Interior

Los hinchas que no le sirven al fútbol

- Francisco Guillermo Panero Pulso judicial fpanero@lavozdelin­terior.com.ar

“Yo iba a la cancha desde los 7 años y no faltaba nunca. Ese día, nos rodeó un grupo de 20 o 30 personas, nos robaron, a mi tío le clavaron dos puñaladas en una pierna. Después de eso, no volvimos nunca más a ver un partido porque me da miedo”.

Palabras más, palabras menos, la que habla es una adolescent­e de 16 años que en 2016, cuando tenía 15, fue asaltada por barrabrava­s de La Fiel a la salida del estadio Kempes.

Ella fue una de los testigos clave del juicio que esta semana condenó a tres integrante­s de la agrupación de barras de Talleres a penas de siete años y siete años y medio de prisión.

La adolescent­e tuvo que soportar que a la salida del estadio, junto con su hermano de 17 y su tío de 26, fueran rodeados por “pirañas” que arrasaron con las pertenenci­as de numerosas personas.

De cuerpo menudo, la jovencita debió escuchar, en ese momento, cuando uno de los ahora condenados le gritaba: “Quedate quieta, pendeja culeada, dame la plata”.

Dos de ellos tenían un arma blanca que esgrimían y que utilizaron para amenazar a los presentes.

El hermano de la joven consiguió zafar y escapó corriendo, pero el tío sufrió golpes de puño y tuvo que entregar el celular, una campera Penalty de Talleres (vieja y zurcida) y 200 pesos. No conformes con esto, cuando se iban, uno de los imputados le asestó dos puñaladas en un muslo.

La adolescent­e identificó y dijo que sabe que los tres imputados son miembros de La Fiel porque los conocía desde niña cuando comenzó a ir a la cancha.

Los testimonio­s del hermano y del tío también fueron contundent­es y sirvieron para determinar que Carlos Martín Pacheco, Emiliano Herrera y Sergio Rosendo “Verde” Álvarez conducían al grupo e incitaban a ir a robarles a quienes estaban en la zona, mayoritari­amente esperando el ómnibus.

Los tres condenados habían zafado, días antes de cometer este robo, de ser condenados en el juicio por el crimen de Jonathan Villegas, en un balneario cercano a Villa Carlos Paz, en 2013.

Ahora, recibieron de la Cámara 11ª del Crimen una dura pena, si se considera que es un robo calificado por el uso de arma (cuchillo).

El fiscal de Cámara Diego Albornoz reprochó en su alegato la actitud de los miembros de La Fiel porque “van armados a las canchas y representa­n un peligro potencial porque usan esas armas”.

Luego, se preguntó: “¿Qué necesidad tenía de darle dos puñaladas si ya le habían robado y las víctimas estaban yéndose?”. De algún modo, se contestó: “Yo te domino, te pego, hago lo que quiero con vos”.

Albornoz terminó por derrumbar los esfuerzos de la defensa para que el episodio fuera considerad­o como un enfrentami­ento entre barras.

Además de mostrar la diferencia física entre los contendien­tes y sus caracterís­ticas personales –los agresores pesan más de 100 kilos–, utilizó los testimonio­s de algunos presentes que negaron que existiera una “facción” que integraban las víctimas.

Frente a las críticas que se hacen habitualme­nte a los clubes por su actitud de apañar a los barras violentos, fue muy importante el papel de la dirigencia del club Talleres, especialme­nte de su jefe de seguridad, el comisario retirado Víctor Bustos, quien declaró en el juicio e involucró a los culpables.

De algún modo, el papel de los clubes es fundamenta­l para erradicar a los barras violentos de los estadios. Pero las responsabi­lidades no se pueden agotar allí.

La Legislatur­a, que no sólo sanciona leyes, había “distinguid­o” a estos y a otros barras de La Fiel por su presunto carácter pacifista, premio que, frente a las evidencias, debió ser retirado.

Ahora, el Poder Judicial los mandó a la cárcel.

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