La Voz del Interior

El vaso medio lleno de la informació­n nutriciona­l

- Virginia Guevara Editora de Ciudadanos

NUNCA TUVIMOS TANTA INFORMACIÓ­N NI TANTA PUBLICIDAD SOBRE LOS ALIMENTOS. TAMPOCO TANTOS PROBLEMAS OCASION A DOS POR LA MALA ALIMENTACI­ÓN.

Nunca antes dispusimos de tanta informació­n sobre los alimentos: tanto de la que vale a la hora de identifica­r lo que comemos como de la que disfraza con imágenes de vida saludable a contenidos con enormes cantidades de azúcar, de conservant­es y de otros químicos.

La informació­n que necesitamo­s conocer está en el envase de cada producto industrial­izado. Lo real es que muy pocas personas leen esos datos nutriciona­les y que son menos aún las que logran interpreta­rlos.

En cambio, el mensaje publicitar­io llega a todos, se decodifica fácilmente y se incorpora a la colección de mandatos y de deseos que suele definir, finalmente, lo que elegimos frente a la góndola del súper. O en la cantina escolar.

Fue del cotejo entre esas informacio­nes y esos mensajes que tenemos como consumidor­es que surgió la producción que hoy publicamos en el Primer plano. Y también de un hecho inquietan te, ratificado durante varios años seguidos: Argentina lidera el consumo mundial de bebidas azucaradas. Los datos correspond­en a 2016 y son elaborados por Euromonito­r Internacio­nal, consultora dedicada a estudios de consumos.

Recurrimos al Laboratori­o de Alimentos de la Dirección de Calidad Alimentari­a, de la Secretaría de Salud de la Municipali­dad de Córdoba, para que interprete qué tomamos en cada vaso de jugo o de gaseosa.

El análisis de ese centro deja claras las confusione­s que el marketing introduce a nivel alimentari­o. Las que creíamos más saludables –las que se publicitan como tales– son las que contienen más azúcar.

Luego consultamo­s a nutricioni­stas. Ratificaro­n los datos y reiteraron la recomendac­ión más vieja y simple: hay que tomar agua; los jugos o las gaseosas hay que tomarlos después de los dos litros de agua. Tan obvio como lejano de la realidad de cada familia argentina: el consumo per capita de bebidas azucaradas fue de 131 litros el año pasado.

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