El caso Maldonado y la Constitución Nacional
al pretender igualarlo con un régimen dictatorial.
La operación simbólica que equipara al presidente Macri con la última dictadura no es una novedad en el kirchnerismo. Opera con el máximo rigor en sus más diversas variantes discursivas.
La ortodoxia kirchnerista no le admite condición democrática al Gobierno. Es el bastón simbólico que Cristina jamás entregó.
Esta hipérbole –falsa, como toda exageración– es la que ha venido deslegitimando buena parte del reclamo humanitario que la oposición a Macri eligió como una de las vías de construcción de su pervivencia política.
Cuando Estela de Carlotto entrecomilla de modo peyorativo la condición democrática del Gobierno para hablar en casos como el de Santiago Maldonado, desvaloriza la potencia objetiva de su reclamo.
El kirchnerismo se ha acostumbrado a ubicar todo su discurso público en las coordenadas del eje democracia-dictadura.
Los goles se secuestran, decía Cristina. Los votos se secuestran, repitió en su noche triste Leopoldo Moreau.
Otro pensador kirchnerista, Alejandro Grimson, acaba de alertar: el uso excesivo de la hipérbole puede reducir su efectividad. Al interpretar los últimos resultados electorales, advirtió límites para los que exageran sobre el ajuste económico de Macri.
El discurso opositor viene diciendoquesueñanlaspulgas con comprarse un perro. Pero el oficialismo aumentó su caudal electoral. Acaso esos mismos