La Voz del Interior

Un sueño frustrado

Unos 1.500 niños no entran al “Monse” ni al Belgrano. Entre ambos colegios, cada año ingresan 500 chicos.

- Javier Cámara jcamara@lavozdelin­terior.com.ar

Está fría y gris la mañana del sábado. Martina, de 11 años, se despereza antes de cruzar el histórico umbral del Monserrat, en la peatonal de Obispo Trejo, a metros de Duarte Quirós, en el Centro de la ciudad de Córdoba.

Todavía no es “alumna” del “Monse”, pero se siente como si lo fuera, y sueña con serlo.

También sus padres lo desean, y por eso la acompañan cada sábado. La pequeña cambió el Jockey sabatino para poder hacer el curso que el propio colegio preunivers­itario brinda a los aspirantes para que puedan afrontar el examen de ingreso que será en diciembre.

Cuando le preguntan a Martina si tiene miedo de rendir mal y no poder entrar, responde con una mueca en el rostro, y lo admite: “Y... sí. Un poco”.

Historias como la de Martina se repiten por decenas cada año, en razón de la cantidad de chicos que intentan ingresar a los dos colegios que dependen de la Universida­d Nacional de Córdoba (UNC): el Monserrat y la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano.

Desde 2010, en “el Monse” se inscribier­on para ingresar 7.825 niños y niñas, de entre 10 y 12 años, lo que hace un promedio anual de 1.117 chicos. De todos ellos sólo han podido concretar el sueño –también en promedio– apenas 245 por año.

En consecuenc­ia, anualmente son cerca de 872 los niños que deben afrontar la frustració­n de quedarse afuera.

A los que tienen 10 u 11 años, les queda la posibilida­d de intentar ingresar nuevamente al año siguiente. Pero les implicará, si lo logran, demorar un año más su futura graduación.

En el Belgrano, la tradiciona­l institució­n con sede en barrio Alberdi, pasa algo similar. En promedio, en los últimos 10 años se han inscripto por año 718 aspirantes (el mínimo fue 623 en 2009, y el máximo 875 en 2016). Pero hay cupo para 256 alumnos. El resto, 462 en promedio, queda afuera.

En el Belgrano también se da una particular­idad: los que aprueban el examen final siempre son más que el cupo permitido, con lo cual se recurre a un sorteo que siempre genera descontent­os. Oferta y demanda

La historia y el debate que genera esta problemáti­ca no son nuevos. El planteo más escuchado es el siguiente: “¿Cómo puede ser que la UNC conceda ingreso irrestrict­o para jóvenes y adultos en carreras universita­rias, y no lo contemple para los niños, quienes, por una cuestión de edad, son más vulnerable­s?”.

La respuesta más evidente es “por la escasez de lugares disponible­s y por la alta demanda de esos lugares”.

Tanto el Monserrat, con sus 330 años de historia a cuestas, como el Belgrano gozan de un prestigio académico que se potencia con la caracterís­tica de la gratuidad.

Padres y madres se entusiasma­n con la posibilida­d de que sus hijos reciban una educación de calidad sin pagar las matrículas y las cuotas que se exigen en colegios de gestión privada (ver aparte).

Leonardo, papá de una aspirante que tiene hermanos mayores que van a escuelas privadas, le dijo a este diario que la gratuidad es uno de los argumentos que tuvieron en cuenta para incentivar a su hija a rendir el examen de ingreso. Cupos limitados

Los directivos de los dos colegios preunivers­itarios de Córdoba asumen que se dan situacione­s difíciles para los que no pueden entrar, pero agregan que la flexibilid­ad del cupo no es ilimitada.

“No podemos tener ingreso irrestrict­o”, dijo Raquel Carranza, vicedirect­ora del Belgrano. “No tenemos más capacidad que para 256 chicos y chicas para el primer año. En la actualidad tenemos ocho secciones por curso. Más de dos mil alumnos en toda la escuela. Ojalá se pudiera abrir una sección más para ampliar el cupo, pero se complica por la falta de espacio y porque faltan aulas”.

Aldo Guerra, director del Monserrat, afirmó: “Muchos creen que nuestra institució­n brinda una educación elitista, pero más que elitista es de calidad; por eso hay mucha demanda”.

El directivo docente aseguró que los alumnos pertenecen a familias de distintos sectores socioeconó­micos. “Inclusive podría decir que más de la mitad son de familias de clase media baja, y todos los padres que mandan a sus hijos al Monserrat buscan asegurarle­s una educación de calidad, y hacen enormes esfuerzos para concretar eso”, dijo Guerra.

Acerca de la frustració­n que puede generar en los niños no poder entrar a esas institucio­nes, Raquel Carranza señaló: “Depende de cómo asuma esto cada familia; hay que medir las presiones y las expectativ­as. Nosotros hacemos todo lo que podemos para que no sea una cuestión traumática, repetimos una y otra vez que hay otras institucio­nes de calidad en Córdoba”.

La docente dijo que “en varias ocasiones” se ha propuesto ante la UNC la creación de otra escuela preunivers­itaria con orientació­n técnica o artística. Pero las iniciativa­s quedaron en las propuestas. “No es sencillo decidir la creación de una institució­n”, opinó.

Sin embargo, otras universida­des nacionales tienen más colegios de este tipo que la UNC. Las universida­des de La Plata y de Cuyo tienen cinco escuelas preunivers­itarias cada una; y la Universida­d Nacional de Tucumán tiene siete. Por ahora, Córdoba deberá conformars­e con dos.

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(SERGIO CEJAS) Apoyo. El Colegio Nacional de Monserrat ofrece un cursillo preparator­io para rendir el examen. Mateo Álvarez es uno de los chicos con la ilusión de entrar al “Monse”.
 ?? (RAIMUNDO VIÑUELAS / ARCHIVO) ?? Prestigio. Tanto “el Monse” como el Belgrano son muy requeridos por los padres.
(RAIMUNDO VIÑUELAS / ARCHIVO) Prestigio. Tanto “el Monse” como el Belgrano son muy requeridos por los padres.
 ?? (SERGIO CEJAS) ?? Expectativ­as. El Colegio Nacional de Monserrat dicta un cursillo preparator­io para el ingreso. El examen es en diciembre.
(SERGIO CEJAS) Expectativ­as. El Colegio Nacional de Monserrat dicta un cursillo preparator­io para el ingreso. El examen es en diciembre.

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