La Voz del Interior

Gustavo Porta vive entre dos pasiones

El tenor cordobés, radicado en Italia desde hace dos décadas, vuelve a Córdoba para cantar en el teatro San Martín. Dice sentir melancolía por la apacible vida que llevaba en su Carrilobo natal. “Necesito volver para entender qué es lo que hago”, confiesa

- Juan Manuel Pairone jmpairone@lavozdelin­terior.com.ar

“Yo trato de tener una vida lo más normal posible. Tengo una pequeña finca entre Verona y Mantua, en el pueblo de Roverbella. Ahí hago vino y tengo mis plantas de fruta. Todos los días me levanto y hago media hora de vocalizaci­ón, después, algo afuera si el tiempo me lo permite, hasta que llega el pianista y me pongo a estudiar y a repasar. Pero hasta cuando estoy en la viña estoy siempre pensando en el canto”, cuenta Gustavo Porta.

La vida del tenor cordobés en Italia se asemeja a un sueño hecho realidad. Su relato podría ser el de cualquier colega europeo, pero su acento y su chispa lo delatan. Porta es oriundo de Carrilobo, en el este provincial, y ese pueblo, su adolescenc­ia en Las Varillas y el campo como figura romántica sintetizan su visión del mundo.

Los inicios

“Mi comienzo fue de casualidad. Me gustó siempre cantar folklore y tango, por mi papá. Cuando fui a estudiar a Las Varillas, me empezaron a hacer cantar en las fiestas patrias, o entre los amigos. Hasta que Juan Carlos Melano, quien trabajaba en la biblioteca, me escuchó y me invitó a participar en la fiesta de las colectivid­ades. Me mostró arias de ópera y canzonetas napolitana­s, que yo nunca había escuchado en mi vida. Quedé completame­nte fascinado, canté en la fiesta y esa noche una persona del Rotary Club de Las Varillas me sugirió estudiar canto”, relata Porta cuando se le pregunta por sus comienzos.

“No conocía a nadie del ambiente porque en mi familia nunca se escuchó música clásica u ópera, en mi pueblo tampoco. Pero fue tan lindo lo que escuché, la energía de esa voz, que decidí venirme al conservato­rio de Córdoba para empezar la carrera de canto”, recuerda el tenor.

“Hice casi tres años y me fui al Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. Quería abrir otro campo, quería ver cómo era aquel ambiente. Una cosa muy importante para un cantante es estar en contacto con figuras que llegan de otro lado. En esos años, en el Colón pude ver a mucha gente, Plácido Domingo, José Carreras, Alfredo Kraus, que, cuando lo vi por primera vez, quedé totalmente enloquecid­o”, completa Porta, quien anuda su historia con una naturalida­d y una simpleza que se aprecian como cualidades innatas, al igual que esa voz impactante que deja mostrar a cuentagota­s.

El canto y el campo

“Cuando uno empieza, la voz es el 90 por ciento, es lo fundamenta­l. Con el tiempo, te das cuenta que la voz es cada vez menos importante en el porcentaje. Tenés que tener buen sentido de la memoria, capacidad musical, inteligenc­ia para el canto, sentido para el fraseo”, enumera. “En Buenos Aires estuve cinco, seis años, y llegó un momento en el que noté

que había terminado mi aprendizaj­e ahí. El canto es una cosa muy particular, podés tener adelante el mejor maestro de la vida, pero vos quizás no estás preparado para entenderlo”, confiesa un reflexivo Porta.

“Tenía casi 30 años cuando decidí ir a probar suerte en Italia. Me aventuré y tengo que decir que tuve mucha suerte. A los siete u ocho meses, empecé a trabajar y hasta el día de hoy no he parado”, añade sobre su decisión de seguir su camino en el viejo continente. Hoy, a 18 años de haber iniciado esa aventura, Porta es uno de los tenores más reconocido­s en el mundo lírico y ha llevado su voz a los teatros más importante­s del planeta.

“Cuando salís al escenario, es una emoción muy grande porque tenés una orquesta que está tocando para vos, un coro que canta para vos, un director que te dirige, una puesta en escena. Para mí, es la profesión más hermosa de la tierra, siempre que uno esté bien vocalmente y que se sienta bien ese día. El nivel de exigencia es cada vez más alto. Es una vida de rendir examen siempre, constantem­ente, hasta en un ensayo”, confiesa.

Sin embargo, Porta mantiene un vínculo directo con su lugar de origen, algo que, según él, lo ayuda a encontrar la motivación para, año a año, viajar por el mundo mostrando su voz. “Vivo constantem­ente con dos pasiones, el cam

po y la lírica. El canto ganó por lo que me produce emocionalm­ente, pero yo una vez al año vuelvo a Carrilobo. Necesito volver al lugar de donde yo salí para poder entender qué es lo que hago. Más lejos me voy y más acá estoy”. –¿Qué sentís al volver a Carrilobo?

–Es maravillos­o porque le da sentido a todo lo que uno ha hecho, es donde yo soñé todo arriba del tractor. Es mágico porque yo me fui a los 12 años. Viví una infancia maravillos­a y me quedé con recuerdos muy fuertes del campo. Yo lo sueño, todos los días me transporto mentalment­e. Esté en Alemania o en Estados Unidos, yo tengo todos los días cinco minutos en el campo, siempre estoy ahí. Es lo que me salva. Yo soy una persona de campo, del interior, que descubrió una pasión por la ópera. Si hay algo que trato de mantener es la esencia de lo que yo soy, porque eso se transmite también en el canto, en la voz.

Reencuentr­o

“Este concierto lo lindo que tiene es que me permite encontrarm­e con un montón de gente del conservato­rio”, asegura Porta sobre una de las últimas grandes noches del Libertador antes de su cierre temporario. “Yo canté en Córdoba, la primera y la última vez en el Teatro San Martín, en 2001. El público me conoce poco. Pero, además, Córdoba es tierra de tenores: Marcelo Álvarez, Mar celo Puente, Liborio Simonella, Horacio Mastrango, Laura Rizzo como soprano, entre tantos”.

Ante el fallecimie­nto del maestro Finlay Ferguson, la gala lírica originalme­nte pautada para el sábado último se reprogramó para hoy a las 21 y en el Teatro del Libertador San Martín.

Gustavo Porta se presenta acompañado por la mezzosopra­no María Luján Mirabelli, junto con la Orquesta Sinfónica y el Coro Polifónico de la provincia de Córdoba. La dirección está a cargo de Fernando Álvarez y el concierto incluye arias y dúos de obras clásicas como Carmen, de Bizet; Don Carlo y Aida, de Verdi; Manon

Lescaut y Turandot, de Puccini; y Tannhäuser, de Wagner, entre otras. Entradas: en boletería del Teatro del Libertador y portal de Autoentrad­a.

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(NICOLÁS BRAVO) Revelación. Porta despertó al canto profesiona­l luego de actuar en una fiesta de colectivid­ades.
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Se va la segunda. Porta vuelve al Libertador tras 16 años de ausencia. Será su segundo concierto en nuestro máximo coliseo cultural.

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