Presente inesperado, con un Macri XL
Impensado hace sólo dos meses, cuando la versión local de Cambiemos estuvo a punto de estallar por el aire en medio de pujas internas por el armado de las listas; hoy, a 54 días de los comicios legislativos y con el envión que significó el resultado parcial de las Paso, la principal preocupación que atraviesa a la alianza es la de administrar el horizonte favorable que tiene frente a sus narices.
Evitar los errores no forzados –tan típicos en la gestión nacional– y contener las precoces apetencias personales de por lo menos cuatro postulantes a la Gobernación son dos mandamientos a cumplir hasta el 22 de octubre próximo.
La diferencia de 312.286 votos (15,8 por ciento) sobre Unión por Córdoba aparece galvanizada por una aleación de factores propios y ajenos. Repasemos los principales.
Macri “XL”. Como se escribió en este espacio antes de las primarias, la marca Cambiemos es la principal herramienta de la que se sirve el armado. Cambiemos y Macri son una sola cosa. Nadie como el peronismo provincial puede dar fe de ello.
Las Paso dejaron una enseñanza para quienes desean su extinción: en su última edición, demostraron ser efectivas para aquellos oficialismos que salen victoriosos (o pierden por poco, como le sucedió a Cambiemos en la provincia de Buenos Aires).
El nuevo tablero que comenzó a reconfigurarse tras las primaresultados rias y que aún debe ratificarse en octubre muestra inequívocamente que la alianza gobernante es la única fuerza nacional y que Macri está decidido a sentar las bases para una estadía en el poder más allá de 2019.
Tras el aval en las urnas, dos episodios confirman esa determinación del jefe del Estado: la jugada, al límite de la legalidad, para suspender al camarista K Eduardo Freiler. Y el desplazamiento, luego de una convocatoria escuálida y poco oportuna de la CGT, de dos engranajes claves del Estado y el sistema sindical conectados con las cajas de las todopoderosas obras sociales.
El Macri extra large gana respeto entre peronistas y gremialistas. Ni hablar puertas adentro. La idea del helicóptero murió. La figura de Macri crece.
Los peronistas cordobeses pasaron de la frase “si le va mal a Macri, nos va mal a todos” a “si sigue así, nos va a ir muy mal sólo a nosotros”.
La economía. Sin ser una aplanadora, los últimos índices oficiales marcan una tendencia en ascenso de la actividad. El último registro, el de junio, marcó una expansión del 4 por ciento para la medición interanual.
El salto es grande, porque se lo compara con un 2016 muy flojo. Sin embargo, todos los rubros, con excepción de la minería, mostraron avances.
La economía, que tenía reservado un rol intrascendente en el arranque de la campaña, será un factor que el Gobierno y Cambiemos pondrán sobre la mesa.
“Para octubre, habrá algunos para mostrar. Sabemos que no es para tirar manteca al techo, pero darán la idea de que el crecimiento de la economía va en serio”, sacan a relucir fuentes del comando de campaña local.
Él o Ella. El resultado desfavorable, pero a tiro, en la provincia de Buenos Aires es el escenario que mejor le cae al Gobierno nacional, una vez evaporada la posibilidad de imponerse con contundencia sobre Cristina Fernández.
Un operador de Marcos Peña en Córdoba lo graficó así la noche del 13 de agosto: “Ganar o perder por uno o dos puntos es lo mejor que nos podía pasar”.
El estrecho margen bonaerense no sólo es considerado “remontable”, sino que opera como reaseguro para redoblar esfuerzos en las provincias, como Córdoba, en las que Cambiemos venció a los oficialismos.
La polarización “Macri/Cristina” por la que tanto trabajó el Gobierno nacional en las Paso tendrá un segundo capítulo recargado para las generales. Unión por Córdoba sabe que volverá a pelear frente a un fantasma. Nicolino Locche estará en el ring.
¿50? Según cuentan dirigentes con llegada a los despachos porteños, los primeros números que otean en la Casa Rosada tras las Paso mostrarían un ensanchamiento de la diferencia que Cambiemos obtuvo sobre el PJ.
“Estamos muy bien, pero faltan casi dos meses para votar y enfrente está el peronismo”, resumen confiados, y a la vez cautelosos, cerca de Héctor Baldassi.
El macrista ya recorre la Capital y el interior. Como buen preclasificado que espera su final, su desafío pasa por caminar el campo sin levantar la perdiz.
en el PJ, Pasaron de la frase “si le va mal a macri, nos va mal a todos” a “si sigue así, nos va a ir muy mal sólo a nosotros”.