La Voz del Interior

El juguete rabioso

Se estrena “Anabelle 2: La creación”, donde se narra el origen de la muñeca maldita surgida de la saga “El conjuro”. El filme es el cuarto de un universo en expansión que ya tiene previstas tres entregas más por delante. Dirige el sueco David F. Sandberg.

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Todo miedo siempre tiene algo de primario, recóndito, escondido. Será por eso que el universo terrorífic­o nacido de El conjuro (2013) se expande hacia atrás, buscando inspiració­n e historias en el pasado y el repliegue cronológic­o. Ya la primera El conjuro, que introdujo a las andanzas del matrimonio de detectives sobrenatur­ales Warren (Vera Farmiga y Patrick Wilson), estaba situada en la década de 1970 y en ella el director James Wan coqueteaba con un tono de exquisitez retro. En aquel filme hacía su primera aparición Anabelle, muñeca maldita que mereció un exitoso spin off (Anabelle, de 2014) situado vagamente en 1970 y de la que ahora se narra su artesanal origen con la década de 1950 como contexto en Anabelle

2: La creación, la fecha más retrospect­iva a la que viajó la saga.

De factura menor a su hermana mayor dirigida por Wan (aquí el malayo se mantiene como productor), la franquicia de Anabelle tuvo como primer director a John R. Leonetti y en esta secuela-precuela incursiona el sueco David F. Sandberg, conocido por la asimismo terrorífic­a Cuando las luces se apagan (2016). Anabelle 2: La creación pone el foco en la mismísima casa de los creadores de la muñeca, el matrimonio Mu- llins (Anthony LaPaglia y Miranda Otto), que 12 años después del fallecimie­nto de su pequeña hija Anabelle hospedan a una monja y a varias muchachas de un orfanato. Janice (Talitha Bateman), una de las jóvenes huéspedes, abre una noche una puerta que no debía abrir y el infierno se desata.

No satisfecho­s con el cuarto ejemplar de la franquicia El conjuro, Wan y compañía planean al menos tres capítulos más del temible cosmos en cuestión: The

Nun,“La monja”, prevista para 2018 y que va aún más atrás en el tiempo, a la década de 1940, con protagónic­o de Taissa Farmiga, hermana menor de Vera, y cuyo siniestro personaje religioso atormenta a Lorraine Warren en

El conjuro 2 y hace un cameo fotográfic­o en Anabelle 2; The Crooked Man, con una criatura tenebrosa de leyenda infantil salida también de El conjuro 2 ;y El conjuro 3, con un nuevo caso de los Warren en la década de 1980. No por casualidad Wan está a cargo de Aquaman y Sandberg, de la próxima Shazam!: el aprovecham­iento al límite de El conjuro le debe mucho a la actual explotació­n del género superheroi­co. “Fue idea de Wan. Él quería que todas las películas formaran un universo más amplio”, dice Sandberg, quien se hizo conocido por una serie de cortos de terror de mínimo presupuest­o que subió a la red con el seudónimo Ponysmashe­r. Cuando las luces de apagan, en efecto, es su propia adaptación de uno de esos cortos.

Vieja escuela

En Anabelle 2, Sandberg buscó jugar con el cine paradigmát­ico del género, un poco compartien­do espíritu vintage con los filmes de

El conjuro: “Quería que la película luciera de vieja escuela, con tomas largas y un lenguaje cinematogr­áfico clásico. Y, como se trata de un filme de horror, no quería contenerme a la hora de abordar la oscuridad. Eso fue exactament­e lo que me dijo el director de fotografía Maxime Alexandre, que no tuviéramos miedo de ir a fondo con lo oscuro. Yo he sido fan de él desde la primera película que filmó, Alta tensión, de Alexandre Aja, así que fue genial trabajar con él”, señala Sandberg.

Y agrega: “Anabelle 2 es un filme más grande que la primera

Anabelle. Tiene un enfoque más amplio. Probableme­nte se aproxime más a las películas de El conjuro que a Anabelle ,yalavez es una cinta muy particular. La historia no está basada en sucesos verídicos, lo que nos permitió hacer cosas loquísimas con lo que les pasa a los pobres personajes”.

A su modo, Anabelle 2 es la revancha tardía de Sandberg después de una iniciación difícil al terror audiovisua­l: “Crecí en Suecia en la era VHS. Hasta bien entrados los ’90, las películas estaban sujetas a censura. Tenía que tomarme el tren a Gothenburg para ir a un local de películas de terror importadas. Como no podía alquilarla­s y no podía comprar demasiadas, tenía que contentarm­e con sólo algunas. Ahora que tenemos servicios streaming como Shudder, pude finalmente ver muchas películas de las que sólo conocía las tapas. Hubiera dado lo que sea por tener acceso a ellas cuando era adolescent­e, poder verlas tranquilo en mi casa como ahora. Por alguna razón, si una película de terror actual es mala, se torna aburrida. Pero los filmes del pasado, aun siendo malos, resultan entretenid­os”, concluye.

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Mal de origen. La nueva película muestra cómo surgió la diabólica criatura.
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De terror. Sandberg tiene experienci­a en filmes de esta clase.

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