La Voz del Interior

Sólo un punto

En un partido casi sin situacione­s de gol, Argentina y Uruguay empataron 0 a 0. Nuestra selección sigue en zona de repechaje.

- Enviado especial a Montevideo Sebastián Roggero sroggero@lavozdelin­terior.com.ar

Dos o tres destellos de Messi y nada más. Es todo lo que dejó el clásico entre Argentina y Uruguay que se jugó anoche en el estadio Centenario de Montevideo, en el debut oficial de Jorge Sampaoli como técnico celeste y blanco.

Lo único que puede borrar la mueca de insatisfac­ción es que no hubo cambios significat­ivos en la tabla de posiciones de cara al Mundial de Rusia. Empató Colombia, perdió Chile contra Paraguay, y Brasil se impuso a Ecuador.

Pasan los años y el tema sigue siendo Lionel Messi: lo que haga o lo que deje de hacer en la selección argentina. Las 65 mil personas que estaban en un Centenario efervescen­te, activo y listo para ver cómo su Uruguay bajaba a Argentina se fueron del estadio en silencio, recordando que la Celeste hace cuatro fechas que no gana y que está igual de preocupada de cara a las tres jornadas que quedan para sellar el pase a Rusia.

Esa multitud vio en vivo y en directo lo que por TV no se ve: la bestial diferencia de talento y prepondera­ncia de Messi sobre el resto de los futbolista­s. Poco Messi es mucho Messi en un partido de nervios inmanejabl­es por una “final” con el miedo a perder instalado. Poco de Messi es mucho en un partido en el que no pasa casi nada. Poco de Messi es inventar una jugada en la que contrató a Paulo Dybala para que le devuelva una pared. Si no fuera por Muslera, arquero de Uruguay, Messi resolvía todo a los 40 del primer tiempo. Y hubiera pasado lo que una frase hecha sentencia: el que hacía el gol ganaba.

Los tres mil hinchas argentinos en el Centenario sólo cantaron y gritaron cuando la tocó Messi, cuando metió los pies en la masa de patadas y forcejeos que fue el medio. No hay otro jugador u otro hecho de un compañero que motive una reacción en escala similar a lo de Messi. Y esa coyuntura permite conjeturas. Que no haya nada o nadie “más” en el selecciona­do argentino además de Messi es un drama. Que Messi sea el que es, es una bendición. La verdad está a la vista: con Messi sólo no alcanzó y no ha alcanzado para que Argentina tenga un transitar liviano en el camino a Rusia. Brasil, con menos jugadores en estado de ebullición en las ligas más importante­s, trota porque hace rato se clasificó al Mundial.

Pero hay que volver a Messi, porque el tema de la selección es Messi. Venía de Barcelona en un nivel “normal” para él. Lejos de sus mejores años, el de los 92 goles, por ejemplo; o esos años en los que parecía que la entrega del Balón de Oro era una película con final cantado. Los que venían tocados por la varita mágica a esta convocator­ia eran Paulo Dybala, Mauro Icardi y hasta Ángel Di María. Los tres hombres del mo- mento no estuvieron a la altura de resolver algunos de los muchos problemas que planteó el urgido Uruguay, hecho a la entrega de futbolista­s inferiores con un sentido colectivo supremo, inmaculado y valorado por los hinchas locales, habituados a ver un fútbol pobre.

Ver cómo crecen esos “desconocid­os”, esos normales, contrasta con el ver cómo “no crecen” las figuras argentinas de las grandes ligas. Salvo Messi, que aparece y arma lo mejor de una Argentina que necesita ser mejor. En la selección siempre es momento de Messi. En el resumen del cruce ante Uruguay quedarán los highlights con puras presencias de Messi. La patada de Álvaro González que recibió en el segundo tiempo, la foto con Luis Suárez antes del partido, el tiro libre que le sacó Muslera… y la ovación de los hinchas argentinos cuando dejó el campo de juego del Centenario, el estadio con más mitos del mundo y que podrá contar que vio a uno de los tipos que será mito del fútbol.

En la tribuna, hasta Wanda Nara, la mujer de Icardi, aplaudió a Messi. Porque el poco Messi es mucho en una Argentina sin equipo. Aunque no es suficiente para llegar al cierre de las eliminator­ias con aire. La urgencia sigue y lo bueno es que Messi no es el Messi cabizbajo de otrora, el que se perdía en los partidos cuando no le salían dos pases bien. Este Messi menos brillante, que no va a hacer otra vez el maradonian­o gol que le hizo Getafe, es un Messi más cerebral y más sanguíneo. El Messi que tiene Argentina para buscar el pase a Rusia. El Mes- si que está en todos los detalles, que le abre las puertas de su casa a Jorge Sampaoli para un asado, el Messi que frena a un guardia de seguridad que está sacando de mala manera a un niño que sólo sueña con darle una carta. El Messi que ve más allá de la pelota.

El Messi que seguro liderará un triunfo ante la débil Venezuela. Lo que calmará el frenético andar del flamante DT argentino. Y volveremos a hablar de “Messi, ¿y qué más?” cuando Argentina se juegue la chance de ir al Mundial en las últimas de Messi. Un Messi sin Mundial sería un tema mundial… La Fifa lo sabe y lo supo cuando le levantó la sanción por un insulto a un juez de línea. Entre la Argentina que no es y podría ser… está este Messi, el Messi que tenemos para buscar el pase a Rusia.

 ?? (AP) ?? Acorralado. Pese a la férrea marca uruguaya, Messi fue el jugador más peligroso de la Argentina.
(AP) Acorralado. Pese a la férrea marca uruguaya, Messi fue el jugador más peligroso de la Argentina.
 ??  ??
 ?? (AP) ?? Se banca todo. Lionel Messi soporta la presión de Cristian Rodríguez en la fría noche montevidea­na. La selección argentina sigue en zona de repechaje.
(AP) Se banca todo. Lionel Messi soporta la presión de Cristian Rodríguez en la fría noche montevidea­na. La selección argentina sigue en zona de repechaje.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina