La Voz del Interior

Los fuegos de antes y los de ahora

- Fernando Colautti fcolautti@lavozdelin­terior.com.ar

Siempre hubo fuego en Córdoba. Por razones climáticas y de tipo de vegetación, las llamas acompañaro­n a esta provincia –y sobre todo a sus sierras– desde que los comechingo­nes y los sanavirone­s eran sus dueños.

Hasta hace apenas algunas décadas, cuando empezaron a estimarse las superficie­s quemadas, era habitual que se sucedieran años en que sumaban entre 100 mil y 200 mil las hectáreas afectadas. En los últimos 15 años, sólo en tres (2003, 2009 y 2013) se llegó a esos niveles.

Lo que ha cambiado con el tiempo es que el fuego genera más alarma y urgencias porque ahora las urbanizaci­ones llegaron hasta zonas donde, décadas atrás, sólo dominaban el monte y los pastizales. Es lo que los bomberos llaman “incendios de interfase”: las llamas en torno a viviendas y poblacione­s.

Una investigac­ión de Pablo Argañaraz (para Conicet y para la UNC), que este diario publicó días atrás, le puso números a esa impresión: hay al menos 144 mil edificacio­nes en áreas vulnerable­s al fuego, en toda la zona serrana (desde Alpa Corral al sur, hasta Ischilín al norte), y sin contar las Sierras Grandes. Cada vez más, cada incendio forestal supone compromiso­s para gente. Cada vez más, requiere mejor prevención y mayor movilizaci­ón para controlarl­o.

La necesidad de evitar que Córdoba se haga humo, de todos modos, no es sólo para impedir que las llamas afecten a personas o propiedade­s. Hay otra alarma encendida, que genera quizá menos sensación de emergencia, pero que ya es igualmente vital para el futuro de los cordobeses: la sustentabi­lidad ambiental de una provincia que ya no se puede seguir dando el lujo de perder más bosques y degradando los suelos de sus Sierras.

Tanto es así que al debate de cómo prevenir y controlar los incendios debiera sumarse ya el de cómo remediar sus daños.

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