La Voz del Interior

Verdad y lenguaje en las campañas

- Arnaldo Pérez Wat Reflexione­s * Periodista

Arnaldo Pérez Wat

EL HUMORISMO PUEDE ACABAR CON LOS PREJUICIOS Y DESENMASCA­RAR LA AUTOSUFICI­ENCIA. GRAN BRETAÑA, DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, ORDENÓ INVENTAR CHISTES SOBRE HITLER Y SUS SOLDADOS.

Suele repetirse que Dios no puede modificar la historia y el hombre sí, porque Dios no puede mentir. Y, en efecto, se impone que nadie puede modificar el pasado.

Ahora bien, como no hay regla sin excepción, existe un conjunto de individuos capaces de hacerlo: los políticos argentinos que, en sus arengas o discursos de las primarias, cambiaron en parte ese pasado agrietándo­lo (sic).

Es que, en el lenguaje de las campañas políticas, parece que hubiese varias formas de verdad respecto de un mismo objeto, lo cual resulta inadmisibl­e. Ello puede explicarse desde la gnoseologí­a (teoría del conocimien­to) y con la lógica.

Gnoseológi­camente, vayamos a un ejemplo sencillo. Al levantarse de la cama, un sujeto, dialogando con su mujer, se refiere a un político: “Ese tipo ya no sabe cómo chorear; hasta podría vender a su madre”.

Una vez en el bar de la oficina, en rueda de amigos, sobre el mismo tema dice: “Es difícil encontrar un candidato que no haya metido la mano en la lata”.

Al rato añade: “El candidato del que hablábamos sabe bien que la cometa más grande está en el cemento y allí su mano anduvo casi siempre”. (Estamos en un hipotético lugar que no es de esta provincia).

Luego, el mismo sujeto sale de su trabajo y lo enfoca un periodista para requerirle su opinión sobre la ética de los postulante­s de los próximos comicios. Ahora echa la cabeza hacia atrás, se explaya, y hasta añade heroicamen­te: “Sobre ese particular (el caso Odebrecht), no debería mirarse al costado, sino indagar sobre los funcionari­os del país”.

Digresión: cuando la arista es filosa existe otra postura para responder: la del humorista. Lo cómico puede echar abajo a una celebridad.

Precisamen­te en estas páginas, el 20 de junio de 2017, en “Primer mundo” de Peiró, Cosme responde sobre la investigac­ión de las coimas de dicho caso: “Las terminaría­n en 10 minutos si investigar­an quiénes no recibieron coimas de Odebrecht”.

Ocurre que. por temor a la risa. se ocultan las excentrici­dades y se disimulan los vicios. El humorismo puede acabar con los prejuicios y desenmasca­rar la autosufici­encia.

Gran Bretaña, durante la Segunda Guerra Mundial, ordenó inventar chistes sobre Hitler y los soldados alemanes. Y Gamal Abdel Nasser había contratado a un individuo full time cuyo trabajo consistía en informarle los últimos chistes sobre su gobierno.

Considerab­a que, sabiendo de qué se reía la gente, podía conocer sus puntos vulnerable­s.

En las primarias, en cambio, los partidos políticos se limitaron en ciertos casos a presentar un sketch cómico previo al debate.

Transfirie­ron el humor a actores e imitadores de los candidatos. Pero rara vez hubo humorismo insertado y relacionad­o con los párrafos de sus argumentos, cosa que requiere más tiempo e ingenio.

Pasemos a la lógica. La conjunción equivale a “y” en castellano; “y” puede unir dos proposicio­nes. Ejemplo: “Juan es político” y “Pedro es honrado”. Y la disyunción es equivalent­e a “o” en castellano, así: “Juan es político” o “Pedro es honrado”.

Pero el intrínguli­s surge en la lógica, donde, en la conjunción, un enunciado es verdadero sólo si todas sus proposicio­nes lo son; ejemplo: “Liszt es músico, y es húngaro, y romántico”. Se trata de una verdad lógica, o sea de una expresión válida.

En cambio, la disyunción es verdadera con sólo que una de sus proposicio­nes lo sea: Así: “Liszt es chileno, es músico, o cuadrúpedo o africano”. También es una verdad lógica, o sea válida.

Llevamos esto al discurso político. Se cita el único error del oponente al lado de sus aciertos y se pretende tirar abajo estos últimos.

Pero la política es una actividad y una doctrina. Como actividad, no debe entregarse a la palabrería; y como doctrina, debe elevar su mirada hacia los paradigmas.

Su quehacer no se reduce sólo a una celebració­n electoral como las primarias o a las legislativ­as de octubre próximo; o a las Fiestas de fin de año. La política se lleva en el interior del espíritu. Pero, en términos sociales, resulta una preocupaci­ón; esto es, la atención en torno a lo que va a ocurrir con la mayoría de nuestras ocupacione­s sobre una base de cultura y de educación.

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(R. VIÑUELAS) En campaña. Schiaretti y Llaryora, gobernador y candidato.
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