Jugando a ser Sampaoli
Hacer un análisis del último juego de la selección permite abordar el impacto mental en los jugadores y esbozar sugerencias conductuales orientadas al próximo partido. Veamos... ¿Qué pasó? La desesperación por ganar hizo olvidar el plan de juego, y la ausencia de líderes emocionales que ordenen y tranquilicen al equipo llevó a que el rendimiento de la selección se deteriore de un tiempo a otro. ¿Cómo influye lo que pasó? A nivel individual, se piensa mucho y mal. El jugador empieza a pensar más en las conse- cuencias de no clasificarse al Mundial que en cómo enfrentar al rival. El temor gana lugar en la mente del futbolista.
A nivel de autoestima, se desconfía acerca del propio rendimiento y la mente pierde claridad. A nivel de autodiálogo hay más críticas que indicaciones.
Crecen la ansiedad y la preocupación e influyen mucho los comentarios externos.
A nivel de equipo, usualmente se dan dos condiciones disfuncionales: o nadie habla con oportunidades de mejora o se comunican a través de reproches y críticas. Se da la asunción intermitente de roles y se buscan soluciones individuales en un deporte de equipo. Cada uno hace la suya. Entonces, ¿qué se sugiere hacer? –Presentar un plan de juego claro y conocido por los jugadores. No es momento de innovar.
–Designar y preparar a jugadores para que sean quienes dirijan al resto de sus compañeros, los delegados para “hablar y decidir” en el juego, en las instancias críticas del partido.
–Brindar dos indicaciones y no más de dos, para cada deportista, para que pueda asumir en plenitud su rol.
–Como entrenador, regular el lenguaje verbal y no verbal, en favor de las necesidades del equipo.