El cine, como pasaje a un mundo mejor
El “cine móvil” promovido por la Agencia Córdoba Cultura tiene como padrino al actor Juan Palomino. El martes, estuvo en el penal de Bouwer charlando de cine con los internos.
Desde hace años, la Agencia Córdoba Cultura trabaja a través de distintas actividades para llevar la experiencia del cine a diversos puntos y lugares de la provincia: desde el trabajo en cárceles, que comenzó en 1999 en la entonces penitenciaría de barrio San Martín, hasta hoy que de la mano del Cine Móvil promueve un programa de cine en establecimientos carcelarios de Córdoba.
Como dato particular, el actor Juan Palomino se ha convertido desde hace tres años, cuando le propusieron acompañar la presentación de la película Diablo, en el padrino de este programa encarado conjuntamente con el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Esta semana, el actor estuvo en la cárcel de Bouwer ratificando el título y, movilizado por el entusiasmo, proyectando otras actividades a futuro: “Me siento muy contento y no quiero que sea sólo testimonial este título, quiero seguir trabajando junto al equipo del cine móvil para no sólo ir a lugares como Bouwer”, cuenta Palomino aún atravesado por la experiencia del martes.
“Fue conmovedor, por lo que significa la imagen de la pared atravesada por la pantalla. A la mañana fue una experiencia increíble con el sector de recuperación de adicciones (hay 37 internos de entre 22 y 45 años que voluntariamente pidieron ir allí) y luego una segunda proyección en otro sector en la que luego muchos internos hicieron preguntas”, cuenta.
Luego de ver Kr ypton ita ,en la que Palomino encarna a un superhéroe, la experiencia derivó en una charla abierta. “Las pre guntas que me hicieron tuvieron que ver con la identidad como actor, con las técnicas de actuación, el oficio de actor… fue un ida y vuelta conmovedor, y lo que me movilizó y me dejó casi sin poder hablar fue cómo una obra puede generar un espacio o un universo que los abstrae de una realidad dura. Todos terminamos llorando, los internos, los guardias, los del equipo de adicciones... se produjo algo mágico”, cuenta.
Sobre el mensaje que les dejó la película, resalta: “Vieron una peli que como disparador tiene el trabajo en equipo, la solidaridad y reconocer a la familia como centro. La amistad y la familia que se eligen”. Más allá de la experiencia en los penales, el “cine móvil” se propone llegar a distintos puntos de la provincia. “La idea es llevar el cine a un pueblo lejano donde no tuvieron nunca o se cerró. Recuperar ese encuentro colectivo es importante. Por eso acepté y me da una gran alegría contribuir a este hecho social”, dice Palomino antes de ratificar su compromiso. “Volveré a Bower, ya que me comprometí a ver con ellos la película
Paco, de Diego Rafecas, que ayuda mucho, no solo a los internos, sino también al equipo terapéutico, a comprender la realidad”.
Palomino se anima a soñar: “Mi intención también es contribuir a recuperar el festival de cine internacional que Córdoba se merece. Yo dirijo un festival de cine en las Tres Fronteras, donde hacía 40 años no había cine y que, gracias a la intervención de distintos actores, hoy lo tienen”.