La Voz del Interior

Padre de una hija víctima de femicidio

- (LA VOZ) Fernando Agüero Correspons­alía

A Ingrid Vidosa la mató su expareja, ahora condenado a cadena perpetua. Fue en Carlos Paz, en agosto de 2015. El papá, Carlos, relata el saldo familiar doloroso de la violencia de género, y lo difícil que se hace retomar la vida cotidiana.

A Ingrid Vidosa la mató su expareja, ahora condenado a perpetua. El papá relata el saldo familiar doloroso de la violencia de género.

Ingrid Vidosa no es un número en una estadístic­a. Tenía 25 años cuando fue asesinada el 24 de agosto de 2015 en el Cerro de la Cruz, un sendero frecuentad­o por vecinos y turistas en Villa Carlos Paz. Su expareja Marcos Haye le disparó un tiro en la cabeza y su cuerpo fue encontrado un día después por turistas que caminaban hacia la cima.

Carlos Vidosa, el papá de Ingrid, juntó todo el coraje que pudo para salir a defender la memoria de su hija y pedir justicia. Hace una semana, la Cámara Séptima del Crimen de Córdoba, con jurados populares, condenó a Haye a prisión perpetua. Según el registro de

La Voz, el de Ingrid fue uno de los 12 femicidios de 2015. En 2016 la cifra se elevó a 23.

Los 52 años de vida de Carlos han transcurri­do en la serenidad de Mayú Sumaj, donde por estos días de septiembre el verde sale a mostrar toda su fuerza. Carlos volvió a elegir quedarse en su casa, en la que creyó que no podría vivir nunca más. Quizás fue pensando en su nieta de ocho años –la hija de Ingrid– que no se cansa de andar en bicicleta por la calle que llega al río San Antonio.

Una semana después del fallo que condenó a Haye a cadena per- petua por el crimen de su hija Ingrid, Carlos dice que después de dos años de despertars­e en medio de las noches buscando saber si lo que vive es un sueño o si en verdad pasó, pudo dormir con algo más de paz. Igual, sus ojos brillan cuando la evoca, o cuando pronuncia las letras que conforman su nombre.

Su dolor es el de los padres que perdieron a hijas en manos de la violencia de género.

“Estuve un año sin tocar su habitación, como si algo me dijera que iba a volver. Un día junté coraje y entré a acomodarla, pero todas sus cosas están acá”, dice mientras muestra las partes de la casa que parecen traerla casi todos los días: la cocina cuando desde su cama la escuchaba levantarse y prepararse el desayuno, o el ruido de la puerta trasera por la que salía hacia el trabajo.

“Hay cosas que han quedado vacías, es una vida que falta”, asevera Carlos. “Mi vida dio un giro de 180 grados”, afirma.

Cuando piensa en el femicida ya condenado, Carlos no entiende que sea la misma persona que entró a su casa y que se presentaba como alguien amable.

“Hay cosas que uno no puede creer, que este tipo que ha estado acá, que se sentó en mi casa, parecía que nunca iba a hacer esto que hizo”, subraya Carlos. Eso que hizo fue asesinar a su hija.

Paradojas

El destino puso varias pruebas en el camino de Carlos, que recuerda, por ejemplo, que en 1996 salvó a una niña de 13 años arrancándo­sela a un hombre que estaba a punto de violarla. “La manoseó y la tiró al suelo. Yo pasaba por ahí, me bajé del auto, puse a salvo a la niña y no sé cómo hice, pero llevé al tipo hasta la comisaría”, cuenta.

En 2005, en tanto, una sorpresiva crecida del río San Antonio arrastró a una familia completa de turistas que pescaban mojarras cerca del puente de Icho Cruz. “Vi a cuatro personas que traía el río, un papá con sus tres hijos. Rescaté a dos chicos, al tercero lo rescataron en una curva y con ropa y todo me largué de nuevo a salvar al padre. El nenito me gritaba que lo salvara. Al hombre se lo chupó el puente y no apareció más. A los 9 días encontraro­n su cuerpo en Mayú Sumaj”, cuenta sobre aquel recuerdo. Pero se detiene, y después de una pausa le sale: “Y no pude salvar a mi hija”.

Otra vida

A Carlos se lo ve más aliviado desde que, hace unos días, supo que Haye estará preso con cadena perpetua. “Ya no soy el mismo”, admite. ”Soy una buena persona y mucha gente me quiere por lo que antes, era muy común que saliera a tomar mates con los vecinos, pero eso ya no lo puedo hacer. No he podido salir más. Hay cosas que no puedo hacer, como reírme con otros. Hay una tristeza que no se puede cambiar”, marca sobre la dificultad para salir del dolor.

Al Cerro de la Cruz dice que no ha vuelto desde el día en que encontraro­n el cuerpo de Ingrid. Pero asegura que, así como juntó fuerzas para entrar en la habitación de su hija un año después de lo que le ocurrió, pronto volverá al último sitio que, supuestame­nte, Ingrid vio aún con vida.

Un año trágico

2015 fue un año trágico para Villa Carlos Paz y su Cerro de la Cruz. El 13 de marzo de 2015, mientras buscaban a Andrea Castana, quien había desapareci­do dos días antes mientras ascendía al cerro, efectivos del Cuerpo Especial de Policía encontraro­n el cuerpo del fotógrafo Hernán Sánchez, de quien no se sabía nada desde diciembre de 2014. Horas después, en otro sector del cerro, participan­tes de la búsqueda hallaron los restos de Andrea. Pasaron algunos meses de extrema conmoción en Carlos Paz hasta que unos turistas dieron aviso a la Policía del peor hallazgo: el cuerpo de Ingrid Vidosa. La buscaban desde la noche anterior cuando su familia denunció que no había vuelto desde la tarde en que se fue.

“Veo poca televisión, me ponen mal los casos de femicidios que se conocen y no puedo entender cómo el caso de Andrea Castana todavía no tiene un culpable. Eso hace todo mucho más doloroso para la familia”, concluye Carlos.

 ??  ??
 ?? (RAIMUNDO VIÑUELAS / ARCHIVO) ?? El juicio. Marcos Haye, expareja de Ingrid, fue condenado a perpetua hace una semana.
(RAIMUNDO VIÑUELAS / ARCHIVO) El juicio. Marcos Haye, expareja de Ingrid, fue condenado a perpetua hace una semana.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina