Cuando la sentencia judicial no trae alivio
TRES CASOS JUDICIALES EMBLEMÁTICOS QUE TERMINARON CON CONDENAS, PERO SIN CÁRCEL. QUÉ DICEN LOS IMPULSORES.
Hay dolores infinitos, eternos, que ni siquiera la Justicia podrá curar. Pero siempre quien acude a Tribunales en busca de alguna reparación es porque quiere obtener aunque sea algún alivio, pese a que se trate de lo irrepa- rable.
Un consuelo que en Córdoba parece no haber tenido lugar para un grupo de familias que en los últimos años fueron atravesadas por diferentes tragedias.
La semana final de agosto aglutinó la culminación judicial de tres casos dramáticos que durante años estuvieron sumergidos en el limbo judicial.
La tragedia de la ambulancia del 107, que explotó hace casi 11 años y dejó cuatro muertos; el caso del adolescente Juan Aciar, que murió al recibir una fatal descarga de un tacho de basura electrificado por una conexión ilegal; y la absurda persecución automovilística entre dos jóvenes conductores que derivó en un vuelco y en la muerte de Vanesa Damoli.
Son tres de los llamados homicidios culposos (a diferencia de los dolosos, se supone que aquí se mató sin una intención específica) que ahora, varios años después de haber comenzado a transitar la burocracia judicial, terminaron en condenas sin cárcel.
Un extenso peregrinar que si bien llegó a su fin y con penas para los responsables, dejó un sabor más que amargo para aquellos que se sentaron en el lugar de las víctimas.
¿Qué hubieran pensado allá, hace ya varios años, cuando iniciaron aquel proceso judicial si les decían que sólo iban a obtener sentencias en suspenso?
Esta es una de las preguntas que dispara nuestro Primer plano de hoy, en el que cuatro familias que conviven con el dolor desde hace mucho relatan cómo es el día después de esta frustración judicial.
Son historias surcadas por el drama y el desencanto, pero, al mismo tiempo, son biografías que intentan continuar mirando hacia adelante, a pesar de todo.
Se trata de ponerle rostro y sentido a la letra fría de un expediente judicial.