La Voz del Interior

Los Jaime, una familia bien celeste

Con siete años de diferencia, los Jaime se tomaron dos fotografía­s en Alberdi que son testimonio explícito del paso de los años y también del crecimient­o del Celeste.

- Pablo Giletta pgiletta@lavozdelin­terior.com.ar

El tiempo pasa. La conciencia de esa realidad nos invade de a ratos, con su carga de nostalgia y una certeza: lo que pasó no se repetirá. Pero, además, la tecnología hoy nos ha puesto herramient­as al alcance de la mano para comprobarl­o, como si hiciera falta. Entonces uno compara fotos viejas con nuevas, que dan testimonio del camino andado.

Algo de todo eso es lo que les pasó a los Jaime, una familia de corazón pirata que, desde hace años, cumple el ritual de ir a la cancha para alentar a Belgrano con todos sus integrante­s. La historia es sencilla: el sábado último, después del triunfo de los celestes en su regreso a Alberdi, pudieron recrear la escena de una foto tomada hace siete años en el mismo espacio geográfico, pero con una topografía muy diferente, entre aquella tribuna bajita de la calle Hualfin y la actual megatribun­a Tomás Rodolfo Cuellar. Y ayer, convocados por

Mundo D, volvieron al Gigante para contar la ocurrencia.

Fernando Nicolás Jaime tiene 34 años, pero es hincha de Belgrano desde que tiene memoria, por herencia de su papá. Con Alberdi lo une la pasión, pese a que vive en Ferreyra, bastante lejos del barrio donde todo es celeste.

Por eso no es casual que Cintia, la mujer que eligió (y lo eligió), también sea pirata. Y de esa unión llegaron tres piratitas más: Malena Celeste, que está por cumplir 14 y lleva los colores hasta en el DNI; Thiago, de 11, y Jonás, próximo a cumplir 9 y jugador de la categoría 2008 de la “B”.

“Acá somos todos de Belgrano. A Thiago, mi cuñado lo quería convertir, pero no hubo forma. Siendo el primer hijo varón, lo hice socio primero que a nadie”, le contó Fernando a este diario.

Dos fotos, una historia

En junio, para el Día del Padre, Cintia se puso a buscar fotos viejas para darle una sorpresa. Y encontró una que le había tomado hace algunos años (de 2010) al resto de los miembros de la familia en el Gigante: el papá lleva en sus hombros a Jonás y, con su mano izquierda, toma a Malena; mientras Thiago camina un par de pasos más adelante.

“A esa foto la encontré de ca- sualidad y, al final, no la usé. Pero quedó en mi celular y, cuando volvimos a la cancha, les propuse que la repitamos”, relata Cintia, quien copió una iniciativa que se hizo popular en los blogs y en las redes sociales: tomar fotos en los mismos lugares que se visitaron muchos años atrás, en idénticas poses, y publicarla­s juntas.

No hay registro de qué partido fue aquel de 2010. Sí queda claro que fue nocturno y que no faltaron papelitos, a juzgar por la cantidad acumulada en el piso.

Este sábado, la familia esperó que el estadio quedara vacío para que la nueva postal guardara coincidenc­ia con la foto anterior, aunque hubo un intento en falso antes de que quedara bien y de que la aprobaran todos. “La sacamos dos veces. Los chicos se prestaron porque nos siguen en muchas de las locuras que tenemos. Son buenos actores”, contó Cintia que, como aquella vez, fue la fotógrafa.

Claro que hubo cambios inevitable­s. “Si empezamos a ver las diferencia­s entre una y otra, ahora tengo mucha más panza”, aseguró un resignado Fernando. Por lo demás, los chicos son la muestra más explícita del paso del tiempo, sin contar la escenograf­ía, que había dejado de ser una cancha, para convertirs­e en un estadio.

Después, las dos fotos juntas se viralizaro­n por las redes sociales y muchos hinchas de Belgrano celebraron la iniciativa.

“Se me caían las lágrimas”

“Los chicos me miraban y no entendían mucho, pero a mí el sábado se me caían las lágrimas. Ver cómo quedó esta cancha, poder estar acá para contarlo... todo fue soñado”. El padre de familia, empleado de una fábrica de bebidas gaseosas, es el que se emociona mientras habla.

Hace algunos años, los Jaime –como Belgrano– fueron por el sueño de la casa propia y, por primera vez en mucho tiempo, no pudieron hacerse socios del club.

“Nos perdimos la primera campaña en Primera División (desde el regreso de 2011) porque estábamos terminando nuestra casa y no nos daban los números. Cuando podíamos, sacábamos la entrada para ir a ver algún partido en especial”, cuenta Cintia. Y Fernando agrega: “Nuestra salida familiar era y es la cancha. Cuando estábamos haciendo la casa, no íbamos al cine, ni de vacaciones, ni a ningún lado”.

Ahora que la casa es una realidad, aunque le faltan detalles (“al patio lo vamos a pintar todo de celeste”, sueñan en voz alta), los Jaime están de vuelta alentando al Pirata desde la Cuellar Alta. Y estarán cada vez que Belgrano sea local.

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1. La mamá Cintia es la fotógrafa de sus hijos Thiago, Jonás y Malena Celeste. El papá Fernando recrea una escena con uno de los chicos en los hombros 2. La vieja tribuna que daba a la calle Hualfin captada con la (JOSÉ HERNÁNDEZ). familia en 2010. 3. La misma foto tomada el pasado sábado en el nueva tribuna Tomás Rodolfo Cuellar. Según pasan los años
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