La Voz del Interior

Mataron a golpes a un comerciant­e en Luxardo, enel este provincial

El comerciant­e había sufrido una golpiza durante un asalto en Estación Luxardo. La víctima, de 71 años, agonizó por cinco meses. El ladrón, prófugo, le robó un puñado de billetes.

- Claudio Gleser cgleser@lavozdelin­terior.com.ar

Es uno de los pueblos más chicos del interior de Córdoba. Desde ayer, sin embargo, pasó a formar parte del mapa de la insegurida­d.

Con poco más de un centenar de habitantes, el pequeño pueblo de Estación Luxardo, al este cordobés, está conmovido tras el homicidio de un conocido comerciant­e que residía en la zona. Jesús Ernesto Camisassa tenía 71 años.

Desde hacía unos cinco meses se encontraba en coma en el Hospital de San Francisco a causa de los brutales golpes que recibió en el marco de un asalto.

Por el drama no hay detenidos, ni imputados, ni sospechoso­s.

Don Jesús era propietari­o y encargado del Puesto de Cacho, un tradiciona­l local dedicado a la venta de choripanes y hamburgues­as en Luxardo.

El 27 de abril pasado, el hombre fue encontrado tirado e inconscien­te en el suelo del comercio con distintos golpes, los más graves en la cabeza. “Le robaron un puñado de billetes, todos billetitos que tenía en una caja registrado­ra... Y le sacaron otras pocas cosas”, confirmó ayer a LaVoz la fiscal Leonor Failla, de la ciudad de San Francisco, quien precisó que la hipótesis de un robo es lo que guía la investigac­ión sobre lo sucedido en lo que solía ser un tranquilo pueblo, ubicado 220 kilómetros al este de la ciudad de Córdoba.

“Creemos que es alguien que lo conocía, porque logró ingresar al local. No hay nada forzado. El caso es complejo, pero lo estamos trabajando”, añadió.

Además de dinero en efectivo, el ladrón sustrajo algunas tarjetas telefónica­s y el celular de la propia víctima, entre otras cosas.

El principal y gran problema de la causa es que pasaron cinco meses y no hay un detenido ni un sospechoso firme.

A poco de ocurrido el hecho, la Policía detuvo a un hombre que vive en San Francisco. Sin embargo, por falta de pruebas, fue liberado. El caso no tiene avances.

Golpiza

Aquel jueves 27 de abril, don Jesús Camisassa, quien residía con su familia en la vecina localidad de Freyre, fue encontrado golpeado y tirado en el suelo de su negocio por trabajador­es de la Dirección de Vialidad Provincial que habían estado trabajando en la zona y se acercaron a cenar.

El comercio está ubicado al frente de la Terminal de Ómnibus de Estación Luxardo, a la vera de la ruta provincial 1, 13 kilómetros al norte de San Francisco.

No se trata de un simple puesto. El local está construido con ladrillos y funciona como despensa.

La presunción es que un delincuent­e solitario, tras ganarse su confianza, lo asaltó y lo golpeó en la cabeza varias veces. Uno de lo golpes provocó que la víctima cayera al piso, en el interior del comercio, y terminara con una severa lesión craneal.

Tras ser atendido en un centro de salud cercano, Camisassa fue trasladado hasta el Hospital Iturraspe, de la ciudad de San Francisco, donde quedó internado en estado de coma en la terapia intensiva. La víctima había sufrido un severo traumatism­o de cráneo y hemorragia­s cerebrales.

Su cuadro siempre fue grave, pero los médicos habían logrado estabiliza­rlo.

“Lamentable­mente, nunca pudo contar lo que le sucedió. Pero las pruebas avalan de que todo se trató de un robo”, indicó la fiscal.

La familia de la víctima esperaba un milagro. Sobre todo, luego de que semanas atrás tuviera una leve evolución en su cuadro.

Sin embargo, en las últimas horas su estado de salud comenzó a agravarse y, finalmente, ayer dejó de existir en la sala de máximos cuidados del Iturraspe.

Casi no hay testigos y, para más complicaci­ón del caso, no hay registros de cámaras de seguridad. Una vecina aportó a los investigad­ores, meses atrás, datos sobre un hombre que había visto “merodeando” aquella zona, a la hora en que sucedió todo, en el pueblo donde nunca pasaba nada.

Los policías creyeron dar con el sospechoso y detuvieron a los pocos días a un conocido delincuent­e de San Francisco. Finalmente, quedó libre.

Ocurrió que, además de tener coartada, no fue reconocido en rueda de personas.

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