Cambiemos: 10 señales y una gran incógnita
Un trabajo que llegó el sábado último a las casillas de e-mail delos principales funcionarios y asesores electorales de Cambiemos en Buenos Aires traza el siguiente panorama para el escenario cordobés, a 25 días de las elecciones legislativas.
1. “Se verifica un amplio liderazgo de (Héctor) Baldassi que duplica la intención de voto de su oponente (Martín Llaryora), 48 por ciento contra 23 por ciento”.
2. “En este escenario, de las nueve bancas que se disputan, Cambiemos obtendría 6; Unión por Córdoba, 2; y la última sería para (Pablo) Carro”.
3. “Baldassi absorbe el 100 por ciento del voto en (las) Paso a Dante Rossi y retiene casi la totalidad de sus votos. Las fugas son marginales”.
4. “Como segunda opción de voto, hay una potencial pérdida de 16 puntos a favor de Llaryora, y de Llaryora a Baldassi los puntos en juego son 8”.
5. “El 45 por ciento de los votantes a Baldassi no elige otro candidato como segunda opción (blanco / no vota / no sabe). En Llaryora, esta misma magnitud es 30 por ciento, y en Olivero, 32”.
6. “Baldassi lidera en imagen positiva y ratio las imágenes provinciales, seguido por Llaryora. Entre las nacionales, MM (Mauricio Macri), MEV (María Eugenia Vidal) y ‘Lilita’ (Elisa Carrió) tienen las mejores performances”.
7. “El optimismo a futuro es alto y la evaluación actual oscila entre estable y mejor”.
8. “En Córdoba, la gente quiere votar para apoyar al Gobierno nacional en un 68 por ciento y para apoyar al Gobierno provincial un 50 por ciento”.
9. “Es clave moderar el enfrentamiento con el gobernador, quien, aunque cayó en imagen, sigue siendo muy bien validado junto con su gestión”.
10. “La instalación de la marca Cambiemos es impactante. Es el único partido con un novel de recordación significativa a la hora de mencionar un partido político preferido (37 por ciento)”.
Luces y sombras
Los datos y las conclusiones que están en análisis del equipo que comanda el jefe de Gabinete, Marcos Peña, no pueden ser mejores.
Esa es la parte del vaso medio lleno. La otra mitad, en cambio, ha comenzado a encender las alarmas.
La preocupación se instaló en los despachos porteños del poder. Córdoba no es un distrito más. Es, en términos del Presidente, su “segunda casa”.
No hay dirigente en Cambiemos que no avizore una aceleración de la actividad interna tras la noche del domingo 22 de octubre. “La tensión entre los socios aumentará. Vamos hacia eso”, reconoce el asesor de uno de los aspirantes.
En ese sentido, el cortocircuito generado por Ramón Mestre por el último reparto de los aportes del Tesoro Nacional (ATN) a intendencias radicales y macristas fue un nuevo (mal) gesto que cayó pésimo en el seno del poder.
El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, hizo saber su fastidio. No es su primer disgusto.
Pese al pataleo del principal intendente cordobés, la distribución no se alterará.
“Si queremos gobernar la provincia en 2019, tenemos que hacer como el PJ y empezar a reinventarnos también nosotros”, se escuchó que les transmitía a los suyos Luis Juez, uno de los candidateables.
Esa reinvención alude a encontrar los modos y las formas para que el acuerdo y el consenso prevalezcan sobre la implosión, por la que, descuentan en la alianza, trabajará el peronismo, bien consciente de la carga que representan sus 20 años en el poder.
El líder del Frente Cívico comparte con otros jugadores, aunque no todos, la idea de trazar las reglas futuras con mucho tiempo de anticipación. Evitar el dedazo de Macri parece ser la intención, en especial de quienes consideran no tener todos los boletos para ser ungidos.
Sin importar el orden de la mención –hasta en eso tienen celo algunos de los aspirantes–, Mestre, Baldassi, Juez, Negri y Aguad integran una escudería en la que, sin embargo, no habría que descartar el arribo de un tapado.