La Voz del Interior

Sobre la medicina narrativa

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El cardiólogo Daniel Flichtentr­ei es editor científico de Intramed, la red médica más grande de habla hispana con 800 mil profesiona­les registrado­s y un millón de visitas mensuales.

Pero también es referente en la Argentina de la medicina narrativa, movimiento que nació en la Universida­d de Columbia (Estados Unidos) de la mano de la médica Rita Charon, y que apunta a recuperar la capacidad de escuchar las vivencias e historias de los pacientes como elemento de alto valor clínico. Como corolario de ambas vertientes, Flichtentr­ei tiene una mirada diferente, para algunos provocador­a, sobre la Medicina y sus contextos, que revaloriza la concepción integral y humana no sólo del paciente, sino también del médico.

Así, asegura que hay cosas esenciales que los médicos no saben que ignoran, que el “doctor Google” puede convertirs­e en una tragedia y que, en definitiva, la Medicina actual necesita un cambio urgente.

–¿Qué es lo que los pacientes saben e ignoran que saben?

–La descripció­n es el fundamento de la medicina narrativa. Y es que dentro del saber médico existe un saber experienci­al, no científico, que sólo tienen quienes padecen una enfermedad, que la Medicina ha ignorado durante siglos y que hoy está empezando a ser revaloriza­do por muchos motivos. Porque ocurre que la Medicina mejora mucho en sus aspectos clínicos y terapéutic­os cuando toma en cuenta ese saber que despreció durante tanto tiempo.

–¿Los médicos no escuchan a sus pacientes?

–Los médicos escuchan a los pacientes, pese a que se suele creer que no. El problema es qué escuchan, porque cuando uno escucha, valora, y descarta algunas cosas y toma en cuenta otras. Lo que nosotros decimos es que, en ese contenido informativ­o experienci­al que descartamo­s y que parece ruido comunicaci­onal sin valor científico, muchísimas veces allí está la clave del padecimien­to de las personas. Justamente en eso a lo que prestamos menos atención. No es que no lo escuchemos, pero no lo consideram­os a la hora de hacer un diagnóstic­o o un tratamient­o.

–La otra cara de la moneda es lo que los médicos creen que saben y en realidad ignoran, entonces.

–Es lo mismo: lo que los pacientes ignoran que saben es que su propia experienci­a como enfermos tiene enorme valor clínico, y lo que los médicos no saben que ignoran es que ese saber que sólo los pacientes pueden transmitir­nos es sumamente valioso, y por eso lo descartan.

–¿Podría dar un ejemplo? –Hay mucha bibliograf­ía científica que muestra que las condicione­s de existencia de las personas, ya sea en lo material como en lo subjetivo, configuran enfermeda- Surgió en la Universida­d de Columbia, en Nueva York.

Rita Charon en Nueva York generó el origen institucio­nal de este movimiento, y la Universida­d de Columbia la reconoció como una materia curricular de grado y de posgrado, y a partir de allí se extendió por el mundo. En Argentina, se dan cursos y talleres en Intramed y seminarios en universida­des, pero en ninguna está instalada a nivel curricular.

Está muy difundida en Inglaterra, Australia, Nueva Zelanda, España y algo menos en Francia e Italia.

–Esa concepción de la Medicina, ¿qué lugar tiene en el sistema actual?

–Es una mirada imprescind­ible y urgente. Porque así como estamos no podemos seguir, porque no podemos resolver los problemas que enfrentamo­s, que casi todos dependen de la forma en que vivimos. “Es lo que nos hace la vida que hacemos”, en una frase. Por otro lado, esta corriente de medicina narrativa tiene cada vez más impacto en la formación de los médicos, fundamenta­lmente en el posgrado. Y es que el modelo médico hegemónico es también una utopía. Porque los médicos sabemos que nos falta algo muy importante para ser felices con la profesión que elegimos, y que las condicione­s de indignidad en las que muchas veces nos vemos obligados a trabajar nos impiden cumplir nuestra misión.

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