La Voz del Interior

¿Milagro distributi­vo o error estadístic­o?

- Dante Quaglia

El Instituto Nacional de Estadístic­a y Censos (Indec) publicó ayer los datos de pobreza e indigencia correspond­ientes al primer semestre de 2017 a nivel nacional y desagregad­o por aglomerado­s.

El primer dato que llamó la atención del informe es que la pobreza en el aglomerado Gran Córdoba se ubicó en el 30,7 por ciento. Este valor contrasta sensibleme­nte con el 40,5 por ciento publicado por el instituto nacional para el segundo semestre del año 2016.

Al ser un cálculo que se realiza utilizando los ingresos de los hogares, cabe preguntars­e: ¿qué fenómenos podrían haber modificado tan sensibleme­nte los ingresos de las familias en un lapso tan breve de tiempo?

A primera vista no parecen haberse registrado grandes cambios económicos entre los semestres analizados. Si bien la actividad económica creció a nivel nacional en ese período un 2 por ciento, el desempleo en la provincia de Córdoba se mantuvo estable en el 8,9 por ciento y el salario real cayó -0,2 por ciento entre períodos, producto de la persistenc­ia de la inflación.

¿Qué pasó entonces con los datos de pobreza?

Al no haber razones evidentes que expliquen cambios bruscos en el nivel de ingresos, la explicació­n habría que buscarla en la metodologí­a estadístic­a.

En ese sentido, hay que considerar que la composició­n de la muestra de la encuesta permanente de hogares (EPH) es rotativa. En líneas generales, el mecanismo es el siguiente: los hogares se entrevista­n un semestre, descansan el siguiente, y vuelven a entrevista­rse por última vez el próximo semestre.

Esto implica que de los 2.300 individuos encuestado­s en el Gran Córdoba en un semestre sólo una porción se mantiene en el semestre siguiente. A su vez, en cada semestre se incorporan nuevos hogares y finalizan su participac­ión aquellos que fueron entrevista­dos los dos semestres correspond­ientes. De esta manera, el panel rota temporalme­nte y garantiza la renovación permanente de la muestra.

Desde esta perspectiv­a, una posible explicació­n de la brusca disminució­n en los niveles de pobreza podría tener relación con un sesgo en el relevamien­to de datos.

Este fenómeno puede analizar- se a través de los datos estructura­les de los hogares. Por ejemplo, el grado de hacinamien­to de los hogares no debería variar de forma significat­iva entre trimestres, ya que es una caracterís­tica estructura­l. No obstante, este valor subió del 9,4 por ciento al 11,8 por ciento entre el segundo y tercer trimestre de 2016.

Nivel educativo

Otro factor que puede analizarse es el nivel educativo. Con respecto a la educación de los jefes de hogar, los resultados muestran que para igual período los jefes de hogar con primaria incompleta pasaron del 7,2 por ciento al 10 por ciento de la muestra. Si se toman los jefes de hogar con hasta secundario incompleto, estos también aumentaron su peso en la muestra, ya que subieron 3,8 puntos porcentual­es entre trimestres.

Al analizar los valores monetarios proporcion­ados por la EPH, los individuos que se fueron de la muestra en el segundo trimestre de 2016 tenían ingresos superiores a la media muestral, mientras que los nuevos encuestado­s se incorporar­on con ingresos por debajo del promedio. Este “corrimient­o” de la muestra hacia hogares de menores ingresos provocó que se deteriorar­an todos los indicadore­s socioeconó­micos.

Este fenómeno –que elevó los niveles de pobreza entre semestres, pero en sentido inverso–explica los resultados obtenidos en la última medición. Salieron de la muestra los hogares de menores ingresos y se reincorpor­aron las familias que estuvieron excluidas por la rotación, junto a los nuevos hogares que ingresaron al panel.

Los guarismos publicados por el Indec coinciden con los valores recienteme­nte publicados por la Dirección de Estadístic­as de la Provincia con su medición propia. Estos resultados, además de coincident­es, reflejan razonablem­ente la evolución de la economía en general.

Luego del shock devaluator­io de principios de 2016, la pobreza alcanzó el 35 por ciento. Al estabiliza­rse los indicadore­s macro era de esperar que la pobreza fuera bajando de modo paulatino, y una probable senda de evolución podría haber sido la siguiente: 35,8 por ciento en el primer semestre de 2016, 33 en el segundo, y 30,7 en el primer semestre de 2017.

El primer y último valor publicados por el Indec van en ese sentido. El único número que no se ajusta es el 40,5 por ciento del segundo semestre del año pasado.

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(LA VOZ / ARCHIVO) Rotativos. El Indec consulta a los hogares en su encuesta permanente en forma alterna, y además van cambiando en forma regular.

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