La delgada línea roja del cannabis
El 11 de septiembre de 2016, La Voz tituló su edición impresa con una noticia impactante: “Abrió en Córdoba la primera clínica de marihuana”. La cadena de reacciones fue indetenible: llovieron las críticas y también los buenos augurios de quienes decían necesitar del cannabis medicinal para sus dolencias.
La persona encargada de ese emprendimiento era Carlos Laje, exyerno de José Manuel de la Sota quien en 2011 –como funcionario provincial– había quedado envuelto en una polémica por una denuncia sobre irregularidades en una contratación con fondos del BID, la que luego fue archivada por Anticorrupción.
A su vez, el 29 de marzo pasado el Congreso argentino aprobó la ley 27.350 de uso medicinal de la planta de cannabis y sus derivados. Al reglamentarla, hace dos semanas, se aclaró que sólo podrán producirlo entidades oficiales, como el laboratorio de Hemoderivados de la Universidad Nacional de Córdoba.
También publicamos informes en los que mostramos en qué dolencias los médicos admiten que hay suficiente evidencia como para convertir al cannabis en un paliativo eficaz, y en cuáles hasta puede ser un riesgo.
En medio de todo esto, la Justicia detuvo a Laje y lo acusó de “comercializar estupefacientes,
A VECES RESULTA COMPLICADO, EN UN TEMA TAN COMPLEJO, AUNAR TODAS LAS PERSPECTIVAS CADA VEZ QUE SE LO TRATA.
disimulando la actividad en tratamiento médico”. Escuchas publicadas por Día a Día lo complican al mostrar, presuntamente, que la falta de supervisión médica era una constante y se entregaban esos productos a cualquiera que los pagara.
Hoy continuamos con la saga: en las páginas 18 y 19 se revela que Laje es empleado provincial del Observatorio de Salud desde 2007, ahora suspendido desde su detención. En la Provincia nadie pudo explicar qué hacía en ese puesto.
Al hacer este raconto, nos damos cuenta de lo complicado que es aunar todas las perspectivas de un tema tan polémico, cada vez que se lo trata.
Pero sigue siendo indispensable, y todo un desafío periodístico.