La Voz del Interior

Llegó el día bisagra para su historia

Más de cinco millones de catalanes están llamados a votar hoy para decidir si la región se independiz­a o no de España El clima está cargado de tensión e incertidum­bre, porque el Gobierno central desconoce el referéndum y ordenó a la Policía que lo impidi

- Patricia Bacchetti Especial desde Barcelona

Cataluña afronta hoy su día clave del 1° de octubre (1-O) en un clima social de máxima expectativ­a y fuerte tensión. Más de cinco millones de ciudadanos están llamados a votar por Sí o No a la pregunta: “¿Quiere que Cataluña sea un Estado independie­nte en forma de república?”, en un referéndum impulsado por el Govern catalán y declarado ilegal por el Gobierno español.

Así se cierra un período inédito en España, marcado por una masiva movilizaci­ón ciudadana del independen­tismo catalán y la decidida acción del Gobierno español de Mariano Rajoy de utilizar todas las herramient­as y recursos del Estado para bloquear y desactivar la consulta.

Ayer, en la cuenta regresiva, la Guardia Civil tomó el control del Centro de Telecomuni­caciones y Tecnología­s de la Informació­n con la intención de verificar que no será usado para tareas relacionad­as con el referéndum.

En los últimos días, miles de ciudadanos de Cataluña han sido protagonis­tas de una gran resistenci­a social ocupando calles y buscando espacios de democracia que aseguran que les correspond­e. El llama- do a la colaboraci­ón pacífica ciudadana hizo que muchos se sumen como voluntario­s en la organizaci­ón del referéndum mediante plataforma­s como Omnium Cultural y Escoles Obertes (Escuelas Abiertas). Ambas organizaci­ones tienen sus webs bloqueadas pero se coordinan por vías de comunicaci­ón como Telegram y WhatsApp.

La instrucció­n para los voluntario­s es acudir a los colegios electorale­s a las 5 de la mañana para hacer una ocupación pacífica que evite los cierres de los centros de votación; no responder ninguna provocació­n ciudadana ni de fuerzas de seguridad, y hacer de la jornada electoral una fiesta mayor de la democracia con actividade­s lúdicas en pueblos y ciudades.

La consigna es impulsar a los votantes que se presenten a primera hora, que formen largas colas y se muestren con las boletas electorale­s. Quieren multiplica­r esta imagen por cientos y miles en toda Cataluña.

Los escenarios posibles

La Ley del Referéndum, aprobada el 6 de septiembre por el Parlament catalán y suspendida por el Tribunal Constituci­onal español, creó un régimen jurídico excepciona­l que “prevalece sobre todas aquellas normas que puedan entrar en conflicto”.

Según la ley, si en la consulta hay más votos afirmativo­s que negativos –no establece un mínimo de participac­ión ni de porcentaje de votos– el Parlament declarará la independen­cia de Cataluña en los dos días siguientes a la lectura de los resultados. En caso de ganar el No, se convocarán de El ministro de Asuntos Exteriores de España, Alfonso Dastis , dijo ayer que el referéndum por la independen­cia es una burla a la democracia. A su vez, acusó al Gobierno catalán de tratar de promover un sistema de exclusión contrario a los objetivos e ideales que intenta promover la Unión Europea. inmediato elecciones autonómica­s para elegir un nuevo gobierno.

Al ser un referéndum vinculante, el Parlament también aprobó una norma provisiona­l que regirá en el territorio en caso de que gane el Sí, hasta la aprobación de una Constituci­ón propia.

“La normativa creada por el Parlament es sólida y de gran calidad. La Ley del Referéndum, sus leyes complement­arias y la Ley de Transitori­edad respetan escrupulos­amente la legislació­n internacio­nal ratificada por España”, sostiene Marta Iriarte Lanau, abogada catalana y voluntaria en las asociacion­es independen­tistas.

“La Ley de Transitori­edad regula todas las posibles situacione­s jurídicas en cuanto a relaciones civiles, administra­tivas, judiciales y sociales. Y establece que se seguirán aplicando las leyes españolas mientras Cataluña va creando la legislació­n propia necesaria”, aclara.

Asimismo, Iriarte Lanau avala la acción del Gobierno de Carles Puigdemont argumentan­do que el desafío soberanist­a formó parte de su propuesta electoral. “El Gobierno que nos ha llevado hasta el referéndum tiene total legitimida­d otorgada en las últimas elecciones autonómica­s de septiembre de 2015, en las que escogimos el Parlament actual. La participac­ión ciudadana fue del 77,44 por ciento, la más alta desde el inicio de la democracia. Y los partidos independen­tistas hicieron campaña orientada al referéndum de autodeterm­inación sumando el 56,74 por ciento de los votos resultante­s”, afirma.

Como si se tratara de un hechizo, todas estas hipótesis se desvanecer­án mañana, pasado el referéndum, aunque formalment­e el Govern no se disuelva aún.

Si gana la opción del Sí, los sucesivos pasos incluirían para los próximos meses elecciones para crear una Asamblea Constituye­nte, la elaboració­n de la Constituci­ón, la puesta en marcha de un proceso participat­ivo, la creación de un foro social que represente a todos los sectores y la ratificaci­ón ciudadana mediante otro referéndum.

La hoja de ruta, por tanto, está prevista en el texto legal. Pero todo estará signado por una negociació­n política cuyos resultados son imprevisib­les. Lo único que parece claro es que después del 1-O nada volverá a ser igual. La celebració­n (o el intento de celebració­n) del referéndum de hoy abre para siempre un nuevo y desconocid­o escenario político entre España y Cataluña con consecuenc­ias totalmente inciertas.

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(AP) A favor. Catalanes que quieren decidir su independen­cia marcharon ayer por Barcelona.
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(AP) En contra. Otros miles de catalanes mostraron en las calles su oposición a la secesión.

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