La Voz del Interior

Desafío catalán en todos los frentes

El rey respaldó al Gobierno español. En Barcelona hubo cacerolazo­s.

- Patricia Bachetti Especial desde Barcelona

Miles de personas inundaron ayer las calles de Barcelona y de poblacione­s de toda Cataluña para participar en la aturada de país (paro de país, en catalán) y en la huelga general, convocadas en repudio de la represión policial contra los votantes del referéndum de independen­cia del pasado 1° de Octubre (1-O).

La multitudin­aria protesta paralizó Cataluña en rechazo a las duras cargas de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, que provocaron más de 800 heridos y profundiza­ron la crisis política e institucio­nal que desgarra a España.

Mientras, la inminente declaració­n unilateral de independen­cia sobrevuela todos los discursos. Anoche, el presidente de la Generalita­t, Carles Puigdemont, reveló que será proclamada “en cuestión de días”. En una entrevista con la BBC, la primera concedida después del 1-O, aseguró que el Govern actuará “a fin de esta semana o a inicios de la próxima”.

Las declaracio­nes fueron momentos antes de que el rey Felipe VI dirigiera un fuerte mensaje televisivo y atribuyera a la Generalita­t una “deslealtad inadmisibl­e” y la culpara de “dividir la sociedad catalana”.

Las manifestac­iones fueron convocadas por Taula per la Democràcia (Mesa por la Democracia), que nuclea a entidades soberanis- tas –Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural–, a los grandes sindicatos y a otros gremios y patronales. La respuesta social fue contundent­e, con miles de personas concentrad­as por la mañana, la tarde y hasta la noche, cuando se le solicitaba a la gente que se desconcent­rara y regresara a sus casas.

Cataluña quedó paralizada casi por completo. El metro de Barcelona y los Ferrocarri­ls de la Generalita­t no funcionaro­n, mientras que los trenes de cercanías, que comunican las localidade­s próximas a la ciudad, dieron servicios mínimos. Los puertos marítimos de Barcelona y Tarragona cancelaron su actividad, al igual que escuelas, fábricas y comercios. Hasta el Fútbol Club Barcelona decidió adherirse a la huelga. Permaneció cerrado y canceló entrenamie­ntos.

Aunque la manifestac­ión estaba convocada para las 18, desde primera hora del día hubo gente desbordand­o grandes arterias urbanas como Gran Vía, Diagonal y Vía Laietana, para sumarse a las concentrac­iones principale­s de las plazas Sant Jaume y Universita­t.

Según la Guardia Urbana, 700 mil personas se movilizaro­n a los puntos de convocator­ia. En el inteen rior de la región, los agricultor­es bloquearon carreteras con tractores. Vías como la Nacional II, que une Barcelona con Girona por la costa del Maresme y es una de las más transitada­s de Cataluña, estuvieron desiertas durante el día.

La sede del Partido Popular (PP), el cuartel de la Guardia Civil Travessera de Gracia y la Delegación del Gobierno español fueron parte de los focos de tensión, con fuertes actos de protestas.

Los bomberos, que durante el referéndum del 1-O tuvieron un rol protagónic­o frente a las duras cargas de la Policía española, se sumaron al paro y fueron vitoreados por los manifestan­tes al canto de: “Menos policías, más bomberos”. Las concentrac­iones estuvieron cargadas de simbolismo, como la colocación de claveles rojos en los centros de votación que fueron cerrados a la fuerza.

En las calles se mezcló orgullo e indignació­n. Un 90 por ciento de los votos emitidos el domingo se pronunciar­on por un Sí a la independen­cia de Cataluña. Y, según cifras del Govern catalán, 2.262.424 lograron votar en una consulta declarada ilegal, bloqueada y perseguida por el Estado español.

Sin embargo, persiste un sentimient­o de humillació­n colectiva. La ciudadanía, herida y aún consternad­a, clama por la retirada de los cuerpos de seguridad del Estado del territorio catalán. Los escraches, repudios y altercados con agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional se multiplica­n en pequeños pueblos y ciudades.

El ministro del Interior español, Juan Ignacio Zoido, acusó Puigdemont de alentar el acoso popular a los policías desplegado­s en Cataluña.

Más de 10 mil agentes fueron enviados días atrás por Mariano Rajoy para hacer frente al operativo de seguridad e impedir la celebració­n del referéndum. Y continúan en toda la región, ubicados en alojamient­os y embarcacio­nes.

El ministro advirtió que los “actos de odio” de los ciudadanos tendrán “la correspond­iente respuesta jurídica propia de un Estado de derecho” y anunció que ni la Policía ni la Guardia Civil abandonará­n ningún hotel en Cataluña en que exista un contrato en vigor.

 ?? (AP) ?? Huelga. En Barcelona, los independen­tistas coparon las calles y paralizaro­n la ciudad. Lo mismo sucedió en otras localidade­s catalanas.
(AP) Huelga. En Barcelona, los independen­tistas coparon las calles y paralizaro­n la ciudad. Lo mismo sucedió en otras localidade­s catalanas.
 ?? (AP) ?? Huelga masiva. Decenas de miles de personas pararon ayer y volvieron a copar las calles de Barcelona y de otras ciudades catalanas. Se mantiene la movilizaci­ón de los independen­tistas.
(AP) Huelga masiva. Decenas de miles de personas pararon ayer y volvieron a copar las calles de Barcelona y de otras ciudades catalanas. Se mantiene la movilizaci­ón de los independen­tistas.
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(AP) El discurso del rey. La TV muestra a un Felipe VI que fue duro con el desafío soberanist­a, pero omitió condenar la represión policial del 1-O.

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