Un gigante menos del rock clásico
Tom Petty fue un referente insoslayable del rock clásico norteamericano. Su rasgo más distintivo: modos discretos e irresistibles canciones con gancho melódico.
Tom Petty murió ayer rodeado de familiares y amigos, luego de que varios medios arrebataran la noticia de su partida cuando aún peleaba por su vida en un hospital de Santa Mónica (California, Estados Unidos). Tenía casi 67 años, por cuanto había nacido un 20 de octubre de 1950.
Petty fue un exitoso músico del clásico rock norteamericano, aunque con una personalidad particular: su bajo perfil no se correspondía con el ego extrovertido y sobrador de una estrella, y sus canciones tenían un desarrollo melódico eficaz que las convertían en himnos radioamigables.
Ese combo generó un consenso absoluto en torno a su figura y a su obra. Precisamente, los obituarios de medios norteamericanos destacaron que nunca hubo grieta en torno a Tom Petty, un rocker angelical que fue despedido con honores por contemporáneos como Bob Dylan, sucedáneos como Ryan Adams y público en general. “Tenía a Tom en muy alta estima, fue un artista fantástico, lleno de luz, un amigo. Jamás lo olvidaré”, fue la despedida de Dylan recogida por Rolling Stone, uno de los medios demonizados por haber adelantado el deceso de Petty. “No podrías habernos dejado más sueños aquí. Gracias”, fueron las palabras que encontró Adams para acercarse al fulgor del genio.
Petty comenzó a perfilarse como compositor y performer austero pero magnético en 1970, año en el que formó Mudcrutch en Gainesville, su ciudad natal del estado de Florida. Si bien sólo legó un par de simples con esa banda, la experiencia le sirvió para tomar impulso y establecerse en Los Ángeles, California, en la búsqueda de nuevas oportunidades. Ese viaje se produjo en 1975, y Petty lo afrontó junto con el guitarrista Mike Campbell y con el organista Benmont Tench, dos excompañeros de Mudcrutch con quienes resolvió ser solista en banda y sedimentar Tom Petty and The Heartbreakers, el proyecto que lo catapultó. O que lo consagró como un cronista preciso, con el anabólico de estribillos luminosos.
Instituido como creador clave del rock norteamericano, Petty filtró su influjo en bandas sonoras, canonizó su imagen en MTV y, por sobre todo, pudo hablar de igual con Dylan, George Harrison, Roy Orbison y Jeff Lynne en The Travelling Willburys, un supergrupo que se expresó al margen de vedetismos y con el único fin de hacer canciones que conciliaran las potencialidades de cada uno de sus miembros notables.
Más allá del aval estratosférico que representa su inclusión en los Willburys, Petty siempre encontró su lugar dentro de la mejor tradición rockera estadounidense. Con Mudcrutch, al frente de sus Heartbreakers o como solista, patentó una forma única de combinar espíritu joven, lírica aventureramelancólica y canciones inolvidables. Una mezcla depower pop y raíces sureñas que lo convirtió en uno de los artistas más vendedores de todos los tiempos, con la nada despreciable cifra de más 80 millones de discos despachados.
Y en una de las mayores influencias del rock alternativo de los ‘90. Duff McKagan, bajista de Guns N’ Roses, lo supo resumir con una pincelada magistral cuando le consultaron si le habían plagiado Sweet Child of Mine a un grupo australiano: “¿¡Qué!? Tom Petty hizo todo lo que está en ese tema y más. Es el amo de cualquier cosa con tres acordes”.
Si bien en sus últimos años los discos fueron espaciados (entre 2000 y 2017 sólo publicó cuatro), la elegancia interpretativa de Petty y sus compañeros convirtieron a The Last DJ (2002), Mojo (2010), Hypnotic Eye (2014) y Mudcrutch 2 (2016) en estándares soberbios que además de su gancho habitual mostraron su agridulce posición con respecto al devenir del mundo.
El final encontró a Tom Petty en en el cierre de la gira con la celebraba los 40 años de su carrera junto con The Heartbreakers. Sólo le quedaban dos fechas en Nueva York, a comienzos de noviembre. Lamentablemente, nunca actuó en Argentina.
TOM FUE UN ARTISTA FANTÁSTICO, LLENO DE LUZ, UN AMIGO AL QUE ESTIMÉ MUCHÍSIMO. JAMÁS LO OLVIDARÉ.
Bob Dylan
AMABA A TOM PETTY Y HACÍA COVERS DE SUS CANCIONES PORQUE QUERÍA SABER QUÉ SE SENTÍA VOLAR.
John Mayer