Para Dujovne, las provincias no bajan impuestos distorsivos
El ministro de Hacienda dice que por primera vez se va a elecciones haciendo “economía responsable”. Y sostiene que hasta ahora las provincias no hicieron esfuerzos para reducir el peso de los impuestos distorsivos.
Nicolás Dujovne llegó ayer a Córdoba con dos trajes. Uno, el de ministro de Hacienda de la Nación. El otro, más inusual, es el de político en campaña. Acompañó a Héctor Baldassi y a otros candidatos de Cambiemos en varios eventos en Córdoba, y en ese marco dialogó con La Voz. El ministro insistió en defender el gradualismo por el que optó el Gobierno para acomodar las variables de un fisco desbocado. “Este año, por primera vez desde 2004, los ingresos crecen por arriba del gasto; la primera vez, desde 2003, que el gasto público consolidado (Nación y provincias) en relación con el Producto Interno Bruto (PIB) bajará sustantivamente. Y, además, como la economía está creciendo, el tamaño del gasto público con relación al total de la economía está bajando de 43 puntos a 41 puntos”, aseguró.
“Se está dando algo que no se había dado en la historia contemporánea argentina. Un año en el cual el déficit baja, el gasto público sobre PIB baja, la presión tributaria baja (este año se está cobrando menos impuesto a las Ganancias después de la suba del mínimo no imponible del año pasado), la inflación baja y la economía crece. La combinación de esas cinco variables no ocurre desde 1915. Y la vamos a mantener por muchos años. Y entonces vamos a llegar, finalmente, a una economía con equilibrio fiscal, menos presión impositiva, inflación en baja, con crecimiento, un camino que la Argentina nunca había logrado recorrer con éxito”, agregó.
“Luego de 15 años de acumular distorsiones, no hay otra manera de desandarlas que gradualmente, no hay otra. Ese es el camino que hemos elegido. Hace un año, mucha gente decía: “Así la economía no va a crecer”. Pero miren lo que está ocurriendo. Estamos viendo un boom de inversiones. La inversión este año va a crecer más de un 10 por ciento interanual. El año próximo, pensamos que no va a crecer menos de 15 por ciento”.
–La deuda pública llegó en agosto a 302 mil millones de dólares y las tasas mundiales podrían comenzar a subir. ¿Argentina llegará a tiempo a acomodar su déficit o puede ahorcarse con intereses de deuda, y cosas así?
–Esa es la deuda bruta. Si tomamos la deuda del Estado con el sector privado y con organismos internacionales, es muchísimo menor. Es de 27,5 por ciento del PIB. Luego hay deudas que nos debemos a nosotros mismos. Y la prima de riesgo, por otro lado, es la más baja de la historia argentina. Esa deuda es de las más bajas del mundo. Entonces, cumpliendo nuestras metas fiscales, que las vamos a cumplir, la deuda con relación al PIB se va a estabilizar en unos 36 o 37 puntos en 2020. Y desde 2021, va a comenzar a bajar de nuevo. Argentina es perfectamente solvente. Quienes piensen que estamos acumulando demasiada deuda deberían decir qué ajuste fiscal habría que hacer y cuál sería su propuesta de crecimiento y para bajar la pobreza.
–Cuando usted se sienta en su despacho y ve todas las variables en las pantallas, ¿le da la seguridad de que todas van confluyendo adonde deben ir?
–No tenemos duda. En enero, mirando todas estas variables (y nosotros podemos ver varios meses adelante del sector privado porque tenemos equipos de investigación y de análisis muy importantes), dijimos que la recesión había terminado. No nos tomaron muy en serio, ¿no? Ahora nadie discute que estamos creciendo, en una recuperación liderada por la inversión, en la que también se ha sumado el consumo, en la que casi no quedan sectores de la producción que no estén creciendo. Es una recuperación que no está estimulada artificialmente, porque ocurre en un año en el cual se han seguido normalizando precios de los servicios públicos, siguió bajando el déficit fiscal, las tasas de interés del Banco Central son las adecuadas para combatir la inflación, el tipo de cambio es flotante, las reservas del Central no bajaron, están subiendo. Es una recuperación sobre bases muy sólidas y genuinas. –No es manija electoral esto. –¡De ninguna manera! Nada de manija. Es la primera vez que Argentina entra en un proceso electoral haciendo economía responsable.
–¿Qué aportará el Gobierno a la reforma tributaria?
–Nosotros tenemos que combinar dos objetivos: bajar el déficit y hacer que la estructura impositiva argentina deje de ser tan excéntrica y empiece a parecerse a la de otros países insertos en el mundo. Entonces, es claro que hay que reducir el peso de los impuestos distorsivos. Los últimos 15 años, esos impuestos crecieron en forma monstruosa, como el impuesto al cheque...
–El proyecto para prorrogarlo entró al Congreso, pero con un cambio en su distribución. ¿Hay margen para negociar con los gobernadores?
–Es imposible negociar una sola cosa. Tenemos que sentarnos a conversar entre todos con sinceridad, con todas las cartas sobre la mesa, para ver cómo bajamos los impuestos distorsivos en la Nación y en las provincias.
–Córdoba propuso que el impuesto al cheque empezara a bajar y, a cambio, quitar la alícuota de extraña jurisdicción de Ingresos Brutos.
–Hay muchas propuestas dando vueltas. Todas son válidas. En algún momento de los próximos meses, nos vamos a sentar a la mesa para hablar de todo. La Nación ha hecho un esfuerzo enorme. Hemos perdido dos puntos de recaudación por eliminar impuestos al comercio exterior y subsanado una deuda histórica, porque empezamos a devolver el 15 por ciento de Ganancias que se les retenía a las provincias. En forma directa a Córdoba, a Santa Fe y a San Luis, por un fallo de la Corte; y a las demás, en forma gradual. Y las provincias no han hecho un esfuerzo igual en términos de impuestos distorsivos. Somos todos argentinos y tenemos que trabajar juntos.
–En ese paquete pueden entrar muchos otros temas: el pacto fiscal que se vence, el impuesto a la renta financiera, la coparticipación, el fondo del conurbano y hasta la propia distribución geográfica del gasto nacional. ¿Cuál es el mapa que se seguirá en esa negociación tan compleja?
–Hay varios planes diferentes. Hay una reforma tributaria que abarca impuestos nacionales y que enviaremos al Congreso...
–¿Será antes de diciembre? –Eso dependerá de la estrategia que fijen el Gobierno y nuestros líderes parlamentarios. Es un trabajo que ya tenemos preparado. Luego tenemos que conversar con las provincias para ver cómo avanzamos con Ingresos Brutos, porque evidentemente es una jurisdicción que nos excede. Son los temas que vamos a conversar en los próximos meses.
–¿No tienen miedo de que el PJ imponga su mayoría en el Congreso y la Nación salga de esto con un gran hueco fiscal?
–Nosotros no estamos dispuestos a tener un agujero fiscal. Por lo que cualquier reforma que se haga va a tener que ser muy gradual. No se puede hacer de golpe. Lo que hay que hacer es darle certidumbre al sector privado sobre cómo se va removiendo toda esta maraña distorsiva.