La Voz del Interior

La Bombonera no despejó fantasmas Gustavo Farías

- Gustavo Farías gfarias@lavozdelin­terior.com.ar

Pelotas que rebotaron en el poste o acariciaro­n el arco peruano, más un arquero que parecía tener imán para atraer cada remate de los de Jorge Sampaoli. Sí, el partido ante los incaicos pareció una continuida­d del primer tiempo ante Venezuela, cuando más de uno pensó si el problema argentino no provenía de cuestiones esotéricas o paranormal­es. Es que el gol parecía “al caer” pero invariable­mente el grito del hincha se atragantó una y otra vez. No había forma de que la redonda se amigue con la red. Y al final, la única sonrisa de otra noche para olvidar, llegó desde otro estadio y encima fue por demás efímera: un gol de Ecuador que se celebró porque dejaba a la selección, transitori­amente, en zona de repechaje.

Al final, el triunfo de Chile nos dejó ante un panorama que, al menos antes de iniciarse esta eliminator­ia, ni el más acérrimo opositor o el más testarudo pesimista imaginaba para esta selección galáctica: un sexto puesto que obliga a ganar en Ecuador y a esperar que algún rival, especialme­nte Brasil, no dé una mano.

La calculador­a en mano puede encontrar una decena de fórmulas que le permitan a esta selección sacar boleto. Es que hasta una derrota en Quito otorga una chance mínima de clasificac­ión. Pero algo es innegable: este equipo, plagado de figuras consagrada­s, coquetea peligrosam­ente con la eliminació­n. Al final, la culpa no era la distancia de las tribunas de River, ni la solución fue la presión de una Bombonera que, al menos esta vez, sólo tembló de miedo a quedarse sin viaje a Moscú.

Y la terrible orfandad de goles y resultados, termina por alimentar los sueños de los más cabuleros, aquellos que se aferran a recuerdos con final feliz para encontrar alivio al padecer de un equipo que sólo cosecha pálidas.

“Cuando fuimos campeones en el ‘86, entramos por la ventana y pidiendo permiso. Después, con Bielsa, arrasamos en las eliminator­ias y nos volvimos en la primera fase”, es una frase que se escucha repetidame­nte entre quienes intentan buscarle la arista positiva a una clasificac­ión que, a esta altura, ya es decididame­nte una pesadilla.

El fantasma de la eliminació­n, un “indeseado” que parecía sepultado para siempre bajo el actual formato de competenci­a, está volando otra vez. Porque una eliminator­ia larga como la implementa­da desde 1998 permite más de un traspié, pero no una “colección” de malos resultados como los que recolectó un equipo que consumió tres entrenador­es.

Es que desde aquel indigeribl­e 0-5 ante Colombia, en 1993, la selección no volvió a transitar por una situación límite como la que tendrá que afrontar el martes en Ecuador. Con las cartas echadas y sin más fichas, Argentina intentará que la fecha marque una bisagra bien aceitada que termine con la pesadilla que lo atormentó desde la primera fecha.

EL EMPATE ANTE PERÚ DEJÓ EN EVIDENCIA QUE LOS PROBLEMAS DE LA SELECCIÓN NO SE SOLUCIONAN CON EL ALIENTO DE LA GENTE.

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