Licitan las cloacas para Sierras Chicas
Cubrirán de La Calera a Río Ceballos. Demandaría 36 meses y $ 636 millones. La región que más creció carece de ese servicio.
SALDÁN. Varias veces prometida y desde hace años esperada, la obra de cloacas para Sierras Chicas parece más cerca. Ayer, el Gobierno provincial firmó el llamado a licitación, en un acto encabezado en Saldán por el gobernador Juan Schiaretti y los intendentes de la zona de mayor crecimiento poblacional en Córdoba en las dos últimas décadas.
Según se anunció, el presupuesto general alcanza los 636 millones de pesos.
En una primera etapa, se instalará una red de cloaca máxima de 8,2 kilómetros desde Villa Allende y Saldán hasta la planta integral de tratamiento de efluentes cloacales que ya funciona en La Calera pero que será ampliada para recibir los residuos de la región. También incluye la construcción de cinco plantas de bombeo y obras complementarias y se debería eje- cutar en un plazo de 18 meses.
Posteriormente, la obra continuará con una segunda etapa que involucre instalación de otro tramo de cloaca máxima, de 12 kilómetros, desde Río Ceballos hasta Villa Allende, pasando por Unquillo y Mendiolaza para terminar en la misma planta de La Calera. Esos trabajos demandarían otros 18 meses, y sumarán tres estaciones de bombeo intermedias y otras obras complementarias.
En el acto, el gobernador Schiaretti resaltó que esta era una de las grandes obras pendientes para Sierras Chicas. A pesar de ser una de las regiones con mayor población de todo el interior, Sierras Chicas carece hasta ahora de servicio cloacal, lo que implica para la zona problemas sanitarios y ambientales. Sólo algunos sectores muy parciales de Villa Allende y La Calera cuentan con redes.
El sector norte del corredor, desde Salsipuedes hasta Ascochinga, deberá esperar por la misma obra ya que la licitación anunciada aún no lo abarca.
“Mi primera cuota para 420 mil pesos de crédito fue de 3.720, en marzo pasado. La última cuota que pagué fue de 3.920. O sea, aumenta unos 50 pesos por mes. En un contexto de inflación alta, no es significativo el aumento”, dice Javier, padre de dos nenas. Compró una vivienda en 900 mil pesos en el interior provincial, con subsidio de 300 mil pesos y una parte de ahorro, en el marco del programa Procrear. “Yo sé que en este país todo es un riesgo. Pero pagamos toda la vida una casa ajena y mi alquiler, de haber renovado, se hubiera ido a siete mil pesos. Capaz que no sea la oportunidad perfecta, pero es buena”, agrega. Argumenta, en contra de los que le advertían sobre la actualización permanente del capital, que su salario se ajustará también por el Índice de Precios al Consumidor, el mismo indicador que se utiliza para aumentar la UVA.
Razonamientos similares explican la revolución de los créditos hipotecarios de este año, con un crecimiento exponencial. En septiembre, fueron ocho mil millones de pesos. Nueve de cada
10 créditos otorgados en septiembre fueron ajustados por unidad de valor adquisitivo y siete de cada 10 fueron entregados por los bancos públicos. Todos los cálculos indican que el ritmo de crecimiento seguirá siendo explosivo: hay todavía beneficiarios de la primera tanda escriturando, tanda que fue adjudicada en septiembre del año pasado. Según indicó Iván Kerr, titular del Procrear, hay nueve mil viviendas ya escrituradas bajo el programa, más 40 mil preaprobadas y en trámite. A eso hay que sumarle los
40 mil cupos programados en el Procrear Joven, que se activarán en un año.
Por su parte, los bancos mueven otras líneas ajustadas por UVA, pero por fuera del Procrear. Es decir, sin el subsidio del Estado y con la posibilidad de elegir una vivienda que supere los dos millones de pesos o con ingresos en el grupo familiar que superan el tope de 36 mil pesos que hoy impone el programa estatal.
¿Qué riesgo tiene el ajuste por UVA?
El primero, el de una inflación desbocada. Hay quienes creen que ese escenario como el de 1989, por ejemplo, es difícil que se repita en la Argentina. Y si se diera el caso de que la inflación superara la media del 25 por ciento que se registra desde hace una década, se activarían los mecanismos que prevé el propio sistema: sumar más cantidad de cuotas en lugar de un aumento desmesurado.
En realidad, lo que no tiene la UVA es la posibilidad de licuar la cuota con el paso del tiempo, algo de lo que se benefician los pocos que tramitaron créditos allá a mediados de 2000 en la banca privada o Bancor. Una tasa fija del 11 por ciento, por ejemplo, congeló la cuota en términos nominales a valores hoy irrisorios.
La pretensión de la tasa fija (o fija más variable) es lo que dinamitó el crecimiento del crédito hipotecario. Es tanto el riesgo que el costo del dinero se vuelve extorsivamente alto. Así, se deja afuera a prácticamente todos los segmentos que necesitan vivienda, ya que se piden ingresos muy altos y cuotas imposibles de pagar. Por ejemplo, para un millón de pesos en el sistema tradicional hay que acreditar ingresos por 60
CON UVA, BAJA DRÁSTICAMENTE LA BARRERA DE INGRESO AL CRÉDITO QUE EL SISTEMA TRADICIONAL CARGABA AL PRINCIPIO.
mil pesos y pagar una cuota de 15 mil. Con la UVA, se piden ingresos por 20 mil y una cuota de 6.500 a 20 años por la misma plata.
Eso permite bajar drásticamente la barrera de ingreso al crédito, de modo que las familias distribuyan a lo largo de los años el enorme peso que el sistema tradicional cargaba al principio.
Si el ajuste de la UVA es razonable, y si se confirma y sostiene un escenario de desinflación, el boom que hoy registra el sector del crédito significará una revolución inédita. Ya aparecen variantes antes impensadas: crédito puente para cambiar de vivienda, tasa cero durante dos años a los clientes propios, crédito para segunda vivienda o para compra de oficinas o locales y hasta la posibilidad de acceder al crédito sin recibo de sueldo, demostrando durante un año “conducta de ahorro”. Lo que falta ahora es que la oferta se alinee a estos precios y que, sobre todo, crezca. Ya se registran subas en los inmuebles que son aptos para crédito del 10 por ciento.