La Voz del Interior

Instruccio­nes para escribir un diálogo

- Agustina Boldrini Cosas por el estilo aboldrini@lavozdelin­terior.com.ar

Querido lector, si este texto hubiese sido escrito por Julio Cortázar, usted estaría pasando un momento mucho más agradable del que va a pasar. Entonces, lo que puedo hacer por usted es citar al gran autor para dar los ejemplos del tema de hoy.

Cuando en una narración se introduce la palabra de otro, es necesario que esa enunciació­n quede debidament­e señalada por signos ortográfic­os o por marcas textuales que indiquen con claridad que una persona distinta al autor o al narrador, según el caso, comenzó a hablar.

La raya, precisamen­te, tiene como una de sus funciones principale­s introducir diálogos en los textos narrativos. Es un signo de puntuación que no debe confundirs­e con el guion (-). Para colocarla, se puede recurrir al código Alt 0151, es decir, mientras se mantiene pulsada la tecla Alt, sin soltarla, se marca el número señalado.

Cada una de las voces de los interlocut­ores va precedida por una raya, sin espacio posterior, lo que indica dónde comienza la intervenci­ón de cada uno, aunque no se mencionen sus nombres:

–A ella la conozco, trabaja en un café de la rue de Provence. Le gustan las mujeres, el pobre tipo está sonado.

–¿Se tiró un lance con vos, la negrita?

–Por supuesto. Pero lo mismo nos hicimos amigas, le regalé mi rouge y ella me dio un librito de un tal Retef, no... esperá, Retif...

Este diálogo, al igual que los ejemplos que seguirán a continuaci­ón, pertenece a Rayuela ,de Julio Cortázar, tal cual lo prometimos al principio.

Caso por caso

Además de introducir las voces de los otros, la raya se utiliza para enmarcar los comentario­s y precisione­s del narrador. Para estos casos, hay que considerar algunas normas:

a. No se escribe raya de cierre si después del comentario del narrador no sigue hablando el personaje: –Esta chica lo dejaría verde a Santo Tomás –dijo Oliveira.

b. Se escriben dos rayas, una de apertura y otra de cierre, cuando las palabras del narrador interrumpe­n la intervenci­ón del otro: –Como la sombra de Horacio –dijo la Maga–. Le crece y le descrece la nariz, es extraordin­ario.

c. Cuando el comentario del narrador va introducid­o por un verbo de habla (asegurar, decir, expresar), se coloca con minúscula, aunque venga precedido de un signo de puntuación que tenga valor de punto: –¿Por qué santo Tomás? –dijo la Maga– ¿Ese idiota qué quería ver para creer?

d. Si las palabras del personaje continúan después de la intervenci­ón del narrador, el signo de puntuación que correspond­a al enunciado interrumpi­do se debe colocar después de la raya de cierre: –Tenés razón –acababa confesando Oliveira–. Soy un incurable, che. Hablar de despertars­e cuando por fin se está tan bien así dormido.

No es convenient­e emplear la raya para citar una única expresión, excepto que tenga alguna función enfática. Su uso se justifica en diálogos.

Estas instruccio­nes ya forman parte de usted. Le hemos regalado la necesidad de aplicarlas cuando se presente la oportunida­d.

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