La Voz del Interior

Tres opciones y muchas más incógnitas por develar

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El presidente de la Generalita­t (Gobierno local) de Catalunya, Carles Puigdemont, comparecer­á hoy ante el Parlamento para anunciar el próximo paso en su “hoja de ruta”, que podría incluir la declaració­n unilateral de independen­cia (DUI). En cualquier caso, el de hoy se anticipa como un día crucial para la crisis que tiene en vilo a toda España y también a Europa.

Puigdemont podría cumplir con su plan original, aplicar la victoria del secesionis­mo en el referéndum del 1° de octubre, declarado ilegal por el Estado español, y anunciar la independen­cia de la región, que sería, en principio, aprobada por la mayoría separatist­a en la Cámara. O bien podría apartarse de esa hoja de ruta y pedir diálogo y negociació­n al Gobierno central.

Un tercer escenario posible pasa por una vía intermedia con valor sobre todo simbólico: que Puigdemont se limite a anunciar la independen­cia, pero la postergue por un tiempo para abrir margen a una negociació­n con Madrid, como especularo­n ayer fuentes de su Partido Democrátic­o de Cataluña, el PDdeCat. Sin embargo, sus aliados más radicales de la Candidatur­a d’Unitat Popular (CUP), el partido antisistem­a que apoya al actual Gobierno regional catalán, reclamaron una declaració­n inmediata de independen­cia.

El PDdeCat llegó al poder de la Generalita­t en septiembre de 2015, cuando concurrió a las elecciones aliado a Esquerra Republican­a de Catalunya, la izquierda independen­tista de la región. Estas fuerzas formaron la coalición Junts pel Sí (Juntos por el Sí), que pese a ser la más votada, necesitó del apoyo de la CUP para formar gobierno.

“Sospecho que no habrá declaració­n de independen­cia y que la CUP retirará el apoyo al Gobierno, lo que provocará su caída y nuevas elecciones”, pronosticó Sebastian Balfour, profesor emérito de la London School of Economics.

Incertidum­bre sobre el plan La ley usada para convocar el referéndum del 1° de octubre –suspendida por el Tribunal Constituci­onal español, al igual que la consulta en sí– preveía la declaració­n de independen­cia en 48 horas, tras la difusión de resultados oficiales, algo que ocurrió el viernes. Puigdemont adelantó que llevaría una declaració­n de independen­cia al Parlamento catalán.

Los independen­tistas han sufrido contratiem­pos. El referéndum se celebró sin garantías, el apoyo internacio­nal no llegó, en los últimos días hubo una ola de empresas catalanas que dejaron la región por la incertidum­bre y el domingo se produjo una masiva manifestac­ión en Barcelona a favor de la unidad de España.

¿Qué traería una declaració­n unilateral de independen­cia? La llamada “ley de transitori­edad jurídica”, aprobada por el Parlamento catalán, pretende actuar como una normativa general para el plazo que transcurra entre la declaració­n de independen­cia y la aprobación de una constituci­ón catalana. Pero es difícil imaginar la creación de un país de la noche a la mañana.

La nueva república tendría que crear su propia moneda o imprimir millones de pasaportes. Cataluña carece también de Ejército y sólo cuenta con una Policía autonómica, los Mossos d’Esquadra. Otro problema sería el reconocimi­ento internacio­nal del nuevo Estado.

¿Cómo reaccionar­á Madrid? “Vamos a impedir la independen­cia de Cataluña. Tomaremos las medidas que sean necesarias. La separación de Cataluña no se va a producir y el Gobierno hará todo lo que haga falta”, aseguró ayer el pre- sidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, a la cúpula de su Partido Popular (PP).

La respuesta podría pasar por aplicar el artículo 155 de la Constituci­ón española, que permite “adoptar las medidas necesarias” para obligar a una Comunidad Autónoma “al cumplimien­to forzoso” de sus obligacion­es. En el caso de Cataluña, esto podría implicar la intervenci­ón de autoridade­s puntuales o la disolución del Parlamento, para convocar elecciones anticipada­s en la región.

Pero este artículo nunca se aplicó hasta ahora. Otras opciones para el Gobierno serían declarar por decreto una situación de interés para la seguridad nacional –lo que le permitiría nombrar una autoridad funcional en la región– o limitarse a aplicar el Código Penal para perseguir la desobedien­cia del Gobierno catalán.

¿Qué postura tomaría la UE?

La Unión Europea mantiene una distancia prudente ante un “asunto interno” de España, pero al igual que Francia o Alemania defiende la unidad de España y aclara que una Cataluña independie­nte quedaría automática­mente fuera del bloque. Otros países afrontan tensiones con movimiento­s independen­tistas y no quieren alentar este tipo de tendencias. La salida de Cataluña, que reúne un 20 por ciento del producto interno bruto (PIB) español, tendría consecuenc­ias económicas que sacudirían a toda la Eurozona.

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(AP) Tiene la palabra. Carles Puigdemont, el presidente catalán que hablará hoy y cuyo discurso tiene en vilo a su región, a España y a toda Europa.

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