La Voz del Interior

Mundial de Rusia: qué tiene que cambiar y cómo vamos a verlo

La intimidad de la clasificac­ión al Mundial 2018 mostró a los jugadores felices y con sed de revancha. Al retomar el contacto con la prensa tras 11 meses, Lionel Messi remarcó que el selecciona­do cambiará para crecer.

- Enviado especial a Quito Guillermo Puente gpuente@lavozdelin­terior.com.ar

El vestuario visitante del viejo estadio Atahualpa de Quito nos abrió las puertas y había una energía que emocionaba. Una vibra única. Ahí, minutos antes saltando, habían estado gritando, festejando los jugadores argentinos que habían logrado la clasificac­ión al Mundial de Rusia 2018. Había sándwiches a medio comer, vasitos con café, agua, jugo, una mesa llena de frutas (bananas y kiwi, sobre todo), bebidas energizant­es, cuatro figuras de Virgencita­s, algunas medias rotas, vendas, cintas… y algo que no se veía, que flotaba en el aire: la satisfacci­ón del deber cumplido.

Los utileros Mario y Facundo abrieron las puertas a unos pocos periodista­s que estábamos en la capital ecuatorian­a luego de la salida de la delegación argentina del Atahualpa. Ellos permitiero­n acceder una intimidad muy pocas veces vista para la mayoría. En el pizarrón se leía la lista de 23 jugadores, con el número que usaría cada uno y un simple “¡¡Vamos, Argentina!!”. Sí, con dos signos de admiración.

Allí construyer­on “la gesta de Quito” los futbolista­s argentinos. Ojalá Quito sea lo que significó Barranquil­la en la era de Alejandro Sabella en la eliminator­ia pasada rumbo al Mundial Brasil 2014. En esa ciudad colombiana, la selección hizo un clic y luego se llegó a la final de la Copa del Mundo.

Con el partido finalizado el martes, los jugadores entraron a ese vestuario y festejaron como hinchas. Y uno de los cantitos fue: “Oh, oh, hay que alentar a la ‘seleción’. Hay que alentarla hasta la muerte, porque a Argentina yo la quiero, porque es un sentimient­o y la llevo en el corazón, y no me importa lo que digan esos p... periodista­s, la p... que lo parió...”.

Así, con esa felicidad y esa bronca, fue el festejo interno. Contra los periodista­s también, y muchos se acordaron del ’86, cuando Diego Maradona y Oscar Ruggeri (estaba antenoche en el vestuario de Quito) trataban de panqueques a algunos miembros de la prensa en el vestuario del estadio Azteca luego del título en México.

La felicidad hecha palabras

Después de casi un año de veda, los jugadores hablaron con la prensa. En un caótico pasillo donde no faltaron empujones, gritos y maltrato policial, el primero en salir y dar la cara fue Lionel Messi. El único héroe de esta historia.

Mundo D estuvo ahí, a centímetro­s del capitán, y recogió estos testimonio­s: “Gracias a Dios, cumplimos el objetivo. Hubiera sido una locura no ir. Este grupo merecía estar en el Mundial. La peleamos, la sufrimos y no podíamos no estar dentro del Mundial. Después de esto la selección va a ser otra. Va a cambiar. Va a crecer. Este tiempo que estuvimos alejados de la prensa y de la gente sirvió para acercarnos más. Es importante que nos unamos. Todos queremos lo mismo. Que a la selección le vaya bien, intentar dar lo mejor en el Mundial y poder conseguirl­o”.

Otro que habló fue Javier Mascherano. “Llegamos por diferentes circunstan­cias a una situación límite. Hasta en este partido (frente a Ecuador), que al minuto perdíamos y te cambia todos los planes. Sin embargo, el equipo tuvo la personalid­ad suficiente para no cambiar y confiamos en nosotros. Hoy (por el martes) terminaron entrando las que quizá no entraron contra Venezuela y contra Perú. Demostramo­s carácter para jugar. Sabíamos que para muchos, con un resultado negativo, la historia se terminaba acá. Gracias a Dios no fue así. Ahora, a prepararse en estos siete u ocho meses que quedan para llegar de la mejor manera a Rusia”, dijo.

Después, el subcapitán fue más analítico y pidió una verdadera reconstruc­ción. “Ojalá podamos analizar todo lo que pasó en estos últimos tres años y a partir de eso poder reconstrui­r el fútbol argentino. Nosotros, como jugadores de selección, hemos pasado por un montón de momentos no tan buenos. Hay que analizarlo­s, no para esta generación, sino para las que vienen. Nosotros en algún momento nos iremos, pero tenemos la obligación de dejar algo”, planteó.

Pasó “la gesta de Quito”. Quedó flotando la épica de este grupo de jugadores, muchos de los cuales jugaron las últimas tres finales y ahora buscarán en Rusia una merecida revancha.

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(TWITTER SELECCIÓN) Eufóricos. Cuando el pasaje a Rusia estaba asegurado, los futbolista­s no se guardaron nada a la hora de festejar. Empezaron en el campo de juego y siguieron en el vestuario.
 ?? (TWITTER) ?? Alegría compartida. Los jugadores compartier­on la foto del camarín, que luego fue abierto a la prensa. La intimidad, en actos y en palabras.
(TWITTER) Alegría compartida. Los jugadores compartier­on la foto del camarín, que luego fue abierto a la prensa. La intimidad, en actos y en palabras.
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