Tribunales federales suma otro intento de robo
Hace pocos días, delincuentes ingresaron a una oficina tras romper un vidrio y forzar una puerta. No habrían robado nada. El llamativo caso se suma a otros dos episodios similares ocurridos en los últimos meses.
Transcurridos algunos minutos después de las 22 del sábado 30 de septiembre, en pleno descanso y mientras disfrutaba de su franco, Jorge Antonio Sabadías, jefe de Intendencia de los Tribunales federales de la ciudad de Córdoba, atendió la llamada telefónica de un cabo de la Policía Federal que le amargó el fin de semana.
Del otro lado del teléfono, a Sabadías le informaron que autores ignorados (como parece ser la constante en la torre de barrio Rogelio Martínez, próxima al parque Sarmiento) habían irrumpido en sus oficinas del segundo piso, ubicadas sobre la planta ocupada por la Justicia electoral, después de destruir el vidrio de una ventana. Ya en el interior, violentaron un placar y una puerta.
El cabo primero Alejandro Bargas declaró que esa noche se encontraba realizando el recorrido diario en la terraza del tercer piso de la Justicia electoral y observó que la ventana que pertenece a la oficina del Intendente “se encontraba con los vidrios rotos”, por lo que de inmediato comunicó la novedad a la oficial a cargo del Destacamento de Policía Federal, que funciona en la sede judicial.
Poco después, Sabadías concu- rrió a su despacho y abrió la puerta, que no había sido violentada, es decir que el o los delincuentes habían ingresado por la ventana, salvo que tuvieran una copia de la llave para entrar por la puerta principal y simular que lo habían hecho por la ventana.
Cuando Sabadías encendió la luz, observó los vidrios diseminados en el piso y la traba de seguridad de la ventana abierta, la puerta doble del placar violentada y abierta, además de otra puerta también forzada, pero que en ese momento estaba cerrada.
En su exposición ante la Policía Federal, Sabadías dijo que desconocía si había cámaras de seguridad en ese sector, aunque refirió que en esa primera inspección no había notado algún faltante.
La investigación quedó radicada en el fiscalía federal N° 2, a cargo de Gustavo Vidal Lascano, ya que el robo se produjo pocas horas antes de que ingresara el nuevo turno judicial junto con el cambio de mes.
Ayer, Vidal Lascano confirmó el episodio e indicó que se sospecha que los ladrones ingresaron por un pequeño balcón, rompieron un vidrio, lograron forzar una puerta y llegaron hasta el placar, que no habrían logrado abrir.
En ese lugar de los Tribunales federales, suele haber algo de dinero para compras cotidianas.
Seguidilla
Como en los robos o en los intentos de robo anteriores, los máximos referentes de la Justicia federal de Córdoba están desconcertados. Incluso, llama la atención que este grave episodio no haya sido divulgado de manera pública hasta ahora.
El caso, como otros dos episodios similares recientes, otra vez pone en evidencia la vulnerabilidad de un edificio que tiene custodia permanente de policías federales que vigilan las 24 horas.
Es que hace menos de un mes, el pasado 14 de septiembre, un hombre fue sorprendido, también de noche, cuando intentaba robar 21 kilos de cocaína secuestrados en una oficina del Juzgado Federal N°1.
El capturado, identificado como Julio César Peralta, aún continúa preso, ya que se rechazó su pedido de excarcelación.
Entre otras cuestiones, a nadie se le escapa que el hombre contaba con información muy fina sobre los movimientos internos del edificio judicial.
El mismo fiscal Vidal Lascano está a cargo de esta investigación y aún aguarda una serie de peritajes por parte de Gendarmería Nacional, entre ellos, una “apertura” al teléfono celular de Peralta, para intentar obtener algunas pistas sobre la motivación que pudo haber tenido este delincuente.
Se descubrió que este ladrón había forzado una cerradura a la que luego le colocó un nuevo aplique para que, a simple vista, no se observara que fue vulnerada. Todo un especialista.
Aún no está claro si alguien le facilitó el acceso o si se escondió, tal vez en un baño, antes de que el edificio cerrara las puertas de atención al público y permaneció oculto hasta que se animó a salir, ya de noche, para cometer el robo.
El 13 de julio, en tanto, en el Juzgado federal N° 3 se corroboró que alguien había forzado la cerradura de la sala donde se guardan los objetos secuestrados.
Pese a que la puerta estaba cerrada, cuando los empleados fueron a abrirla, no pudieron girar la cerradura: había sido forzada. Adentro había documentación de la causa por la caída de la financiera Cordubensis (CBI) y de otra que involucra a la firma Cerro Motos, además de droga, pero hasta hoy no se ha detectado ningún faltante, según trascendió.
Además, en los últimos tiempos hubo robo de computadoras y de tarjetas de memoria, entre otros episodios que desnudan la vulnerabilidad del edificio.