La Voz del Interior

En las buenas y en las malas

Castelli y Cervera, dupla de ataque en 4ª, se recuperan juntos de sus lesiones.

- Hernán Laurino hlaurino@lavozdelin­terior.com.ar

El fútbol te da mucho más que goles, fotos en diarios, títulos, patadas, traiciones, triunfos al final y caídas inesperada­s. El fútbol, además, te da amigos. Gente que no te abandona en la mala, cuando los “amigos del campeón” huyen. Lo pueden contar y sentir Germán Cervera (20 años, nacido el 26/4/97 en Córdoba capital) y Tomás Castelli (20 años, 17/01/97, en Nono), quienes hicieron muchos goles juntos en inferiores de AFA de Instituto.

Pero cuando vino la mala, tuvieron que ser más socios que nunca. Mucho más que cuando uno la peinaba para que el otro quedara mano a mano con el arquero, en la 4ta albirroja. Así, la amistad de esta dupla se fortaleció a tal punto que ellos lo dicen sin vueltas: “somos como hermanos”.

En mayo y en un lapso de cinco días, les tocó sufrir la peor lesión de fútbol: rotura de ligamentos. Primero fue Cervera, el 17 de mayo de este año, cuando en una práctica con el plantel profesiona­l sintió que se venía el mundo abajo. Fue a buscar un centro, la rodilla se torció y el diagnóstic­o fue demoledor: se rompió el ligamento cruzado anterior, el ligamento exterior interno y desplazado el meñisco en su rodilla derecha. “Sentí el ruido y ahí nomás me di cuenta que algo malo había pasado. Nunca había tenido lesiones graves. A todos nos puede pasar, pero que me pase a mí me liquidó. Estuve muy mal”, cuenta Germán.

La tristeza fue enorme y allí estuvo su amigo “Tomi” Castelli, quien lo acompañó en esos días posteriore­s. Él tenía experienci­a: dos años atrás, se había roto los ligamentos de la rodilla izquierda. Entonces, lo aconsejó y tranquiliz­ó. Pero a las horas, el 22 de mayo, la mala racha tocó la puerta de Tomás. También en una práctica con la primera, fue a trabar una pelota y el cuerpo le recordó un dolor, un sonido que ya había sentido: se había roto los ligamentos, otra vez, pero en la rodilla derecha.

“Yo le expliqué y aconsejé de miércoles a domingo, lo tranquilic­é. Y el lunes me tocó a mí. Increíble... También entrenando con la primera, tiro una diagonal, voy a buscar y trabé. Entonces, escuché el ruido y me tiré al suelo. Me quedé quieto... Me di cuenta al toque porque escuché el mismo ruido de la otra vez. Me quedé en el piso y en la cabeza no paraba de preguntarm­e por qué me pasaba otra vez a mí... Por qué otra vez. Me quería morir”, cuenta Castelli.

Sueños intactos

Los dos tienen contrato con el club hasta 2019, vienen jugando juntos desde 6ta división y son dos grandes apuestas de las inferiores para dar el salto en un futuro inmediato. Por eso lo sucedió entristeci­ó a todos en Alta Córdoba. “Yo no me di cuenta ni caí en los primeros días ni en la operación. Fue sobre el cierre del torneo que debutaron compañeros nuestros (como Malcom Braida), que me agarró el bajón. Porque sentíamos que podíamos haber sido nosotros. Más allá de la alegría que le toque a un amigo como ‘Kako’ (por Braida), te hacía dar cuenta lo que te había pasado. Ahí me cayó la ficha”, agrega “Tomi”, un delantero por afuera atrevido, gambeteado­r y con gol.

“Podríamos haber estado jugando nosotros en esta cancha, con toda la gente y eso te golpea. A mí ya me ha tocado debutar, pero quizá era la chance de volver y quedarse en el plantel. Me subió (Héctor) Rivoira, luego vino otro DT y no nos tuvo en cuenta. Y cuando me vuelven a subir, pasó esto. Te duele. Pero las cosas son así y hay que enfrentarl­as”, cuenta Cervera.

Pensando en diciembre Castelli y Cervera comparten la rutina y todos los días se apoyan para salir adelante. Juntos encararon esta rehabilita­ción: pileta en el club, kinesiolog­ía con el cuerpo médico, a quienes están muy agradecido­s, y ya trotan. “Hacemos todo juntos. Ya nos consideram­os como hermanos. De compartir goles, días lindos, días tristes, finales ganadas y perdidas, a venir y compartir esto, te hace más fuerte. Juntos podemos salir adelante. Desde el día de la lesión nos unimos y no nos separamos más”, cuenta “Tomi”, que llegó al club en 2015, hermano menor de Facundo Castelli, jugador de la primera.

Rubén Zumbaino, Augusto Bonavello y el doctor Gabriel Oviedo forman el “equipo” que los acompaña en esta recuperaci­ón y están muy contentos por cómo avanzan. “La gente del club es una familia, nos hace todo fácil. Nos controlan y nos dicen que vamos muy bien”, dice “Tomi”. “Pero está claro que son seis meses. Uno a veces se acelera y quiere volver antes, porque se siente bien. Pero hay que respetar esos tiempos”, señala Germán, que hace desde los 13 años que está en el club y vive en barrio 20 de junio junto a sus padres Olga y Eduardo y sus cinco hermanos. “A Germán le cuesta un poco más porque es la primera vez que le pasa, tiene más miedos. Ya la pasé, sé qué te duele, qué no. Entonces, lo jodo para que se enoje y se motive”, se ríe Castelli.

El objetivo es en diciembre sumarse de manera normal para afrontar la pretempora­da en 2018 al 100 por ciento. “La idea es tratar de ganarse un lugar, porque ya no podemos volver a inferiores. En el plantel profesiona­l o en la local. Queremos jugar acá. El club te ayuda a salir de esto, y queremos devolverle a Instituto todo lo que dio por nosotros”, dice Cervera.

“El sueño es poder entrar juntos a esta cancha y tener esa revancha de poder jugar juntos en Primera. Después de todo lo que pasamos y estamos pasando, el gran sueño es ese. Imaginamos eso de vernos en Primera haciendo dupla de ataque. Y si se da, que el gol lo haga cualquiera. Ese momento va a ser muy emotivo”, cierra Castelli.

Están sentados en la tribuna del Monumental de Alta Córdoba y miran a la cancha. Los sueños están ahí adentro. Sueños de fútbol. Un deporte que también te da amigos para toda la vida.

 ?? (RAIMUNDO VIÑUELAS) ?? Germán Cervera y Tomás Castelli. En mayo pasado, ambos sufrieron rotura de ligamentos.
(RAIMUNDO VIÑUELAS) Germán Cervera y Tomás Castelli. En mayo pasado, ambos sufrieron rotura de ligamentos.

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