¡Islandia está en el mapa!
El deporte posee esa magia que lo hace distinto. ¿Cuántas veces un equipo, un protagonista o simplemente un espectáculo deportivo pusieron “en foco” a pueblos, ciudades o países que difícilmente salten a la palestra de otro modo?
La selección de fútbol de Islandia logró, esta semana, que muchos buscasen un planisferio para intentar ubicar al país cuyos futbolistas cristalizaron, antes que varios, el sueño de concurrir al Mundial de Rusia 2018.
Este Estado nórdico europeo fue clasificado por la ONU en 2009 como el tercer país más desarrollado del planeta, por el bienestar alcanzado para los 330 mil habitantes que desafían la hostilidad geográfica y climática de una isla situada al sur del círculo polar ártico.
A pesar de esta realidad, Islandia rara vez es noticia, y ha sido precisamente el deporte lo que, cada tanto, se encarga de rescatarla del “anonimato de las naciones”.
La final del siglo. En 1972, en pleno apogeo de la Guerra Fría, Reykyavik, capital islandesa, fue escenario de la más promocionada final del Campeonato Mundial de ajedrez de toda la historia. Entre el 11 de julio y el 1º de septiembre de ese año, el mundo asistió con vivo interés a una serie de partidas en la que el capitalismo, representado por el estadounidense Robert Fischer, y el socialismo, embanderado detrás del soviético Boris Spassky, chocaron en un match que desbordaba el ámbito deportivo.
Hasta entonces, los ajedrecistas de la URSS habían monopolizado todos los títulos desde 1948 y en esa puja de intereses en la que estaba inmerso el enfrentamiento EsteOeste, el ajedrez jugaba su partida.
Fischer, un excéntrico de mente brillante, rechazó sobre la hora la bolsa de 125 mil dólares puesta en juego por la organización, pero la contingencia se solucionó cuando el banquero inglés James Slater agregó otros 130 mil para seducir al norteamericano y hacer realidad el “Match of the Century”.
Córdoba no fue ajena a las noticias que procedían de Islandia. La sala del ex Cine Real, en San Jerónimo 50, fue cedida para que Osvaldo Bazán y los especialistas de ajedrez de LaVozdelInterior comentaran en vivo y jugada a jugada las alternativas de las partidas. Como el Real quedó chico, se abrió otra sala en la sede del diario, en la avenida Colón.
Al cabo de 21 partidas, en las que dirimieron una intensa lucha de egos e intereses políticos, Fischer se impuso 12,5 a 8,5. Uno de esos encuentros, el sexto, quedó en los anales de la historia del ajedrez. “Fue una sinfonía de plácida belleza”, según la óptica del maestro internacional Anthony Saidy.
El gigante islandés. Pocos años más tarde, en 1980, River Plate sorprendió al medio basquetbolístico al contratar a un enorme pivote islandés: Petur Gudmundsson, un joven de 21 años que llegó para reforzar a los millonarios en el torneo porteño, ya que la Liga Nacional todavía era una utopía que vivía en la cabeza de León Najnudel y otros entrenadores.
En un básquet que promediaba planteles con 1,90 de estatura, los 2,20 metros del gigante islandés parecían de otro planeta. La sola presencia del “lungo” rubio era una enorme atracción, pero su técnica para el básquet era limitada. Ferro Carril Oeste, con los norteamericanos George Berry y Bill Terry, marcaban diferencias, y la dirigencia riverplatense, empeñada en competir con los de Caballito, evaluó que Gudmundsson aportaba más exotismo que soluciones. Fue por ello que su paso por el club terminó siendo efímero.
El islandés no se rindió. Fue a estudiar a la Universidad de Washington, en Estados Unidos, y no pasó mucho tiempo para que fuera drafteado por Portland Blazers. Pocos se acordaban de él en Argentina cuando en 1985 los más fanáticos del básquet lo descubrieron en las revistas de la NBA (por entonces la TV no emitía partidos de esa Liga) participando en uno de los mejores equipos de toda la historia: Los Angeles Lakers de Magic Johnson, Kareem Abdul Jabbar, James Worthy y con Pat Riley como entrenador. Su carrera en el más alto nivel se extendió hasta 1989, cuando cerró su campaña en San Antonio Spurs. Gudmundsson es, hasta hoy, el único basquetbolista islandés en jugar en la NBA. Él, el fútbol y el ajedrez pusieron a Islandia en el mapa.
ISLANDIA PARTICIPÓ EN 2016 POR PRIMERA VEZ EN LA EUROCOPA DE FÚTBOL Y VENCIÓ A INGLATERRA EN OCTAVOS DE FINAL.