Investigan a chofer del jefe policial por una pelea callejera
Dos uniformados quedaron presos acusados de matar a un adolescente el miércoles, en barrio Marqués Anexo. Los agentes aseguraron que se había tratado de un tiroteo cruzado. El peritaje de la Policía Judicial demostró que el arma secuestrada al joven de 1
Un “gatillo fácil” es la hipótesis que hoy guía la investigación por el crimen de Walter Exequiel Varela, un adolescente de 17 años que el miércoles murió a metros de su casa de Marqués Anexo alcanzado por un balazo policial.
Si bien, en un primer momento, desde la Policía se sostuvo que hubo un enfrentamiento a los tiros entre el joven y los dos policías que intentaron detenerlo, ya que lo acusaban de cometer un arrebato minutos antes, ayer el fiscal que investiga ordenó detener a ambos uniformados, pues un primer peritaje determinó que el revólver que se le secuestró a Varela no estaba operativo. Es decir, no funcionaba y era imposible que hubiera disparado con él, tal como sostenía la versión policial.
Ante esto, minutos después del mediodía de ayer, el fiscal de Distrito 3 Turno 6 de la ciudad de Córdoba, Iván Rodríguez, ordenó la detención de los dos policías que participaron del operativo, identificados como Carlos Mariano Jaime (25 años, de jerarquía cabo) y Brian David Agüero (26, oficial ayudante), a quienes imputó por los delitos de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y por encubrimiento agravado, respectivamente.
Las capturas se concretaron minutos después.
Ahora, los policías deberán asignar un abogado defensor y se estima que, en los primeros días de la semana que viene, serán llevados por el Servicio Penitenciario hacia la fiscalía, en el edificio de Tribunales 2, para que puedan dar su versión ante el fiscal.
A la mañana
De acuerdo con fuentes judiciales y policiales, el crimen de Varela se produjo minutos antes de las 12 del miércoles último. A esa hora, una mujer denunció que dos jóvenes le habían arrebatado la cartera cuando iba caminando por Los Regidores al 1100.
De inmediato, una patrulla policial llegó hasta la zona y en la esquina de 9 de Julio y Pimentel divisó a dos sospechosos que comenzaron a correr cuando vieron el móvil –según la versión que se investiga–, por lo que se inició una breve persecución.
Fue entonces que Varela recibió un balazo disparado por uno de los policías. El proyectil le ingresó por el costado izquierdo del tórax, según apuntó luego la médica que lo asistió en el hospital Infantil, adonde fue
LA HIPÓTESIS OFICIAL ADVIERTE DE QUE SI EL REVÓLVER QUE SE LE SECUESTRÓ AL JOVEN NO PODÍA SER DISPARADO, ENTONCES NO PUDO EXISTIR UN TIROTEO.
trasladado por sus familiares en un vehículo particular. Al nosocomio llegó ya sin vida.
Según los policías, Varela iba armado y les disparó cuando intentaba escapar, por lo que ellos repelieron esta agresión con más tiros.
El adolescente cayó malherido en un angosto pasaje de tierra que une De la Recova con Del Acueducto. Allí, a pocos metros, estaba su casa.
En el lugar, se secuestró un revólver calibre 22 largo, con la numeración completa.
Ayer a la mañana, el fiscal Rodríguez recibió el informe de los peritos de Policía Judicial, que indicaba que ese revólver no estaba operativo y que jamás pudo haber sido disparado.
Ante esto, el funcionario judicial sospecha que los policías fraguaron la versión de lo sucedido y mintieron en cuanto a que hubo un inter cambio de disparos.
Se cree que, en realidad, sólo dispararon los policías. Varela cayó muerto a pocos metros de su casa.
El mismo mediodía en que ocurrió el crimen, familiares y vecinos del joven, quien vivía en la zona conocida como El Pueblito, dentro de Marqués Anexo, denunciaron que se había tratado de un caso de “gatillo fácil” e insistieron que Varela no había disparado. Hubo manifestaciones ese día y ayer, y reclamaron que los policías fueran detenidos.
Incluso, contaron que uno de los agentes que participó del operativo, a quien apodan “Palomo”, hace tiempo que patrulla ese sector de la ciudad y mantiene un trato conflictivo con los jóvenes de la zona. Según dijeron, cada vez que pasaba en su patrullero, intercambian insultos y amenazas.