Monólogos sobre la ficción y lo real
“La tiranía de los secretos” ref lexiona sobre la construcción de la verdad. Cipriano Argüello Pitt dirige la obra escrita por el dramaturgo mejicano David Gaitán.
Cinco actores escribieron cinco renglones de los que nacieron cinco monólogos. La tiranía de los secretos surgió del encuentro de Cipriano Argüello Pitt y David Gaitán. El cordobés y su par mejicano decidieron hacer algo más allá de la visita de amigos. Durante la residencia de intercambio artístico en DocumentA, se plantearon inquietudes en común con respecto a la búsqueda teatral.
“Convocamos a cinco actores sin idea de montar una obra. Después de una semana intensa, nos miramos y dijimos ‘acá hay material para obra’. David, quien tiene un oficio de dramaturgo importante, escribió el texto, un modo de trabajar a la distancia”, dice Argüello Pitt.
Para la escritura se pidió a los actores que escribieran cinco renglones sobre la experiencia de trabajo y Gaitán armó el texto a partir de ese material.
Los temas que los convocaron fueron básicamente dos: el vínculo entre lo real y la ficción, ese límite propio del teatro que, por un lado, es real por la presencia del actor y, por el otro, lo que dice es representación. “Hay un pequeño hiato que tiene que ver con la biografía. Por otro lado, apareció el tema de las virtualidades, los discursos mediatizados y el problema con respecto al lugar donde se sitúa la verdad. En la construcción del discurso, uno no sabe qué es verdadero y qué, falso. El discurso se plantea como una proclama social, más que como algo que está ocurriendo de verdad”, dice el director.
La tiranía de los secretos es una obra donde las historias se cruzan constantemente.
“Los secretos surgieron en la escena. El secreto es algo que uno inventa, con la memoria, para poder acomodarlo. Nunca se revela del todo. El secreto contado deja de serlo y transforma al otro en un confidente, un cómplice a quien se le pide ayuda”, comenta Cipriano.
La operación para la obra fue intercambiar los secretos de los actores. Cada uno defiende en su monólogo el discurso que no le pertenece.
Elvira Bo, Marcos Bueno, Pablo Huespe, Matías Laguna y Cecilia Pasquini interpretan el discurso del que entregaba pastillas abortivas de adolescente; el que robó en la infancia una tortuga de plastilina y eso está ligado con alguien que colecciona objetos inservibles; quien tiene un amante y miente; otro que se masturba y busca un orgasmo permanente; la adicta a la cultura del entretenimiento. “Los monólogos están vinculados a la problemática de lo contemporáneo, al modo como estamos cruzados por la información y vamos construyendo discursos y necesidades que no son tales”.
Cuenta el director que en la indagación los actores se expusieron mucho a sí mismos.
“Se preguntaron hasta dónde se podía decir tal cosa. El texto nos puso a discutir y apareció la moral, cómo defender eso, actuarlo, que es la problemática de la actuación. Aparecieron además problemas morales y cuestiones en torno a la vulnerabilidad de lo íntimo. Eso me conmueve de ellos, al mismo tiempo de que se arma el dispositivo performático, fragmentario, con el que se entra en la intimidad”, señala el director. El tema conduce a Facebook y al millón de amigos. “El texto dice en un momento: ‘A qué nos estamos exponiendo con tantos amigos’. Una pregunta interesante”.
La tiranía de los secretos tiene música en vivo. “El trabajo de Lala Disandro en escena es excepcional”.
El dramaturgo mejicano David Gaitán pasó por el Mercosur con su versión de Antígona. “Tiene poco más de 30 años y es muy reconocido en su país. Produce en muchos formatos, desde lo experimental hasta los formatos públicos, que es una puesta muy grande. Acaba de estrenar Un enemigo del pueblo”, cierra Cipriano.