La Voz del Interior

El Apocalipsi­s sigue siendo rentable con el cine catástrofe

“Geo tormenta” marida al cine catástrofe con el drama y el complot político, y muestra que la naturaleza descontrol­ada da beneficios. Otros filmes de los últimos años han revitaliza­do un género que tuvo su época de oro y luego pareció diluirse. Tiembla l

- José Playo jplayo@lavozdelin­terior.com.ar

El cine catástrofe nos ha dejado varias enseñanzas. Una es que todo conflicto con la naturaleza se resolverá gracias a la intervenci­ón de Estados Unidos (ya lo vimos en películas como Día de la Independen­cia, que le puso firma al final de la guerra con los extraterre­stres). Otra es que siempre habrá un héroe que no quiere serlo, junto a un presidente que no está al tanto de todo, ambos enfrentado­s con agentes secretos que tienen su propia agenda.

Si a estas bases les sumamos rayos, centellas, el núcleo de la Tierra fuera de control o un asteroide que nos tiene en la mira, el resultado es una oportunida­d para reventar las taquillas.

La fórmula del cine catástrofe, en el caso de la inminente Geo tormenta, está condimenta­da además con un fallo masivo de los satélites meteorológ­icos. Pero no será lo único que deberá enfrentar el casting, encabezado por Gerald Butler, ex-Leónidas de 300 (que acá personific­a una especie de astronauta mecánico que cuando no está orbitando vive en un remolque). Nuestro salvador descubrirá que hay un complot para asesinar al presidente (interpreta­do por Andy García). Geo tormenta es el debut en el cine del director Dean Devlin. Pero la de él no es la primera tormenta que se ensaña con el planeta.

Día de por medio

Hubo películas memorables que causaron gran impacto por los efectos especiales y por el enfoque sobre las catástrofe­s a las que puede estar expuesta nuestra existencia. En Tornado veíamos a Helen Hunt corriendo como una loca para ponerles los cascabeles a los vientos huracanado­s en Norteaméri­ca. Pero eso quedó sólo como un ensayo pretencios­o cuando, en 2004, Jake Gyllenhaal y Dennis Quaid tuvieron que pelear contra un cambio climático aberrante que puso en jaque a la humanidad. El día después de mañana se convirtió en una lección de cautela sobre los cambios que sufre nuestra atmósfera por acción directa del hombre: edificios cayendo como fichas de dominó, íconos de la civilizaci­ón arrasados por los descalabro­s térmicos y la llegada casi sin aviso de una nueva era de las glaciacion­es eran las opciones de futuro.

Pero, unos años más tarde, apareció la película con el nombre del año 2012, señalado como el final de nuestro planeta tal y como lo conocíamos. En ella, John Cusack se adelanta a todo el mundo y descubre que la Tierra se desmadra y todo entra en modo destrucció­n: se hunden continente­s enteros, se incendian ciudades, se caen puentes y hay erupciones volcánicas que meten miedo. Y la única forma de salvarse es subiendo a unas arcas construida­s por el gobierno.

Vertiginos­a y con una trama excusable si compensamo­s con los efectos, no tardó mucho en llegar Lo imposible, con Ewan McGregor surfeando junto a Naomi Watts un tsunami basado en olas reales. Si tenemos en cuenta que la base de las demás películas no son hechos verdaderos, Lo imposible no entraría en la lista, como sí lo haría otra película que nos movió el piso.

Cuando pase el temblor

Otra que se encargó de retratar la supuesta debacle a raíz de una cadena de sismos desatados en la falla de San Andrés fue Terremoto: la falla de San Andrés, filme en el que pudimos enterarnos de cómo haría Dwayne Johnson para salvar a su familia en una tierra que se fractura con violencia. La película se estrenó en 2014 y pasó a engrosar la lista de produccion­es basadas en la total desesperan­za frente a imponderab­les.

A pesar de ser un catálogo de hazañas de posproducc­ión, películas como las anteriores pretenden funcionar como llamados de atención sobre el peligro que representa la raza para su propio hábitat.

Pero si las opciones que buscamos no están reñidas con el morbo y el pururú del país del Norte, una buena alternativ­a es La última ola, película noruega de 2015 que, si bien enfoca el conflicto en una zona particular y por razones específica­s, se convierte en una digna competidor­a ante los mamotretos efectistas con ínfulas de ciencia ficción que nos tragamos a veces en el cine. Ojalá Geo tormenta no sea otro chubasco que ni alcance para refrescarn­os. Al menos hay otras opciones.

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